Tras la tormenta, ¿cuáles pueden ser la tendencias de la industria de fondos en 2009?

Kamil Molendys, Unsplash

David Cano Martínez, Socio de Afi y Director General de Afinet

La negativa evolución de los mercados financieros, las implicaciones de la crisis de liquidez y crediticia y algunos destacados escándalos, han provocado una caída del 30% del patrimonio bajo gestión de los fondos de inversión en España en 2008, es decir, un mayor porcentaje, pero en menos tiempo, que en la anterior crisis (entre abril de 1999 y abril de 2001 se perdió el 21% del volumen total). Alguna de las consecuencias de esta pérdida de patrimonio ha sido la intensificación del carácter defensivo de la oferta de fondos de inversión (el 75% del total puede considerarse “sin riesgo”), con el éxito de los fondepósitos como una clara muestra (además de algunos garantizados y de otros que sólo invierten en deuda pública). Otra consecuencia ha sido un aumento de la cuota de las diez entidades más grandes (en casi un 2% hasta el 73%, a pesar de la caída del Santander) a costa de las pequeñas, muchas de las cuales es posible que se hayan situado claramente por debajo del umbral de rentabilidad.

En 2009, la resolución de los problemas de liquidez de las entidades crediticias, junto con los reducidos niveles de los tipos de interés interbancarios y de la deuda pública, deberían servir, al menos, para poner freno a la salida de patrimonio. Más difícil parece una recuperación del patrimonio, por más que las perspectivas para los mercados financieros (especialmente el bursátil y el de renta fija privada) sean positivas.

Este hecho, junto con la previsible rebaja de las comisiones de gestión en los fondos más defensivos (ante el reducido niveles de rentabilidades de los activos en los que invierten) incrementará la presión para la supervivencia de aquellas gestoras pequeñas sin producto diferenciado (al menos, desde un criterio de rentabilidad económica; no entramos a valorar otras razones comerciales o estratégicas). Sólo podrían tener continuidad aquellas entidades de reducido tamaño con un producto “estrella” que bien podría ser un fondo global o uno de renta variable muy alejado de los benchmark (es decir, historias de éxito ya observadas en años anteriores).

Para el conjunto de la industria, una de las claves de la viabilidad futura debe pasar por una necesaria y lógica racionalización de la oferta, tanto de gestoras (asistiremos a compras y fusiones) como de fondos (seguiremos asistiendo a liquidaciones pero, sobre todo, a fusiones) con la intención de reducir los costes. Una estrategia adicional puede ser la externalización de la gestión en determinadas categorías, mediante la incorporación de productos de terceros, entre los que debe ganar protagonismo uno de los protagonistas del pasado año (no tanto en cotización como sí en conocimiento por parte de los inversores): los ETF. Las innovaciones continuarán en esta tipología de vehículo de inversión, que podrían centrarse especialmente en la renta fija privada y en índices sintéticos (garantizados, cestas de activos, etc.), impulsando su consolidación. Los ETF deben de ser una referencia no sólo en los fondos de inversión (sobre todo en los fondos globales) sino también en la oferta comercial de las gestoras, especialmente para los mercados de más difícil acceso y con un mayor coste de gestión (renta variable emergente, por ejemplo).

Acabada la guerra por la captación de pasivo, debería volver la búsqueda de rentabilidad del negocio, encontrando en la gestión y comercialización de fondos una vía que las entidades deberían aprovechar. No demos por “muerta” a la industria de fondos, pero sí seamos conscientes de que debe cambiar, especialmente en su oferta y en los canales de distribución. En 2008, los fondepósitos y los ETF (y, en menor medida, fondos de renta fija soberana AAA con baja comisión de gestión) han puesto de manifiesto una de las claves del éxito comercial: la agilidad en la respuesta en la oferta adaptándola a las demandas de los clientes.

Pero la oferta va a necesitar adicionales transformaciones que potencien la labor del asesoramiento y no tanto de la comercialización. Con la evolución reciente de los mercados se ha puesto de manifiesto que la diversificación y la asunción del riesgo aportan rentabilidad, pero sólo si se combina con la gestión activa vinculada a la posición del ciclo económico, a los niveles de valoración de los mercados y al tipo de interés del activo libre de riesgo. Todo ellos combinado con un estricto control del riesgo para lo que es útil el enfoque VaR. Apostamos por la sustitución de los productos mixtos por 3 fondos globales con sesgo defensivo, moderado y agresivo definidos a partir de un parámetro de VaR anual: 3%, 6% y 9% que deben determinar el asset allocation dinámico de la cartera.

Desde la vertiente de la demanda, parece necesario un esfuerzo por la formación y la información, aspecto para el que previamente se debería dotar de conocimientos y herramientas a la propia red comercial, así como conseguir transmitir a la alta dirección que la gestión y comercialización de fondos puede ser una interesante fuente de generación de ingresos en un año en el que la banca comercial más tradicional experimentará una contracción.

David Cano Martínez, Socio de Afi y Director General de Afinet.