Vontobel Fund TwentyFour Strategic Income Fund: consistencia fruto de un proceso estructurado

Mark Holman (Vontobel)
Mark Holman (Vontobel) Foto cedida

El TwentyFour Strategic Income de Vontobel AM persigue dos objetivos fundamentales: la generación de rentas y la apreciación del capital. Sin olvidar la regla de oro de la renta fija, la clase de activo de la que bebe: la preservación del capital. El equipo gestor está liderado por Mark Holman, consejero delegado de TwentyFour. Apoyan en las labores como gestores Gary Kirk y Felipe Villarroel, ambos también partners de la boutique especializada en renta fija.

Este fondo con Sello FundsPeople 2020 por su doble calificación de Blockbuster y Consistente puede moverse con flexibilidad por todo el espectro de la renta fija, según lo determine la visión que el gestor tenga sobre el riesgo y la rentabilidad en cada momento. “Los gestores hacen gran hincapié en el valor relativo de alta convicción junto con la liquidez y la flexibilidad, lo que significa que pueden adaptar rápidamente la cartera a las condiciones económicas y de mercado”, explican los gestores. Un elemento diferencial clave es que el fondo no utiliza la gestión de la divisa como motor de rentabilidad. También cabría destacar que puede utilizar derivados, pero solo para la cobertura de riesgos de tipos de interés, de duración y de crédito.

Quizás el secreto de su consistencia esté en el proceso de inversión tan estructurado que siguen. Es una guía para la construcción de la cartera que, en opinión del equipo gestor, maximiza la diversificación y limitando el riesgo a través de estos diferentes pasos.

Primero vendría la asignación de activos top-down, que parte de la generación de ideas:

1.El equipo tiene una reunión mensual en la que se analiza la situación macro: PIBs, índices manufactureros, crecimientos, escenarios de bancos centrales, comportamiento de mercados de renta fija y renta variable…. Esta reunión les lleva el día entero y en ella se deciden las estrategias a desarrollar.

2. Después de revisar los datos macro y la evolución de los distintos mercados relevantes, además del valor relativo entre estos tipos de activos, el equipo discute potenciales estrategias de cobertura. Esto sería principalmente del riesgo de duración, riesgo de crédito y eventos específicos, como unas elecciones.

3. Como producto final de dicha reunión, se decide la asignación de los fondos de TwentyFour, incluido el Global Unconstrained.

4. Todas las semanas se revisa la asignación de activos y discuten cambios potenciales. A la hora de elegir tipos de activos se siguen estos límites internos.

Después se pasa a la visión bottom-up:

A- Cualquier miembro del equipo puede presentar una idea de inversión. En esta primera aproximación a las ideas de inversión si solo una persona del equipo ejerce su opción de veto la idea no sigue adelante. “Todo esto se hace para evitar riesgos“, explican.

B- Si alguna de estas ideas consigue pasar ese primer corte, se hará un análisis detallado del bono en particular hablando con el equipo de alta dirección de la compañía, con los directores de relación con inversores, utilizando análisis propios y de terceros. Todos estos informes se pasan a todos los miembros del equipo para la toma de la decisión.

C- Si todos los miembros del equipo están de acuerdo en el bono que se discute se introduce en el portfolio y se pasará a la monitorización constante junto.

Actualización de la cartera

“Es imposible ignorar la venta que se produjo en marzo de 2020 entre los activos de riesgo, ya que el impacto de la pandemia de coronavirus se hizo evidente. La escala y la velocidad de los movimientos del mercado fueron más severas que durante los primeros días de la crisis financiera mundial en 2008”, rememoran los gestores. El fondo entró en 2020 posicionado para un ciclo tardío y caro, y tal vez en una corrección tardía. Pero no preparado para una profunda recesión mundial. Tenían un 30% en bonos del tesoro y efectivo, que, en retrospectiva, podría haber sido más alto.

Pero pocos pueden afirmar haber previsto una crisis como la vivida. Además, al equipo gestor le parece que los mercados reaccionaron de manera exagerada en marzo. Así, decidieron hacer uso de su flexibilidad y aprovechar la corrección para captar las oportunidades en bonos de alta calidad cuyas tires habían subido. 

Tras la tormenta, en junio los gestores optaron por replegar velas. No fueron activos en la oleada de nuevas emisiones que llegaron a los mercados y prefirieron ser selectivos. “Lo que resultó ser la opción correcta ya que varias operaciones recientes se negociaron por debajo de los niveles de oferta”, cuentan.

En general, los gestores no hicieron ningún cambio en su asignación en crédito, manteniendo un elevado colchón de liquidez compuesto por efectivo y títulos del Tesoro de Estados Unidos a corto plazo. Sin embargo, el equipo siguió revisando activamente las posiciones y rotó algunas posiciones hacia títulos que ofrecían un mejor valor, en particular en el mercado de nuevas emisiones, pero manteniendo la prudencia en la selección. Se centraron en valores de alta calidad con buena visibilidad en cuanto a beneficios y un sólido balance para capear cualquier futuro brote del COVID-19 y los posteriores bloqueos, pero buscaron mejorar el rendimiento y la duración del diferencial de crédito de la cartera.