Ucrania: todas las claves que el inversor debe tener en cuenta

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Vladimir Yaitskiy, Flickr, Creative Commons

La velocidad con la que se están sucediendo las noticias sobre la revolución que está viviendo Ucrania y el papel que Rusia pretende jugar en la crisis ha desatado la preocupación de los inversores, que ven en el posible enfrentamiento un obstáculo a la recuperación que apenas está empezando a abrirse camino en Europa. Como en crisis anteriores, las bolsas han sido el barómetro que ha indicado el grado de descontento de los inversores, especialmente la rusa: el lunes el índice RTS moscovita llegó a desplomarse un 20% aunque cerró la jornada con pérdidas del 12%; tras anunciar el martes Vladimir Putin que Rusia no intervendría militarmente Ucrania salvo en un caso extremo, el indicador rebotó hasta cerrar la sesión con un avance del 6,2%. El MICEX, principal indicador de la bolsa rusa, perdió en términos de capitalización 58.000 millones de euros en sólo tres días; cabe destacar que los juegos olímpicos de Sochi, los más caros de la historia, costaron 51.000 millones. El rublo también lo ha pagado, pues ha retrocedido hasta mínimos. 

Hace unos días se publicaba en Funds People una primera evaluación por parte de gestoras internacionales sobre las implicaciones económicas de la invasión de Rusia y, especialmente, sobre las repercusiones de que Ucrania se pueda declarar en quiebra. En una nueva edición del informe de Market Insights, los expertos de J.P.Morgan AM Alex Dryden y Stephanie Flanders constatan que “los acontecimientos en Ucrania han despertado claramente la aversión al riesgo entre los inversores y es probable que continúen generando volatilidad, sobre todo ahora que Ucrania parece estar a las puertas de una desordenada quiebra soberana. No obstante, y exceptuando la volatilidad, las consecuencias directas de los problemas de Ucrania sobre la economía y las finanzas mundiales deberían ser más bien limitadas”. 

Su primera evaluación sobre el último capítulo del conflicto es que “la implicación de Rusia eleva el potencial de contagio a otros mercados y la posibilidad de que los precios mundiales de la energía se vean afectados directa e indirectamente, dado el papel de Rusia como negociador en Oriente Próximo”. Con un matiz: “De producirse un distanciamiento entre Rusia y Occidente, la parte que saldrá peor parada será, casi con total seguridad, Rusia”

Más pesimista es su visión sobre el estado de la economía ucraniana: “Aunque los dirigentes occidentales le han prestado su apoyo diplomático, lo que el país necesita desesperadamente es apoyo financiero”. Ucrania, donde tanto la moneda nacional como las reservas de divisas extranjeras están en mínimos, ha cifrado sus necesidades en 35.000 millones de dólares. Pese a que el Gobierno interino ucraniano ya está negociando un acuerdo de rescate con el FMI y la entidad que preside Christine Lagarde ha mostrado su voluntad de evitar la quiebra del país, la opinión de los expertos de J.P. Morgan AM manifiestan que “no podemos descartar una posible quiebra soberana”. Aportan el siguiente dato: el coste de las coberturas frente a una hipotética quiebra de Ucrania ha aumentado 300 puntos básicos desde el verano. 

“Aunque no es nuestro escenario principal, una quiebra soberana total o parcial podría provocar aún más volatilidad en los mercados emergentes”, continúan Dryden y Flanders, que añaden que “las consecuencias económicas directas de la situación de Ucrania serán más bien limitadas” dado el escaso peso de Ucrania sobre la economía europea. 

No obstante, realizan un breve apunte con respecto al comportamiento de algunas materias primas: “Tres de los cuatro principales gasoductos que conectan Rusia con Europa Occidental atraviesan Ucrania y transportan el 80% de las exportaciones de gas ruso a Europa. Los precios del gas natural y del petróleo han ido aumentando de forma gradual desde finales de enero, a medida que la crisis se iba recrudeciendo”. Tampoco se debe ignorar la importancia agrícola de Ucrania; los inversores han estado comprando trigo y maíz para prepararse ante un eventual corte del suministro. “No podemos descartar nuevos aumentos de precios mientras continúe la inestabilidad. Este incremento de los precios del gas y del petróleo nos sirve como recordatorio de por qué los inversores deberían mantener siempre en sus carteras algo de exposición a materias primas”, concluyen Dryden y Flanders. 

El equipo de Allianz Global Investors también analiza las posibles implicaciones sobre el mercado de este conflicto geopolítico. Alertan de que la sucesión de eventos inesperados está volviendo muy difícil la labor de asignar probabilidades a todos los escenarios que se han abierto en los últimos días. De hecho, señalan que el mercado “está poniendo en precio un deterioro mayor de la situación, con un incremento de la prima de riesgo a lo largo de los mercados desarrollados así como de los países afectados directamente”. En opinión de los expertos de la firma, de demostrarse que las intenciones de Rusia son más limitadas de lo esperado o que Crimea se salga por la tangente realizando un referéndum “la actualmente elevada prima de riesgo podría ser efímera, aunque probablemente tenga efectos de largo plazo sobre Rusia”. 

“Nos inclinamos por dar por hecha la separación de Crimea, algo con lo que el Oriente probablemente puede vivir”, continúan desde Allianz Global Investors. Mientras que se materializa o no el proceso de secesión, la recomendación de sus expertos a los inversores es que se centren en los activos más sensibles a esta disputa. Por un lado, los precios de la energía: “Sólo hemos visto un pequeño incremento del precio del petróleo desde el comienzo de la agitación política de Ucrania”. Por otro lado, avisan de la posibilidad de “un accidente en el sistema financiero explicado por la exposición de instituciones financieras a Ucrania y/o Rusia”. Aportan el siguiente dato: la exposición de los bancos europeos y estadounidenses a Rusia es de unos 220.000 millones de dólares, “una posición pequeña respecto al PIB”. Pese a lo negro del escenario, los expertos de la gestora terminan aclarando que no han visto ningún signo en el mercado “que apunte al alza de una amenaza significativa”. 

¿Qué intereses tiene Rusia?

Los expertos de Aberdeen fijan la atención sobre las motivaciones de Rusia para intervenir sobre una de sus antiguas repúblicas: “El conflicto de Ucrania llega en un momento en el que Rusia ha agotado prácticamente todas las opciones para crecer. Asimismo, es una gran distracción, ante la incapacidad demostrada por el Gobierno para llevar a cabo las reformas”, explican. Por otra parte, constatan que “las intenciones de Rusia para bloquear la entrada de Ucrania en la UE, primero imponiendo sanciones al comercio y después ayudando financieramente, han fracasado. El pueblo lo ha dejado claro en las protestas de la calle”. Sin embargo, la victoria social de Ucrania no se ha trasladado al plano económico: desde Aberdeen indican que “Rusia sigue fuerte a pesar del impacto negativo en precios que supone el conflicto” y, en cambio, “la situación en Ucrania se agrava por las elevadas deudas y las necesidades financieras de la balanza de pagos por cuenta corriente”

El escenario que manejan desde la gestora escocesa también incluye un acuerdo con el FMI para entrar en un programa de financiación. A ojos de los expertos, dos de las condiciones que deberá cumplir Ucrania a cambio del rescate financiero serán la adopción de un tipo de cambio flexible y el incremento de las tarifas en el gas (la administración anterior no la quiso implementar). La contrapartida es que “el FMI quizá requiera quitas a la deuda del sector privado”. Forzar estas quitas activaría los CDS, lo que sería el comienzo de procesos legales muy largos. “Esto supondrá cerrar los mercados de financiación de Ucrania para largo”.  
 
Maarten-Jan Bakkum, estratega senior de mercados emergentes en ING IM, también comenta las implicaciones diplomáticas del conflicto entre Rusia y Ucrania. De Moscú advierte que “está poniendo en peligro su relación con Occidente y centrándose puramente en intereses militares, incluso a pesar del riesgo de consecuencias económicas”. Mientras que Ucrania está al borde de la bancarrota, el experto destaca que Rusia tiene superávit por cuenta corriente y los precios de la energía son bastante estables. Además, la valoración de las compañías rusas es positiva, pero aún así aconseja que “los inversores no deberían empezar a considerar la inversión en Rusia muy seriamente por el momento” porque cree que es demasiado pronto. 

El estratega de ING IM también hace referencia en su análisis a una escalada de los precios de la energía de seguir incrementándose la tensión. “Naturalmente, esta situación no es deseada, especialmente al ser todavía tan frágil la recuperación económica. Después de todo, en el peor de los escenarios posibles, la recuperación económica podría flaquear como resultado de unos costes energéticos más elevados”.