Tres megatendencias de inversión ESG para celebrar el Día del Medio Ambiente

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Las gestoras internacionales han querido celebrar que el 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente reforzando un mensaje clave: que la inversión ESG es una herramienta útil para detectar riesgos y aportar valor añadido a los inversores. “Invertir teniendo en cuenta criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) tiene la principal ventaja de que trata de reducir el impacto negativo que algunas actividades pueden tener sobre las personas, la sociedad y el medio ambiente” explica Pedro Coelho, director de UBS ETF en España. Éste defiende que este análisis permite “obtener una información más real sobre los potenciales riesgos y los beneficios, tanto a corto como a largo plazo”.  

Coelho también destaca cómo la ESG está influyendo en la relación entre empresas e inversores: “En un mercado globalizado, que cada vez demanda más transparencia, las empresas que no despierten la confianza de los inversores estarán expuestas a una difícil situación legal y reputacional, que probablemente acarree unos costes más elevados”.  

Grandes temáticas de inversión

Una de las temáticas ESG más extendidas es la lucha contra el cambio climático. Según DWS, se ha convertido en uno de los riesgos financieros más importantes en este contexto. En particular, desde la gestora estiman que aquellas empresas cuya actividad perjudique al medio ambiente –por emitir gases de efecto invernadero, o por acumular grandes reservas de combustibles fósiles- están expuestas a riesgo regulatorio (si cambia la legislación para limitar las emisiones a la atmósfera) y al riesgo de disrupción, ya que en la carrera hacia la transición energética habrá empresas que no consigan adaptarse o que lo hagan con demasiada lentitud.

Desde la firma explican que los inversores tienen dos maneras de reducir los riesgos en la transición a una economía con bajas emisiones de carbono: o bien tomar como referencia los índices ESG con filtros de exclusión, o bien emplear estrategias ESG no excluyentes. Sobre la primera tipología, desde DWS puntualizan “cada vez son más los inversores que se comprometen a desvincularse de las inversiones en combustibles fósiles”, pero también presenta una serie de inconvenientes. Por ejemplo, el hecho de que la exclusión priva a los grandes inversores de la posibilidad de ejercer activismo, para introducir cambios en las políticas de estas empresas.

Los analistas de DWS añaden que el mero hecho de excluir a este tipo de compañías “de ninguna manera protege a un inversor de los riesgos climáticos”, puesto que las actividades contaminantes también afectan a empresas de otros sectores. “La exclusión de determinados valores puede dar lugar a una menor rentabilidad ajustada al riesgo y a una diversificación menos eficiente de la cartera”, añaden.

Entre las estrategias ESG no excluyentes, desde DWS proponen filtros que ayuden a identificar a empresas que estén gestionando la transición hacia emisiones más bajas, o a descartar exclusivamente a aquellas cuyas actividades contribuyan negativamente al cambio climático, o que no lo estén gestionando adecuadamente.  

Charlie Thomas, responsable de estrategia de Medio Ambiente y Sostenibilidad de Jupiter, comenta la temática de economía circular y reciclaje de plásticos: “Las empresas que cuenten con soluciones para reciclar plásticos probablemente obtengan una inesperada ventaja económica, ya que la contaminación por este material está llegando a un punto de inflexión”, afirma, en el sentido de que la concienciación social en torno a esta problemática se ha incrementado hasta el punto de reconocer la proliferación de residuos plásticos “como un problema medioambiental que también puede tener efectos perjudiciales para la salud pública”.  

Thomas considera que, en el largo plazo, “las empresas que buscan nuevas formas de hacer posible la economía circular, para que los materiales se mantengan dentro de la economía y fuera del medio ambiente, así como productos que sustituyan a los plásticos tradicionales, constituyen la siguiente fase de oportunidades de inversión en soluciones sostenibles”.

El experto cree que “el sector empresarial ha ido por delante de la sociedad en cuanto a la necesidad de abordar este problema”, al desarrollar nuevas tecnologías que permiten reciclar este material sintético. En cambio, constata que falta una coordinación internacional, con más legislación en esta dirección, aunque cree que sería posible “si los gobiernos de todo el mundo están dispuestos a defender los argumentos económicos de estas acciones”. Thomas recuerda que el 95% de todos los envases de plástico se usa solo una vez, por lo que podrían reutilizarse entre 80.000 y 120.000 millones de libras anuales en la economía mundial. El experto pone otro ejemplo: “En los países donde se ha puesto en marcha un programa de recuperación de plásticos se ha reducido la cantidad de basura arrojada en la vía pública entre un 50% y un 60%”.

Finalmente, Thomas comenta que el uso de plásticos también influye sobre los costes sanitarios: según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Nueva York, casi todas las grandes marcas de agua embotellada contenían diminutas partículas de plástico. Este informe dio pie a un estudio conducido por la Organización Mundial de la Salud para evaluar las consecuencias a largo plazo de la ingesta de microplásticos para el cuerpo humano.

Entre las oportunidades de inversión que está encontrando el experto figuran empresas como Tomra Systems, especializada en sistemas de recogida automática de envases, o Lenzing, una empresa austriaca conocida por desarrollar la marca Tencel, que engloba su línea de productos textiles fabricados a partir de residuos de madera y restos de algodón, y que son una alternativa viable a las fibras artificiales como el nylon y el poliéster.

La tercera gran temática de inversión la aporta Pauline Fiastre, gestora sénior especializada en Energía y Telecomunicaciones de BNP Paribas AM. Esta firma francesa, pionera en la adopción de principios sostenibles, es asimismo de las pocas gestoras que está aplicando criterios ESG a la inversión en deuda alternativa. “Nos hemos comprometido a participar en iniciativas locales diseñadas para promover buenas prácticas en esta área, alentando a las empresas a ser más transparentes al asegurar que su información es confiable, accesible y actualizada”, explica Fiastre.

BNP Paribas AM ha desarrollado una estrategia ISR propietaria sobre activos reales que incluye la identificación de problemas relacionados con el desarrollo sostenible, para determinar los riesgos y oportunidades que pudieran tener impacto sobre el valor de un proyecto, así como para apoyar un crecimiento sostenible y creador de valor. La experta pone un ejemplo: “No importa lo “verde” que sea un proyecto, puede ser citado ante un tribunal por los residentes locales y bloqueado o incluso archivado. Al evaluar elementos extra financieros como la licencia para operar o las implicaciones medioambientales del proyecto, podemos identificar estos riesgos y dar prioridad a los proyectos más responsables”.