¿Y ahora, qué? El Banco de Inglaterra se retracta de su política de forward guidance

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Bank of England, Flickr, Creative Commons

Sólo siete meses le ha durado al Banco de Inglaterra su estrategia de forward guidance, en la que vinculaba una eventual subida de los tipos de interés a que la tasa de empleo cayera por debajo del 7%. Mark Carney, gobernador de la Vieja Dama y pionero en esta estrategia de comunicación a los mercados, que ya empleó durante su presidencia del Banco de Canadá, ha tenido que retractarse al presentar Reino Unido una tasa de crecimiento más fuerte de la esperada inicialmente, y con esta medida ha puesto en cuestionamiento la credibilidad del banco central, como ya venían advirtiendo desde hace meses gestoras como Schroders o M&G Investments.

Azad Zangana, economista de Schroders, ha declarado con respecto a esta decisión –publicada en el último Informe sobre Inflación del banco- “que su adopción subraya la reticencia del BoE a subir los tipos de interés”. En parte debido a que la fuerte apreciación de la libra esterlina ha contribuido al descenso de la inflación, que se mantiene por debajo del objetivo del 2% fijado por el banco central. Para Zangana, esto es “un signo de que el Banco de Inglaterra piensa que es demasiado agresivo que el mercado esté poniendo en precio una subida de tipos a principios de 2015”.

El economista puntualiza que la previsión de crecimiento del PIB de la autoridad monetaria británica es del 3,4%, frente a la previsión del 2,4% de Schroders, “y más elevada que cualquier otro pronóstico que pudimos encontrar”, según Zangana, que concluye que “a no ser que el BoE haya visto algo que el mercado haya ignorado, esperamos que sean forzados a rebajar su previsión en los próximos meses”.

“La motivación de Mark Carney para introducir la visibilidad o forward guidance era persuadir a los consumidores y negocios para gastar más, al convencerles de que los tipos permanecerían al 0,5% por lo menos hasta después de las elecciones generales de 2015. Su última innovación en política monetaria le permitirá continuar persiguiendo este objetivo” interpreta Simon Ward, economista jefe de Henderson Global Investors.

A partir de la observación del documento, Ward observa que la estimación de la autoridad monetaria británica para el intervalo de producción sea de entre el 1% y el 1,5% del PIB, pero no ha dado más detalles sobre este potencial crecimiento de la producción. “En otras palabras, se ha dado a sí mismo la flexibilidad máxima para revisar sus cálculos para ajustarlos al dictamen del Comité de Política Monetaria”, afirma Ward, que pone el acento sobre otros elementos de la nueva batería de previsiones de la Vieja Dama.

Entre ellas, figuran la expectativa de que el desempleo caiga más del 0,5% durante el tercer trimestre del año y que el crecimiento medio de los beneficios repunte desde el 0,9% actual hasta el 2% para las mismas fechas, así como que la expansión de la productividad se recupere un 1% para entonces. “Estas opiniones implican un elevado obstáculo para sorprender al Comité lo suficiente como para que endurezca su política monetaria este año”, afirma el economista jefe de Henderson.

“El alcance temporal limitado de esta fase de forward guidance respalda la idea de que no es un marco monetario realmente sólido y que esta política representa importantes riesgos cuando se ven cambios posibles en los tipos de interés como condición de determinados datos económicos específicos”, afirma por su parte Chris Iggo, director de inversión de renta fija de AXA IM. La decisión de Carney supone la vuelta de la autoridad monetaria a la política pre-crisis de vigilancia de la evolución de los datos macro y la toma de decisiones en el seno de las reuniones del Comité de Política Monetaria. Según Iggo, esto supone que “hay más incertidumbre acerca de cuándo se subirán los tipos de interés dado que la decisión no estará condicionada a un conjunto de factores limitado”, como por ejemplo la tasa de desempleo. Entre el conjunto de datos que se vigilarán a partir de ahora –Carney ha mencionado hasta 18 indicadores- figuran la tasa de reposición, la media de horas trabajadas o la relación de vacantes con respecto a la tasa de empleo.

“Este cambio en el enfoque no significa necesariamente que estemos más cerca de una subida de tipos. De hecho, minimizar la importancia de la tasa de desempleo significa que el Comité de Política Monetaria puede mantener su política ultra-acomodaticia con tasas de desempleo más bajas”, continúa Iggo, que también destaca que el BoE haya fijado una previsión de crecimiento de PIB tan sólida, que implicaría que la tasa de desempleo podría caer por debajo del 6,5% antes de 2015, la fecha esperada.

En cualquier caso, todo queda condicionado a lo que haga la inflación, pues como asevera el responsable de AXA IM, “si la inflación sigue tan baja, los tipos seguirán bajos por más tiempo”. Y si no es así, lo más probable es que el mercado presione al Banco de Inglaterra para que anticipe el momento de subida de tipos de interés. “Dado los malos antecedentes del Comité de Política Monetaria en sus previsiones de inflación, este sigue siendo el riesgo principal y significa que la parte abultada de los bonos soberanos sigue siendo vulnerable”, concluye Iggo.

“Básicamente, lo que está intentando hacer el Banco de Inglaterra es poner un objetivo de crecimiento del PIB nominal, un marco que implica vigilar tanto el nivel de inflación como el nivel de crecimiento económico real. Como se tarda en conseguir los datos del PIB, se ha elegido la tasa de desempleo en representación del mismo" concluye Jean Médécin, miembro del comité de inversiones de Carmignac. Sin embargo, Médécin constata que "desafortunadamente, la relación entre el crecimiento económico real y el desempleo se ha roto recientemente, reflejando probablemente un mercado mucho más flexible y fluido". Por ello, el experto considera que ahora la entidad monetaria prefiera confiar en una batería más amplia de indicadores "para conseguir una fotografía más exacta del estado de la economía". "Esto debería permitir una gestión más precisa para la política monetaria pero también empaña la visibilidad sobre el nivel futuro de los tipos de interés”, sentencia el experto.