Un buen año para los bonos High Yield

La boyante oferta de bonos High Yield y la continua búsqueda de rentabilidad por parte de los inversores, debería generar una gran entrada de flujos netos dentro de esta clase de activos este año. Por eso, desde ING IM esperamos una rentabilidad entre el 7% y 9% para los bonos corporativos de alta rentabilidad, acompañada de una caída de la tasa de defaults.

Con la TIR actual alrededor del 7% y el diferencial respecto a los bonos gubernamentales de similar duración cerca del 5%, los bonos High Yield todavía muestran un fuerte potencial de atractivas rentabilidades. Mientras que las TIR de los bonos corporativos sin grado de inversión han caído de nuevo a niveles anteriores a la crisis, las primas sobre los bonos del Gobierno se sitúan por encima de su media histórica, incluso a pesar de que el número de defaults ha caído fuertemente. Aunque la posibilidad de una revalorización en precio es reducida, no consideramos que los bonos High Yield estén sobrecomprados. En ING IM todavía los vemos como una de las clases de renta fija seleccionadas para este año por su atractiva rentabilidad vía cupones. Aunque este mercado no está libre de riesgo, creemos que 2011 será de nuevo un año positivo para los inversores de bonos High Yield.

Las perspectivas de crecimiento del PIB de los mercados desarrollados, en torno al 1,5% para Europa y del 3% para EEUU, son atractivas para el mercado de bonos corporativos. Un crecimiento económico menor, sobre todo negativo, podría ocasionar mayores defaults corporativos y aumentar la aversión al riesgo entre los inversores. Por el contrario, un crecimiento económico elevado podría tentar a las empresas a incrementar su actividad de fusiones y adquisiciones, expandir la capacidad productiva o devolver capital a los accionistas en forma de dividendos o compra de autocartera. En un entorno de bajo pero positivo crecimiento económico como el que esperamos para 2011, las compañías están atentas a los riesgos en sus mercados y prefieren amortizar deuda en lugar de aumentarla.

Muchas de las principales medidas de la salud de las empresas, como los beneficios, flujos de caja y apalancamiento, son muy fuertes, dada la significativa mejora de los ingresos de 2010 que ha contribuido a un descenso dramático de la tasa de impagos de las compañías emisoras de bonos. En 2010, la tasa de impago de los bonos corporativos High Yield se sitúo justo por debajo del 2%. Creemos que este año estará cerca del 1% y permanecerá baja durante el 2012. Esta tendencia se apoyará en la limitada cantidad de vencimientos próximos de bonos High Yield, que a su vez limita la necesidad de refinanciación de las compañías High Yield.

Lógicamente, la inversión de bonos High Yield conlleva riesgos. La rentabilidad sin riesgo no existe. Este año, el peligro para los bonos corporativos High Yield podría llegar por la caída del apetito por el riesgo, debido a más factores de riesgo sistemático tales como la crisis soberana del euro, disturbios en Oriente Medio y la actual situación de Japón. Sin embargo, incluso si todo esto se resuelve, seguiremos asistiendo a momentos de mayor volatilidad a causa de las sorpresas tanto positivas como negativas que se darán en el mercado.

Por otro lado, las subidas de tipos de interés también plantean una amenaza aunque, en este caso, el diferencial del crédito de los bonos High Yield actúa como escudo. Aquellos inversores interesados en el mercado de High Yield deberían explotar las distintas fuentes de Alpha potencial como la dispersión de rentabilidad a través de sectores, entre regiones y segmentos de calidad, entre las diferentes fases del ciclo del crédito y los perfiles de rentabilidad-riesgo a largo plazo que ofrece de la banda media del universo de High Yield.