Últimas observaciones de las gestoras internacionales sobre las elecciones en Reino Unido

Theresa May
The Prime Ministers Office, Flickr, Creative Commons

Apenas un año después de la votación del referéndum que ha cambiado el destino del Reino Unido, el país vuelve a citarse hoy con las urnas. Si bien hace unas semanas todos los participantes del mercado consideraban que el resultado electoral sería una clara victoria del Partido Conservador, en las últimas semanas el Partido Laborista ha recuperado parte del terreno perdido, introduciendo incertidumbre en las encuestas.

Con independencia de quién gane finalmente las elecciones, lo cierto es que en el último año la economía británica ha mantenido un comportamiento relativamente sólido. Tal y como indica Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, incluso se ha acelerado, al registrarse el repunte de las ventas minoristas y una mejoría del mercado laboral. Paolini atribuye este comportamiento en gran parte a “la caída de la libra esterlina en más de 13% desde comienzo de 2016, que impulsa su posición competitiva externa”, junto con “la política monetaria del Banco de Inglaterra”, que adoptó en agosto del año pasado nuevosestímulos para amortiguar el impacto del Brexit. De esta forma, el estratega constata que “Reino Unido es uno de dos países desarrollados que muestra mayor mejora macroeconómica últimamente (con Nueva Zelanda), y por valoración es el segundo mercado de acciones más atractivo de los principales desarrollados”.

Los expertos de Brandywine Global (filial de Legg Mason Global AM) contrastan estas afirmaciones con la constatación de que el crecimiento del PIB británico se ha ralentizado, cayendo por debajo de su tasa media de largo plazo del 2,6%. “El mayor riesgo para la economía es su sector más grande, el consumo”, explican. Sin embargo, consideran que otras áreas de la economía deberían compensar este peor comportamiento de los consumidores: “La fuerte caída de la libra ha empezado a hacer su trabajo, ayudando al sector exportador y, a cambio, dando una sacudida a la producción industrial manufacturera”.

“Aunque la temida recesión tras el Brexit no se ha materializado, puede que los votantes ya estén sintiendo un pellizco en sus bolsillos”, coincide Stefan Kreuzkamp, director de inversiones de Deutsche AM. Se refiere al incremento de la inflación como resultado del desplome de la libra y la recuperación del precio del petróleo, en contraste con la ausencia de crecimiento salarial, lo que merma el poder adquisitivo de los británicos. “Esto usualmente sería un mal augurio para las perspectivas de que el gobierno retenga o incremente su mayoría parlamentaria”, afirma el experto.

Una campaña confusa

Éste añade que su postura frente a las elecciones de hoy es cauta por una serie de interrogantes. En primer lugar, argumenta que Theresa May ha cometido una serie de errores de bulto durante la campaña electoral que han desviado la atención de los votantes a temas polémicos, frente a “áreas políticas como inmigración, finanzas gubernamentales y recortes fiscales a empresas, donde May podría haber tenido una historia para contar más popular”. En cambio, el experto se fija en que “las políticas de su oponente laborista Jeremy Corbyn pueden parecer prohibitivas, sin embargo han demostrado satisfacer a la multitud”, en el sentido de que el Partido Laborista ha sido capaz de hacer en campaña “un trabajo sorprendentemente bueno” a la hora de transmitir mensajes.

Entre medias, se ha mantenido un fuerte sentimiento de escepticismo en torno a los resultados de los sondeos electorales. Tal y como observa Kreuzkamp, “la resurrección de los laboristas inicialmente le debía mucho a ganar el apoyo de partidos más pequeños como los Verdes o los Liberal Demócratas, así como de muchos votantes jóvenes”. Así, la pregunta que es crítica a ojos del experto es “si estos grupos aparecerán en realidad para votar en las proporciones que están asumiendo los sondeos”.

Lucy O’Carroll, economista jefe en Aberdeen, explica por su parte que el programa del Partido Conservador “está sorprendentemente carente de detalles económicos”, algo que considera preocupante “porque tenemos poca idea de qué harán exactamente los conservadores si ganan o qué harán en materia fiscal y de gasto”. O’Carroll coincide con el experto de Deutsche AM en que “algunas afirmaciones durante la campaña también son preocupantes”, como por ejemplo la pretensión de reducir la inmigración al mismo tiempo que se asegura el bienestar económico del país durante el proceso del Brexit. Pone un ejemplo de esta contradicción: “La industria de la construcción de Reino Unido se apoya en gran medida en el trabajo de inmigrantes. Sin este recurso, ¿cómo se cumplirán las promesas de los conservadores sobre construcción de vivienda?”.

No obstante, la economista cree que “el Brexit es la mayor pregunta sin respuesta de todas”. La experta se refiere a la falta de información precisa después de que se activara el Artículo 50 en marzo, salvo por la afirmación de May de que ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo, en referencia a que adoptará una postura intransigente: “Todavía no está claro qué acuerdo está buscando el gobierno. El nivel de incertidumbre debilita seriamente la planificación empresarial y las previsiones económicas. Esto no significa que Reino Unido se dirija al desastre. Significa que el Brexit crea más incertidumbre de la que la economía británica se ha encontrado en mucho tiempo”, resume O’Carroll.

La economista indica que las negociaciones del Brexit comenzarán 11 días después de los comicios, aunque advierte que “puede no haber un gran progreso hasta que se celebren las elecciones alemanas en septiembre”. Basándose en la experiencia reciente, la experta concluye que “cualquier vacío o inacción podría ser ocupado en última instancia por la postura poco útil de legisladores británicos y de sus pares europeos, y los mercados financieros podrían responder en concordancia”.