Tres tendencias que el mercado puede experimentar ante el alza de la inflación y subidas de tipos

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La inflación subyacente y no la inflación es la variable económica que debería marcar en gran parte el rumbo de los mercados y, por tanto, las estrategias de inversión de los gestores el año próximo. Así lo cree Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión, que en su reciente presentación Enfocando el 2017: Las grandes tendencias del mercado puso de manifiesto cómo una subida de las tasas de inflación acarrearía una subida de los tipos de interés en Estados Unidos y Europa y esto tendría una triple implicación en los mercados financieros.

Lo cierto es que las tasas de inflación y las tasas de inflación subyacente (sin productos energéticos ni alimenticios sin elaborar) están empezando a converger en ambos lados del Atlántico. En EE.UU., la inflación actual ronda el 1,5%, mientras que la inflación subyacente se sitúa en torno al 2,2%. En la zona euro, la inflación está en el 0,5%, por un 0,8% la inflación subyacente. De igual manera, en EE.UU. y en la zona euro estas tasas subyacentes son muy similares a las registradas en el año 2000. Sin embargo, tanto la Fed como el BCE mantienen niveles muy distintos de tipos de interés respecto a aquel curso: rango del 0%-0,5% en la zona euro y EE.UU. hoy día, en comparación con el rango del 3%-5,5% de aquel entonces.

A juicio de Puig, “la Fed está esperando demasiado para subir los tipos de interés”, aunque no descarta que haga un nuevo movimiento al alza antes de que termine 2016. Respecto a la zona euro, prevé que estos empiecen a subir en 2018. Así, si la inflación sigue incrementándose y convergiendo entre sus dos tasas principales y los bancos centrales de estos dos mercados dan rienda suelta a subidas de tipos, los mercados financieros podrían experimentar hasta tres tendencias distintas en el futuro próximo: “una subida de las bolsas baratas, el liderazgo de empresas cíclicas y el hundimiento de los mercados refugio, en burbuja muchos de ellos”, pronostican desde la gestora de GVC Gaesco.

“Las bolsas están muy baratas, salvo la estadounidense, que está en su valor adecuado”, defiende Puig, que espera una doble entrada de flujos en renta variable. Por un lado, los provenientes de los seguidores de tendencias (CTA y otros de carácter técnico, con órdenes de compra acumuladas, así como aquellos inversores que compran cuando otros ya están comprando y se ha generado una corriente), y por otro, los procedentes de los huidos de la renta fija como, por ejemplo, rentistas institucionales que están conformando sus carteras de rentas con acciones de alta rentabilidad por dividendo y no con bonos.

Dentro de la segunda tendencia, se observa cómo en el verano de 2016 los sectores que más se han revalorizado en el EuroStoxx son bancos, automóviles, tecnología y bienes industriales, frente a los peores comportamientos de telecomunicaciones, comida y bebida, utilities y salud.

“El mayor peligro” está, según Puig, en los mercados refugio que han utilizado los inversores. Podrían verse fuertes caídas en mercados “en clara burbuja”, algunos como la renta fija a largo plazo, la renta fija corporativa, la renta variable ultradefensiva, el oro o el franco suizo. Solamente tendría recorrido al alza aún y acotado entre año y año y medio el dólar norteamericano, gracias al efecto de “USA is first” si la Fed, en cabeza, sube los tipos de interés.

¿Y si gana Donald Trump?

Este martes tienen lugar las elecciones presidenciales en EE.UU., que enfrentan a la demócrata Hillary Clinton y al republicano Donald Trump. El consenso de mercado mira con escepticismo una posible victoria del segundo, por sus ideales populistas y proteccionistas. No obstante, tranquiliza el director general de GVC Gaesco Gestión, “el principal rival de Trump no es Clinton, sino la propia economía estadounidense”, dado que “lo que peor les sienta a los populismos es que la economía vaya bien”, y en EE.UU. los datos y el sentimiento no son tan malos como Trump los pinta.

Pero, si finalmente Trump acabara siendo presidente, “habría un impacto negativo inicial, aunque momentáneo”, sostiene Puig. “El Congreso norteamericano moldearía sus propuestas y se atrasaría hasta 2017 la subida de tipos de la Fed”, considera, por lo que “las tres tendencias que prevemos no se verían alteradas, sino únicamente demoradas”.