Un nuevo estudio sobre el estado del bienestar

 

Ayer presentó la Fundación de Estudios Financieros el informe sobre el sector asegurador ante las transformaciones del estado del bienestar, en el que han participado profesionales de muy alto nivel, entre ellos, muy buenos amigos y personas con las que tengo la suerte de colaborar en docencia e investigación.

Hay una parte de este estudio dedicada a pensiones, no solo desde el punto de vista asegurador, sino de la propia estructura del sistema de pensiones en España. Las conclusiones van en la línea de que la última reforma implica una reducción de prestaciones que, probablemente no sea suficiente, y que es necesario complementar la pensión.

El Libro Blanco de pensiones de la Unión Europea, de forma sintética, acaba resumiendo que las dos variables clave para la sostenibilidad y adecuación de los sistemas de pensiones son aumentar la edad de jubilación (que implícitamente supone reducción de prestaciones) y desarrollo de sistemas complementarios. Las conclusiones que el equipo liderado por Montse Guillén, Inma Domínguez y Enrique Devesa obtienen están claramente en esa línea.

No estoy tan de acuerdo con otros planteamientos que consideran agotado nuestro actual modelo. Soy un ferviente defensor del análisis global y permanente de los sistemas de pensiones, y he publicado estudios sobre la aplicación de sistemas de contribución definida nocional, entre otros, pero creo que un sistema que endógenamente no sea sostenible no lo va a ser porque se cambie su método de financiación (por ejemplo, de reparto a capitalización). Primero, los sistemas deben estabilizarse, y para ello, magnitudes como la edad de jubilación, la relación entre aportaciones y prestaciones, y las pensiones mínimas son elementos indispensables. Con un buen balance de estas variables, podremos luego discutir sobre cuál es el mejor método financiero.