Una de vaqueros

Si algo se puede decir de los bonos venezolanos denominados en dólares sin temor a equivocarse es que son vehículos perfectos para apostar a los avatares políticos del país.

Como hemos mencionado en reportes anteriores, estos papeles tuvieron un rally de alrededor de 20 meses, que comenzó con la revelación de la enfermedad que aquejaba al presidente Chávez, lo que hizo suponer a analistas locales e internacionales que con un nuevo Presidente, aun de la misma tendencia del saliente, debería suceder un cambio en el modelo económico vigente que se traduciría en una reducción de riesgo y en una gran subida del precio de estos papeles.

Evidentemente, el cambio de modelo no se dio, y estamos regresando a los niveles de retornos del periodo 2009-2011, donde el Bono Global Venezuela 2027, un importante referente de esta familia de instrumentos, rentaba en un rango entre 12%-14%. Es importante recordar que tales retornos no sólo respondían a la dinámica local, sino también al coletazo dejado en los mercados de renta fija por la crisis de liquidez que siguió luego de la quiebra de Lehman Brothers.

Aquí estamos otra vez, con el riesgo país en escalada y viviendo de manera desordenada el proceso de ajuste económico que todos sabíamos que sucedería en el 2013.

Lamentablemente, la estrategia política del gobierno ha generado mucha confusión entre los analistas de inversión y el público que tiene posiciones en los títulos venezolanos, llegándose a afirmar que estamos a un paso de la insolvencia, hecho que no es cierto.

Para incrementar los pesares de la renta fija venezolana, los resultados electorales de Argentina, que sugieren el ocaso político de los Kitchner, han transformado a los títulos de renta fija de ese país en los nuevos “darling” del segmento de bonos basura, por las mismas razones que alimentaron al recién fallecido rally venezolano: viene un cambio político que augura racionalidad económica.

En estos momentos muchos analistas recomiendan vender Venezuela y comprar Argentina, la nueva tierra de oportunidades, y seguramente las presiones ocasionadas por las ventas para rebalancear portafolios institucionales generarán mucha volatilidad y una fuerte presión a la baja. Traders normalmente consultados para escribir esta columna hablan de iliquidez de los papeles reflejada en amplios diferenciales de compra y venta cotizados por los grandes intermediarios. No obstante, aun dentro de la histeria del momento títulos como el PDVSA 2014 con vencimiento dentro de 11 meses y rendimiento de 14,93%, lucen más que atractivos.

Como siempre que suceden estas caídas los fanáticos de nuestros títulos nacionales en moneda dura, se preguntan si es el momento de vender y olvidar para siempre estos instrumentos que les han dado tantas alegrías y frustraciones. La recomendación es dejar la emoción a un lado y pensar que la suerte de estos papeles en el próximo semestre se verá muy influenciada por los resultados de las elecciones del 8 de diciembre, que definirán cuán sólido será el piso político sobre el cual el Presidente Maduro construirá su estrategia de gobierno del 2014.

¿Comprar o vender?, si les sirve de algo recuerden aquella película de John Wayne (The Duke) donde interpretaba el rol de un recio vaquero contratado para llevar un rebaño de Texas al este de EE.UU., y debido a la guerra, sólo contaba con un puñado de adolescentes para cumplir su misión. ¿Su discurso motivacional? : “Muchachos, estos son los eventos que separan los niños de los hombres”.