Tres fondos para invertir en energías limpias

Yusuf_Durmaz_1_
Cedida por AFB

TRIBUNA de Yusuf Durmaz, analista de Allfunds Bank. Comentario patrocinado por Allfunds Bank.

La inversión temática es un estilo de inversión macroeconómica (top down) que se centra en tendencias clave que tendrán un impacto estructural, permitiendo que las empresas alineadas con estas tendencias puedan crecer más que sus competidores. La mayoría de los fondos temáticos tienden a ser fondos de renta variable long only mientras que, en renta fija, se han producido varios nuevos lanzamientos en el espacio de los bonos verdes y la inversión socialmente responsable (que sigue criterios ASG).

Aunque la inversión temática se define como un estilo de inversión top down, la mayoría de los gestores que invierten en una temática específica se apoyan en gran medida en el análisis fundamental bottom up para determinar el nivel de exposición de una empresa concreta a esa temática. No existe un universo fijo/consensuado para cada una de las temáticas. Cada gestor define su propio universo de empresas, que depende del nivel de ingresos derivados de esa temática, los proveedores de tecnología, las empresas que aplican la tecnología para otras empresas y los proveedores de componentes. El universo invertible suele abarcar diversos sectores.

Las energías limpias, la automatización y la robótica, la agricultura, la sostenibilidad del agua o la ciberseguridad son algunas de las temáticas más populares. Los fondos de energías limpias pueden dividirse en tres grupos: energías limpias, cambio climático y materiales de nueva generación. Aunque estas tres áreas tienen muchas cosas en común, cada una mantiene un enfoque diferente. Los fondos de energías limpias se centran en empresas que contribuyen a reducir los gases de efecto invernadero mediante la eficiencia energética y el uso de energía renovable/sostenible. Por su parte, los fondos de materiales de nueva generación se centran en nuevos materiales industriales que resultan más eficientes, más sostenibles, más ligeros y que, en general, representan una mejor alternativa a los materiales convencionales. Los fondos de cambio climático, o fondos ecológicos, se centran en la reducción de la contaminación, el calentamiento global y el reciclaje. Los fondos de cambio climático abarcan tanto el espacio de las energías limpias como el de los materiales inteligentes.

La ausencia de un universo definido complica la elección de un índice de referencia. En el espacio de las energías limpias, se emplea como benchmark el WilderHill New Energy Global Innovation, un índice modificado y equiponderado compuesto por unas cien empresas (a principios del primer trimestre de 2018) que se revisa el último día hábil de marzo, junio, septiembre y diciembre. Los fondos ecológicos (cambio climático) se comparan con el STOXX Global Climate Change Leaders, un índice compuesto por unas cien empresas y ponderado en base a la capitalización de mercado y el nivel de contaminación de carbono. Los fondos de materiales de nueva generación forman parte del grupo de recursos naturales, ya que no cuentan con suficientes empresas para tener su propio grupo de comparables. El grupo de recursos naturales tiene como índice de referencia el S&P Global Natural Resources, un índice ponderado por capitalización de mercado que incluye a las noventa (aprox.) empresas más grandes de los sectores de metales y minería, industria agraria y energía.

Los tres grupos han generado rentabilidades superiores a la del mercado general de renta variable (tanto los fondos como los índices) gracias a su estilo de inversión de crecimiento (growth), que se ve reflejado en las exposiciones a sectores tecnológicos como la automatización o la robótica y la infraponderación a sectores con un comportamiento más parecido al de los bonos (bond proxies) como telecomunicaciones y suministros públicos. Además, este universo infrapondera el espacio de la energía tradicional, ya que enfatiza las energías renovables frente a los combustibles fósiles.

El Pictet Clean Energy es un fondo que persigue una revaloración a largo plazo del capital mediante la inversión activa en empresas que contribuyen a la reducción de las emisiones de carbono. El equipo gestor aplica una metodología de construcción de cartera estructurada de estilo GARP (crecimiento a un precio razonable) e invierte en todo el espectro de las energías limpias. El fondo, que sigue un proceso de selección de valores bottom-up, se centra en compañías de alto crecimiento y poco accesibles del sector de las energías limpias, poniendo el acento en el análisis fundamental y las visitas a empresas. El fondo invierte en compañías de los negocios de energías no contaminantes, energías de baja emisión de carbono y de eficiencia energética, seleccionadas mediante un proceso de inversión bottom-up que enfatiza el análisis fundamental y las visitas presenciales. El fondo excluye los sectores del petróleo, el carbón, la energía nuclear (si la exposición supera el 20%), el agua y la gestión de residuos. La cartera final incorpora unos 50-60 valores y registra una rotación baja. Lanzado en mayo de 2007, el fondo está gestionado por Luciano Diana, Xavier Chollet y Christian Roessing con el respaldo del equipo de analistas de renta variable de la firma suiza.

El Schroder ISF Global Climate Change Equity es un fondo de renta variable long only que se centra en empresas que se beneficiarán de la transformación de la economía para reducir el impacto del calentamiento global y la contaminación, así como en empresas que reconocen las amenazas y afrontan los retos desde el principio o que forman parte de la solución de los problemas vinculados al cambio climático y que acabarán superando al mercado general a largo plazo. El equipo cree que el cambio climático forzará la transición hacia una economía baja en carbono. El fondo se gestiona con un sesgo growth e intenta explotar múltiples oportunidades de inversión en todos los sectores. Los gestores invierten en distintas temáticas: eficiencia energética, transporte sostenible, baja emisión de carbono, recursos medioambientales y energías limpias. El proceso de inversión sigue un enfoque bottom-up basado en el análisis fundamental. El equipo de inversión acumula una amlia experiencia. La cartera final está compuesta por entre 40 y 60 valores. Simon Webber se encarga actualmente de la gestión del fondo, que fue lanzado en junio de 2007. El gestor cuenta además con el respaldo de los especialistas en cambio climático y el equipo de renta variable internacional y global de Schroders.

El objetivo del RobecoSAM Smart Materials es hacer crecer el capital a largo plazo mediante la participación en empresas seleccionadas que forman parte activa de la cadena de valor de los materiales inteligentes. La estrategia invierte en empresas que buscan soluciones a los retos que plantea el uso actual de los recursos naturales, principalmente la escasez de recursos. La cartera final cuenta con unos 40-80 valores. Lanzado en octubre de 2006, el fondo está gestionado desde Zúrich por Pieter Busscher con el respaldo de los analistas de renta variable y sostenibilidad de RobecoSAM. Aunque no aplica ningún sesgo de estilo específico, el fondo tiende hacia el growth como resultado de las temáticas subyacentes en las que invierte. El equipo ha creado un universo de inversión estratégico compuesto por unos 400 valores que pueden englobarse en cuatro temáticas: materiales avanzados, materiales de transformación, tecnología de procesos y automatización y robótica.