Todas las claves para entender por qué la gestión pasiva le está comiendo el terreno a la gestión activa

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Los productos indexados se están abriendo paso en Europa. Esto ha sido especialmente significativo durante los últimos dos años. En este periodo, tanto los ETF como los productos indexados han conseguido arrebatarle cuota de mercado a los fondos de gestión activa. El último informe de Broadridge cuantifica cuál ha sido exactamente el terreno que la gestión pasiva le ha comido a la activa. De acuerdo con sus datos, a cierre de 2015 el 86% del volumen gestionado por la industria en Europa estaba invertido en estrategias de gestión activa. Son diez puntos menos que dos años atrás, cuando los fondos activos tenían el 86% de la cuota de mercado. Ese trozo del pastel lo han ganado los ETF y los productos indexados, que en ambos casos han ganado cinco puntos de cuota de mercado en los últimos dos años. Los fondos cotizados han pasado de tener el 1% de la tarta en 2013 al 6% a cierre de 2015. Los indexados han pasado del 3% al 8%. Sumados alcanzan el 14% de los activos gestionados por el sector a nivel europeo. La cuestión es… ¿qué factores están favoreciendo el crecimiento de la gestión pasiva?

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Según explica David Cienfuegos, director de inversiones de Willis Towers Watson, los últimos 7-8 años han sido un periodo de cambio muy importante. “El 2008 fue un punto de inflexión para muchos inversores institucionales que, a través de una pobre implementación de todo tipo de estrategias de gestión activa y una débil concepción del concepto de construcción de cartera, no obtuvieron el beneficio de mitigación de riesgos que esperaban y por tanto, muchos grandes inversores decidieron revisar sus creencias para evaluar si era necesaria la gestión activa en las carteras institucionales. Por tanto, desde 2009/10 hemos visto una tendencia importante a la incorporación de mayor exposición a gestión pasiva por parte de los grandes fondos de pensiones a nivel global, ya sea a través de ETF u otro tipo de gestión indexada. Esta tendencia viene recogida en la creciente presencia de la gestión activa entre las gestoras más grandes a nivel global”.

En un creciente entorno de aportación definida en el Reino Unido, los grandes fondos de pensiones han diseñado un modelo de bajo governance que consiste en ofrecer a los partícipes la posibilidad de aprovecharse de la rentabilidad que los mercados nos ofrecen en el largo plazo, diseñando a su vez ciclos de vida que protejan al empleado durante su vida activa. La gestión del riesgo se lleva a cabo reduciendo el riesgo de mercado según el empleado se acerca a la jubilación. Este modelo se apoya en una estrategia de inversión llevada a cabo a través de gestión pasiva, un modelo que no deja de crecer actualmente en el entorno de pensiones británico, indica Cienfuegos. Tampoco hay que olvidar el fenómeno regulatorio. Aitor Jauregui, responsable de desarrollo de Negocio de BlackRock para Iberia, recuerda que la RDR o MiFID II están impulsando el negocio de la gestión discrecional en Europa, cuyo negocio está en aumento. En ese entorno, existe una tendencia a la reducción de las comisiones de gestión que se incorporan a la gestión discrecional, lo que está haciendo que ETF y fondos indexados estén creciendo. “Es una tendencia que perdurará y ha venido para quedarse”, afirma.

La tendencia de mercado basada en ETF de renta fija (57.000 millones de dólares de flujos netos en Europa en los dos últimos años) y conceptos como Smart Beta, Alternative Beta o Factor Investing (12.100 millones) es otra de las grandes razones por las cuales la gestión pasiva está ganando terreno a la gestión activa. “Los grandes inversores institucionales se están dando cuenta que la forma de gestionar el riesgo no es tanto a través de una definición superficial de diversificación, sino de un análisis exhaustivo de los factores de riesgo subyacentes en el conjunto de sus inversiones. La sobreponderación innecesaria e involuntaria de alguno de estos factores puede llevar a asumir un riesgo innecesario y no remunerado por los mercados, incluso cuando la diversificación tradicional resulte relativamente aceptable”, apunta Cienfuegos. De cara al futuro, todo apunta a que el peso de ETF y fondos indexados seguirá aumentando en las carteras. De acuerdo con un estudio de Greenwich Associates, se prevé que la demanda de fondos cotizados por parte de los inversores institucionales de Europa continental se incremente casi un 20% en 2016.

Esto es una tendencia reversible

Pero… ¡ojo! Esto es una tendencia reversible. Tal y como señala Cienfuegos, desde 2008, comprases lo que comprases, los mercados han producido magníficas rentabilidades tanto en renta fija como en renta variable. Pero en 2016 nos enfrentamos a un entorno muy diferente y es probable que la gestión activa pueda retomar el papel que le corresponde, terminando así un ciclo de éxito de la gestión pasiva. Los endowments estadounidenses son un ejemplo de inversiones institucionales que han usado gestión pasiva, aunque la última tendencia es a reducir exposición a gestión pasiva a favor de algo más de gestión activa. “Sin embargo, esto solo ocurrirá si la industria de gestión activa en general (dado que siempre hay excepciones) es capaz de ofrecer un precio más adecuado al valor de su gestión, es decir, ajuste sus comisiones a la baja para ser capaz de tener la oportunidad de batir a sus mercados de referencia, una vez descontadas dichas comisiones de gestión, o por otro lado, que la proliferación de productos cese y la industria consiga por fin algo de Darwinismo en el proceso de selección natural de aquellos gestores que, aunque pocos, son claramente capaces de obtener una extra rentabilidad ajustada al riesgo a través de su talento”.