Vuelve el apetitio por la deuda corporativa

rojo - noticia
Joel Filipe (Unsplash)

Un año después del colapso de Lehman, la sangre ha vuelto a correr por las venas de los gestores y ahorradores. La evolución de la cartera de deuda de los fondos españoles es una prueba de ello.Según los últimos datos de la CNMV, a finales del tercer trimestre de 2008, quince días después de la quiebra de Lehman, los activos monetarios públicos, los más seguros, sumaban 4.488 millones de euros.Tres meses más tarde ya eran 7.671; y a finales de marzo de 2009 el volumen de este papel del gobierno a corto plazo ascendía a 10.146 millones de euros, un 126% más que en el momento de la bancarrota de Lehman. La deuda pública a más largo plazo también se incrementó en ese periodo, aunque a menor ritmo, un 17,25%. Este incremento reflejó una huida hacia la calidad después de que muchas empresas y fondos se tuvieran que quedar con el papel emitido por Lehman tras su quiebra.Como consecuencia, el peso de la deuda privada comenzó a descender. El papel corporativo a más corto plazo cayó desde los 30.277 millones de septiembre de 2008 a los 16.276 de finales de año hasta alcanzar los 14.273 en marzo de 2009.En total, la reducción de los activos monetarios privados fue en este periodo del 52,8%. Los bonos corporativos no monetarios aguantaron algo mejor. Entre septiembre y diciembre de 2008 el peso de este papel aumentó ligeramente; sin embargo, en los primeros meses de 2009 se redujo un 6,5% hasta los 22.855 millones.Pero a partir de la primavera las cosas comenzaron a cambiar. Ahora la deuda corporativa vuelve a ser una opción. Según explica el responsable de BNY Mellon en España, Sasha Evers, “la extrema aversión al riesgo se ha comenzado a corregir. Los inversores buscan otras alternativas, esperando obtener mayores rentabilidades, por eso se ha producido una reducción de los diferenciales en la deuda corporativa”. Según Evers, “los flujos de dinero van a seguir yendo hacia la deuda empresarial, no sólo de grado de inversión sino también de alta rentabilidad (high yield)”.Aunque todavía no hay datos agregados, existen ejemplos que evidencian esta tendencia. Eric Le Coz, miembro del Comité de Inversión de Carmignac Gestión, explica que desde principios de 2009 el componente de deuda de las carteras de los dos fondos en los que se manifiesta fundamentalmente la exposición a renta fija (Carmignac Sécurité y Carmignac Patrimoine) ha evolucionado en función de la situación macroeconómica. En enero de 2009, la exposición de Carmignac Sécurité a la deuda pública era del 35%, mientras que la deuda corporativa representaba el 48,4%. Siguiendo los pasos de la normalización progresiva del contexto económico, a 20 de agosto el peso de la deuda pública era del 14,8% y de la corporativa del 57,1%.El fortalecimiento del papel empresarial se ha realizado en dos fases. Le Coz explica que en los primeros meses, en un clima económico aún incierto, la estrategia consistió en seleccionar activos de deuda privada de calidad con duraciones generalmente inferiores a 5 años y con un riesgo de impago muy bajo. A partir de mediados de marzo, el interés se extendió a los valores bancarios y a ciertos sectores (industria, materiales, energía, consumo cíclico) en los que los diferenciales ofrecían un potencial de reducción importante.El aumento del peso de la renta fija privada en las carteras de los fondos es generalizado. El responsable de deuda pública de SWIP, Graeme Caughey, asegura que han ido elevando gradualmente la exposición de la deuda privada en las carteras de deuda pública, al tiempo que se ha incrementado la ponderación de la deuda indexada para protegerse frente a potenciales subidas de la inflación.Según datos de Morningstar, fondos como Banif RF Corto Plazo ha incrementado el peso de la renta fija corporativa (no de EEUU) desde el 57,3% de marzo de 2009 al 65,6% de junio, una evolución que se repite en otros productos como Banesto Renta Fija Bonos (del 41,4% al 50,6%) o Santander Renta Fija (del 19% al 24,6%).Hay otro síntoma evidente del creciente atractivo de la deuda corporativa: las gestoras han lanzado nuevos fondos. Desde marzo la oferta se ha ampliado con alrededor de una quincena de productos especializados no sólo en deuda de elevada calificación crediticia sino también high yield y emergentes.