Un mes de mayo ¿demasiado? negativo

Kamil Molendys, Unsplash

Mayo ha sido un mes complicado para la economía mundial y para los mercados financieros internacionales. A pesar de que nuestra visión de medio plazo es la de una recuperación económica mundial muy moderada en términos históricos, creemos que los datos conocidos durante las últimas semanas habrían estado influenciados por factores temporales que podrían desaparecer en las próximas semanas.

Durante el mes de mayo, muchos de los riesgos que estaban latentes han acabado por manifestarse. En primer lugar, los datos macroeconómicos conocidos durante las últimas semanas estarían apuntando a  una desaceleración sensible de la actividad económica mundial. Además, la desaceleración económica es potencialmente más preocupante en Estados Unidos, pues se estaría produciendo en un momento en el que los estímulos monetarios y fiscales siguen plenamente activos. Cada vez parece más verosímil la hipótesis de que el crecimiento potencial y el desempleo estadounidenses podrían haber quedado afectados por la reciente crisis económica mundial. En otro orden de cosas,  varias agencias de rating han comenzado a mostrar preocupación ante la falta de compromiso con la consolidación presupuestaria en los Estados Unidos.

A estos factores se une el hecho de que los niveles de inflación general siguen por encima de los objetivos de las autoridades monetarias y la inflación subyacente sigue en aumento (aunque, eso sí, desde tasas muy moderadas). También el nuevo rescate a Grecia, que todavía tendrá que ser confirmado por los ministros de finanzas de la Eurozona a lo largo del mes de junio, no ha conseguido reducir significativamente las tensiones en los mercados de deuda periférica europea.

Por útlimo, a pesar de que los problemas de deuda periférica europea han contribuido a una apreciación de la divisa americana respecto del euro durante mayo, la enorme laxitud de la política monetaria americana, unida a la cercanía de nuevas subidas de tipos en la Eurozona, sigue contribuyendo a la debilidad del dólar en los primeros días de junio.

Claves de futuro

El resultado de todos estos factores ha sido una considerable corrección en los mercados de renta variable. A su vez, los temores a una desaceleración mundial están contribuyendo a mantener en niveles muy bajos las TIR de la deuda pública tanto en Estados Unidos como en Alemania. ¿Y de aquí en adelante? En nuestra opinión, deben destacarse los siguientes aspectos.

La falta de tracción de la economía mundial seguiría siendo compatible con nuestra visión de que la crisis económica mundial ha podido tener efectos negativos duraderos sobre el crecimiento potencial del PIB mundial.

Sin embargo, es posible que los datos macroeconómicos conocidos a lo largo del mes de mayo se hayan visto influenciados por factores de carácter temporal, que podrían desaparecer en las próximas semanas. En particular, resulta plausible pensar que la actividad económica mundial se ha podido ver influida por los problemas de Japón tras el terremoto y posterior tsunami (el peor comportamiento del sector manufacturero respecto del de servicios, en la medida en que éste último se ve menos afectado por los problemas de Japón, sería compatible con esta visión). En este sentido, no descartamos una cierta mejora de los indicadores macro durante el mes de junio, una vez que las cadenas de producción japonesas se normalicen plenamente.

La caída de los precios de las materias primas puede dar un respiro a los índices de inflación general, restando algo de presión que ahora existe sobre las autoridades monetarias mundiales. Esto podría ser bien recibido a corto plazo por los mercados financieros, aunque en todo caso no puede dejarse de señalar que lo más probable es que la inflación subyacente en todo el mundo siga creciendo.

La evolución del tipo de cambio del dólar seguirá muy influenciada por lo que vaya a ser la actitud de la Reserva Federal americana. Si la desaceleración económica y la menor presión inflacionista suavizan aún más la posición de la FED, no es imposible que el dólar siga su tendencia bajista. Para el más a largo plazo, y ha medida que se vaya aproximando definitivamente la normalización de la política monetaria americana, seguimos pensando que el dólar acabará apreciándose contra el euro.