Una Fed dovish ante el Congreso deja la puerta abierta a un recorte de tipos en julio

Jerome Powell, Reserva Federal
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Puede que las tensiones entre Estados Unidos y China se hayan calmado, pero el recorte de tipos de interés por parte de la Reserva Federal sigue claramente encima de la mesa. Así lo interpretan las gestoras internacionales del último discurso de Jerome Powell. El presidente de la Fed habló la tarde del miércoles en el testimonio anual de la entidad monetaria ante en Congreso de Estados Unidos. Powell resaltó en múltiples ocasiones las incertidumbres que ve en la economía local y global. Para las firmas internacionales es un claro mensaje de que el 31 de julio habrá una bajada de tipos de 25 puntos básicos. “La fuerza del dato de empleo de la semana pasada llevó a algunos a pensar que la Reserva Federal podría hacer una pausa para pensar. Está claro que no lo harán”, sentencia James Mc Cann, economista senior de Aberdeen Standard Investment.

Un tono tan cauto sorprende ligeramente a expertos como Michael Swell, co responsable de gestión de carteras de renta fija de Goldman Sachs Asset Management. Especialmente teniendo en cuenta los avances en materia comercial tras la reunión del G-20 el mes pasado y el reciente rebote en el empleo estadounidense.

La clave de su postura está en el empleo. Preguntado por si los últimos datos del mercado laboral americano han cambiado su opinión Powell contestó con claridad: “La respuesta corta es que no”. Como explica Swell, varios miembros de la Fed ven matices preocupantes. Tanto Powell como el vicepresidente de la entidad Richard Clarida han llamado la atención a las disparidades entre grupos demográficos. Esa ralentización en ciertos nichos del mercado ha sido un factor decisivo en el giro dovish de la Reserva Federal. David Alexander Meier, del departamento de análisis económico de Julius Baer, coincide en este punto. Interpreta que los políticos han favorecido los riesgos a la baja frente a las buenas cifras del mercado laboral del pasado viernes. Recuerda además que Powell ha defendido que la Fed sustentará la fase de expansión record de Estados Unidos, que ya encadena 122 meses de crecimiento.

Da la sensación de que la Fed prefiere tomar medidas preventivas. Oliver Blackbourn, gestor del equipo de multiactivos de Janus Henderson Investors, recuerda una frase del propio Powell: “Una onza de prevención vale más que una onza de cura”. Es cierto que, como ve Mc Cann, desde el punto de vista de la inflación el panorama parece lo suficientemente agrio como para justificar una reacción. Pero por el lado del crecimiento, no hay nada en los datos que sugiera que un recorte tipos sea estrictamente necesario. “Es un poco preocupante porque está reaccionando a lo que podría suceder en lugar de lo que realmente está sucediendo, pero probablemente la institución no cree que hay poco que perder por actuar proactivamente en esta etapa”, concluye.

Y algunas gestoras no creen que el recorte de julio sea el último paso en firme de la Fed. GSAM interpreta los comentarios de Powell sobre la ralentización económica en un panorama de inflación nula y elevada incertidumbre como justificantes de recortes en una o dos de las reuniones de este año. Como bien apunta Blackbourn, el mercado está dando una probabilidad del 85% a dos o más recortes de aquí a final de año. Esto es, prácticamente una por cada reunión. El gestor no lo ve descabellado. La Fed no tiene mucho margen de maniobra desde aquí si la economía se deteriora con rapidez. “Cualquier recorte se puede justificar con las tensiones comerciales sin resolver, expectativas de una ralentización económica en el verano y el hecho de que la inflación sigue empecinadamente baja”, insiste.

El mercado de momento no se preocupa de las implicaciones a medio plazo de la incertidumbre que tanto destacó Powell. La bolsa se mueve estos días con una tendencia positiva. El S&P500 llegó a superar los 3.000 puntos la sesión de la comparecencia. La primera vez en la historia que ocurre.