Un año más... qué más da

Antes del recuento anual, preferible comenzar por decir que los resultados de los mercados de 2013 dejaron por los suelos los ánimos en los mercados emergentes y más aún en América Latina. También que aunque los mercados desarrollados seguirían atrayendo flujos en el corto plazo y ello se reflejaría en el desempeño de sus mercados accionarios, es imprescindible destacar que existen señales alentadoras en cuanto a la divergencia entre el desempeño de las acciones de países desarrollados y de países emergentes. Ésta luce excesiva dados los fundamentos relativos. La desaceleración de las utilidades corporativas en las economías emergentes habría tocado piso y los márgenes comenzarían a recuperarse y, por último, la dinámica en las fusiones y adquisiciones de empresas es positivamente elocuente.

El 2013 se caracterizó históricamente por una enorme brecha entre el desempeño de los mercados emergentes y los desarrollados, a favor de éstos últimos. En 2013 las acciones de mercados desarrolla dos rentaron 24% y las de emergentes - 5%. El índice Nikkei de Tokio lideró, con un alza de casi 40%, con el S&P estadounidense tocando un 30% y las acciones europeas subiendo 22 %. La otra cara de la moneda presenta a las acciones latinoamericanas bajando 16%, las de Europa emergente, Oriente Medio y África cayendo 8% y las asiáticas marginalmente negativas. En la región latinoamericana la bolsa peruana se desplomó 33%, seguida por la brasilera que cayó 29%, luego la chilena bajando 23%, la colombiana retrocediendo 21% y las acciones mexicanas cayeron “solo” 4%. Los bonos corporativos globales, los bonos de l Tesoro de los Estados Unidos, la renta fija High Yield en EEEUU y los bonos corporativos emergentes en dólares registraron rentabilidades de -4.5%, -3.2%, +7.4% y -1 .3%, respectivamente (los latinoamericanos cayeron 4.5%). Por un tema de base de comparación, los bonos europeos rebotaron entre 7% y 15%, según el nivel de riesgo.

Los retornos mencionados son en dólares norteamericanos. Las monedas emergentes se depreciaron, en general, el dólar y el euro se apreciaron y el yen se depreció, parte de la razón del “éxito” de las acciones niponas. Las materias primas cayeron luego de años de fuertes alzas. Los “sabores” que dejó 2013 son muy variados , desde lo más dulce hasta muy agraz, que es el caso de quienes estamos parados en mercados emergentes, más en América Latina. El año que acaba de terminar explica lo anterior –en resumen- por una recuperación con sorpresas positiva s en las economías desarrolladas, la desaceleración de las emergentes, el fin del boom del precio de las materias primas (he ahí uno de los motivos de que Latinoamérica terminara siendo la más fea de la fiesta) y varios hechos intra-regionales o de países.

Cumplimos así un quinquenio post Gran Crisis 2008-2009 con hechos, y comportamiento en los mercados sino “anormales”, bastante violentos y extremos. Obviamente con ánimos afectados -para el lado que sea- por lo vivido y la constante incertidumbre de “y ahora qué”.