Tres índices y tres destinos

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Imagen cedida

La Real Academia define la palabra índice, en la séptima acepción de este término, como la “expresión numérica de la relación entre dos cantidades”. Podemos definir índice bursátil como el resultado de la ponderación matemática de un conjunto de valores que tienen características comunes tales como: pertenecer a un mismo mercado de valores y tener una capitalización bursátil similar o formar parte de un mismo sector, para medir de ese modo de forma agregada el crecimiento o decrecimiento de la cotización de sus acciones. En definitiva, medir de forma conjunta la fuerza o debilidad de esos valores incluidos en el índice, y ello durante un periodo concreto y a partir de un valor que se toma como base.

Así conseguimos resumir en un solo dato el comportamiento financiero del conjunto de empresas que componen el índice durante un intervalo de tiempo determinado.

Por tanto, podemos concluir, en sintonía de nuevo con la RAE en su primera acepción del vocablo índice, que es “un indicio o señal de algo”. Un índice bursátil es, pues, un indicio o señal de la salud económico-financiera de un sector, un Estado o un continente.

Los protagonistas de este artículo son tres índices bursátiles: nuestro Ibex 35; el más veterano y paradigmático de los indicadores bursátiles, el Dow Jones, y  el Nikkei 225. Y los he elegido porque, al igual que ocurre con los protagonistas de la película “Dos hombres y un destino”, sus caminos se cruzan en un determinado punto. Pero, a diferencia de Butch Cassidy y Sundance Kid, que unen sus destinos, nuestros tres índices se separan para, al menos por el momento, no volver a confluir.

El jueves 12 de marzo de 2009, el guarismo de cierre de cada uno los tres indicadores bursátiles antes citados era respectivamente de 7.340,50 para el Ibex 35; 7.170,06 para el Dow Jones y 7.198,25 en el caso del Nikkei 225. Las diferencias cruzadas entre ellos sumaban tan sólo 340,88 puntos, un 1,57% de la adición de los tres índices.

Cuatro años después, el martes 12 de marzo de 2013, los tres índices cerraban en 8.532,30 para el Ibex 35; 12.314,81 para el Nikkei 225 y 14.450,06 para el Dow Jones. Eso supone que, frente a un crecimiento del 16,23% del Ibex, el Nikkei progresaba un 71,08% y el Dow Jones doblaba su registro de cuatro años atrás, con un incremento del 101,53%. La suma de sus diferencias cruzadas suponía 11.835,52 puntos, un 33,53% del total. Tres destinos bien distintos. Los tres en positivo, pero con diferencias más que notables.

Si buscamos en las hemerotecas los titulares de la sección de Economía de aquel 12 de marzo de 2009, encontraremos noticias como la petición de Obama al G20 de medidas suficientemente fuertes contra la crisis, el augurio del BCE que descartaba una recuperación económica antes de 2010 o al entonces ministro de Economía del Gobierno español, Pedro Solbes, asegurando que habría dinero público para rescatar a las entidades financieras.

Sin duda, aquellas noticias nos dan pistas de lo que ha sido el devenir de una y otra economía. Obama ha sido reelegido para un segundo mandato en EE. UU., el ministro Solbes dejó de serlo por petición propia y, desde luego, la recuperación de la zona euro sigue por llegar. En lo relativo a Japón, cabe recordar que, casi en la mitad exacta del periodo de cuatro años considerado, el 11 de marzo de 2011 sufrió un terrible terremoto y tsunami.

Podemos concluir que los índices bursátiles tienen un valor como indicadores de la salud de una economía y, por lo que a nuestro Ibex 35 respecta, nos queda confiar en que en algún momento del futuro vuelva a cruzar su camino con sus homólogos japonés y estadounidense.