Tres cosas raras que pueden pasar en las elecciones de EE.UU. y que el mercado no descuenta

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Steambadger, Flickr, Creative Commons

El próximo 3 de noviembre los ciudadanos de EE.UU. tienen una cita con las urnas en las que decidirán entre la continuidad del polémico Donald Trump como presidente de EE.UU o el demócrata Joe Biden. Las encuestas indican que será Biden quien se haga con la presidencia del país pero eso no indica que las próximas semanas vayan a estar exentas de una incertidumbre que también se dejará sentir en los mercados de valores.

Al fin y al cabo, no hay que olvidar que hace solo cuatro años el mundo amanecía con la victoria contra todo pronóstico de Donald Trump por lo que la pregunta es obvia: ¿puede volver a haber sorpresa este año? Según explica Ronald Temple, director general, corresponsable de multiactivos y responsable de renta variable de EE.UU. de Lazard Asset Management,  hay algunas diferencias entre cómo se llegan a estas elecciones y cómo se llegó hace cuatro años que invitan a limitar el efecto sorpresa.

“Creo que en 2016 mucha de la gente que decía estar dudosa probablemente no lo estaba y ya sabía que iba a votar a Trump pero se avergonzaba, ahora no hay esa vergüenza ya que los indecisos son ahora del 5% frente al 14% de 2016.  Otra diferencia es que las encuestas hoy son más consistentes que las del pasado. Ahora tampoco hay terceros partidos  y hay un mejor rating de los candidatos. Hay mucha dispersión a favor de Biden, cuyo rating  es positiva frente a la visión negativa de Trump. En 2016 los rating de ambos candidatos eran negativos”, afirma este experto.

Si bien considera que a día de hoy son dos los escenarios principales en los que puede derivar la cita electoral: una blue wave (ola azul) en el que los demócratas tomen el control de congreso y senado, y un resultado de goldilocks en el que el Congreso quede en manos de los demócratas y el Senado en manos de los republicanos, expone otros tres escenarios que, de producirse, podrían aumentar la volatilidad por no ser ninguno de ellos lo que el mercado espera.

El primero de ellos se refiere a que haya fallos en los recuento de votos, rechazo de votos, supresión de votantes y/o intimidación de los mismos, como sucedió en Florida en el año 2000 o en las primarias de este año en Winsconsin, lo que implicaría la intervención de los Tribunales. El segundo, según apunta Temple, es que el presidente Trump no acepte el resultado en caso de perder las elecciones, algo que no ha sucedido nunca con ningún presidente. La solución en ese caso “No estaría clara ya que la Constitución dicta que la presidencia cambie de manos al mediodía del 20 de enero”, afirma Temple. Y el tercero es que hubiese un empate técnico. “Es altamente improbable pero matemáticamente posible e implicaría que la Cámara de Representantes eligiera al presidente con  la fórmula de cada estado con un voto y el Senado al vicepresidente”, afirma Temple.

La incertidumbre no acaba el 3 de noviembre

Más allá de estos tres cisnes negros que podrían producirse tras la cita electoral hay otro acontecimiento que inquieta a los expertos: la posibilidad de que se conozcan tarde los resultados. “Yo espero que sepamos el resultado para el 9 de noviembre. Si no puede haber mucha volatilidad”, afirma Temple.

“El peor escenario para los mercados a corto plazo es una elección disputada, pues la mayor dependencia del voto correo puede dar lugar a retrasos en los resultados de Estados clave y cualquiera de los candidatos puede impugnar la elección si es muy estrecho. Ello retrasaría cualquier estímulo postelectoral y en el peor de los casos conduciría a disturbios públicos. En la elección de 2000 entre George W. Bush y Al Gore los mercados cayeron 8% desde las elecciones hasta el mínimo durante el mes que tardó el veredicto”, recuerdan Supriya Menon, estratega multiactivos, y Marco Persimoni, gestor de Pictet AM.

Y es que debido a la irrupción del COVID-19 en estas elecciones, se espera que voten por correo una cifra record de 80 millones de estadounidenses. “Esto significa que los interventores oficiales de la votación procesarán más del doble de votos por correo de los que procesaron durante la última campaña presidencial en 2016”, recuerda John Emerson, vicepresidente de Capital Group International, Inc. y exembajador de EE.UU. en Alemania. Además, subraya que el número de demócratas que están solicitando el voto por correo es mucho mayor que el de republicanos, “lo cual podría producir una situación donde los resultados de los comicios sean aparentemente favorables a estos últimos y luego, con los votos por correo, que tardan más en escrutarse, den un giro a favor de los demócratas”.