Think different

Los sistemas complementarios se han desarrollado en el mundo a lo largo de la historia en ámbitos donde la cobertura pública no era suficiente para lograr una pensión sustitutiva del salario suficiente para vivir la vejez con dignidad. Han tenido además, por lo general, incentivos fiscales para su desarrollo, y compromiso y conciencia de todos los ciudadanos en respetar las condiciones de vida de los mayores.

Pero en España eso no es exactamente así: la cobertura pública ha sido muy alta sobre salarios medios, no ha existido la conciencia pública de velar por la salud económica de los mayores, sólo en acuerdos colectivos que muchos de ellos tienen origen en el tardofranquismo se estipularon complementos para los trabajadores, con una concepción latente de la empresa absolutamente paternalista, y ya en la década de los 90 del pasado siglo se incentiva fiscalmente el ahorro a largo plazo.

Las empresas se dieron cuenta de que aquellos compromisos les costaban dinero, y empezaron a laminarlos o suavizarlos, ahorró quien pudo y quien vio en el incentivo fiscal un fin, no un medio, y el resumen es que tenemos un sistema público con pensiones en pendiente descendente, y que no se ha aprovechado la época de bonanza económica para poner bases de desarrollo de un sistema complementario estable.

Estoy convencido de que los posibles cambios legislativos que en estos momentos parecen apuntarse no van a aumentar el nivel de cobertura. Puede que mejoren el sistema actual (sólo faltaría!) pero podemos llegar a tener un sistema flexible, técnicamente correcto, solvente, pero que alcance al 15% de la población. Lo decía Einstein, si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.