Una estrategia basada en una estricta disciplina

Nick Clay (BNY Mellon)
Foto cedida por BNY Mellon Investment Management.

TRIBUNA de Nick Clay, responsable del equipo de Renta Variable Global de Newton IM, filial de BNY Mellon Investment Management. Comentario patrocinado por BNY Mellon Investment Management.

Con una estrategia que lleva convenciendo a los inversores desde noviembre de 2005, el BNY Mellon Global Equity Income Fund ha obtenido este año el sello Blockbuster Funds People. El objetivo principal del fondo es generar rentabilidades basándose en los dividendos de las acciones y no tanto en el crecimiento de capital. Si consideramos que las empresas que pagan un dividendo más elevado pueden resultar poco interesantes, nos estamos equivocando por completo: desde un punto de vista estadístico, son precisamente estas empresas las que garantizan un crecimiento estable en el tiempo y ofrecen mayores rendimientos para los accionistas.

Por este motivo, es posible beneficiarse a largo plazo de un efecto acumulativo, ya sea por la rentabilidad por dividendo o por la tasa de crecimiento de las rentabilidades. De hecho, un estudio realizado por Arnott y Asness en 2003 demuestra que existe una relación positiva entre la tasa de dividendos distribuidos (ratio pay out) y el crecimiento de los ingresos en los 10 años posteriores: las empresas que pagaban dividendos más elevados fueron aquellas que, a posteriori, experimentaron un mayor crecimiento en los ingresos.

En términos generales, se puede afirmar que el fondo sigue una estrategia value, ya que se busca el valor en la generación estable de los flujos de caja. Aplica un enfoque riguroso y cuenta con una fuerte disciplina de compra y venta. Únicamente se compran empresas que presenten una rentabilidad por dividendo que supere la media del mercado (rentabilidad del índice FTSE World), como mínimo, en un 25%.

La valoración de las empresas se establece a partir de un análisis fundamental cuyo pilar principal son los flujos de caja estables en el tiempo. Como gestores, debemos ser pacientes. Aunque un valor nos resulte interesante, a menudo debemos esperar años hasta que los dividendos alcanzan niveles que nos permitan adquirirlo.

En el momento en que la rentabilidad por dividendo de una sociedad es inferior al umbral del 25%, el fondo está obligado a vender antes de seis meses. En algunos casos, esto puede llevarnos a adoptar una estrategia contraria; es decir, podemos encontrarnos en la situación de tener que vender títulos que pueden parecer interesantes en un determinado momento y comprar otros que parecen menos atractivos.

El diseño de esta estrategia se caracteriza por ser más resistente a las diversas turbulencias del mercado. De hecho, consigue generar rentabilidades interesantes incluso en mercados bajistas, principalmente gracias a la capitalización compuesta de los dividendos.

La disciplina del proceso consiste en determinar el universo de inversión, mientras que para la construcción de la cartera y la selección de títulos se consideran temas a largo plazo basados en los fundamentales y las valoraciones. A principios de año se hablaba de la desaceleración de la economía mundial y de una posible recesión. Por eso, en estos momentos, prefiere orientarse hacia sociedades más defensivas, sobreponderando las empresas con valoraciones más atractivas en el sector de consumo (tanto bienes como servicios), en particular aquellas relacionadas con el desarrollo de los países emergentes, seguido del sector tecnológico (aunque se excluyen grandes nombres como Amazon o Microsoft, que no responden a los requisitos de dividendos que establece la disciplina del proceso de inversión).

Por su parte, el sector de gas y petróleo y el industrial están infraponderados en la cartera. Respecto a las zonas geográficas, actualmente el fondo le otorga un mayor peso a EE.UU. y a Europa, si bien se centra principalmente en la procedencia de los ingresos y no tanto en el país donde esté domiciliada la empresa.