Tendencias macroeconómicas que apreciarán los inversores en 2014

Parece que el ejercicio favorito de los gestores en estos primeros compases del año es identificar qué tendencias marcarán a los mercados en los siguientes 12 meses. Aunque Natixis Global AM ya ha anticipado la visión de varios de sus gestores, es ahora el economista jefe de su filial NAM, Philippe Waechter, quien realiza un pronóstico sobre este año recién estrenado. En concreto, el experto resume en cuatro las tendencias que cree que guiarán a los parqués en 2014: recuperación sincronizada, bajo riesgo inflacionista, políticas monetarias (todavía) extremadamente acomodaticias y menor riesgo global.

El primer punto es el crecimiento sincronizado. Por primera vez en mucho tiempo, las principales regiones económicas del mundo presentarán tasas positivas de crecimiento. Será Estados Unidos quien lo lidere, seguido por la gran contribución de Japón a la actividad global; Europa no será ajena a esta recuperación ni tampoco lo obstaculizará, como sucedió en 2011. “Esta tendencia refleja el predominio de los países industrializados durante la fase de recuperación”, resume Waechter, quien considera que “la situación para los países emergentes es más complicada”.

Y, si es más complicada, se debe atribuir a China, que en opinión del economista ha perdido su posición de liderazgo en la región y, además, sus esfuerzos para cambiar su modelo económico (de exportaciones a consumo interno) ha afectado a numerosos países en vías de desarrollo, “quienes deben establecer fuentes más autónomas de crecimiento”. La visión de Waechter es que “estos países se recuperarán, pero los inversores discriminarán entre ellos más que en el pasado”.

Bajo riesgo de inflación

¿Por qué es bajo? En primer lugar, porque los precios de las materias primas están cayendo, un reflejo según Waechter de la fuerte demanda y la rápida subida de precios que se venía registrando desde mediados de la década anterior. “La rentabilidad generada por los precios elevados dio pie a mayor exploración e inversión. Esto ha resultado en una oferta mayor, que se puede ver particularmente en el petróleo”, explica. Sin embargo, no espera que este excedente ceda en el corto plazo, por lo que el precio del crudo no añadirá presión sobre la tasa de inflación.

A esto se le debe añadir que la tasa de desempleo no ha caído significativamente, mientras que el periodo de moderación salarial que están viviendo muchos países industrializados “es improbable que llegue a un final”, según el economista. Esto tiene una segunda lectura, pues la contención de los salarios está permitiendo a las empresas incrementar sus márgenes y, por tanto, favorece la inversión.

‘Barra libre’ de estímulos

En este apartado, la teoría de Waechter es que, mientras los bancos centrales sigan considerando que los niveles de actividad de los países industrializados no causen tensión, mantendrán los tipos de interés muy bajos. “La reciente reducción de las compras de activos de la Fed refleja simplemente el hecho de que ahora hay menos necesidad de apoyar la economía estadounidense a cualquier precio”, afirma el economista.

Menos riesgos globales

“Desde el comienzo de la crisis en 2007/2008, la economía global ha vivido con el miedo de un shock que podría crear problemas serios y duraderos. Hasta ahora, las autoridades han conseguido gestionar estos riesgos”, sintetiza Waechter, quien constata que con el comienzo de este año estos riesgos se han reducido… aunque no hayan desaparecido. La parte positiva es que en este entorno los agentes económicos, las empresas y las familias “son capaces de extender su horizonte económico, lo que les vuelve más interesados en tomar riesgos y, por tanto, proporciona un apoyo fuerte a la inversión”, concluye el experto.

Factores adicionales a tener en cuenta

Pese a que estas son las cuatro grandes tendencias que identifica el economista jefe de NAM, no son los únicos, pues en primer lugar falta dilucidar qué rol tendrá Europa en este contexto de recuperación. En particular, Waechter destaca que la crisis de la deuda soberana se ha ido resolviendo gradualmente gracias a la aparición de instituciones –el ESM, el tratado de estabilidad, la próxima Unión Bancaria- capaces de gestionar los desequilibrios en la eurozona. “Esto representa un progreso considerable, dado que una de las razones de la crisis de la eurozona fue la ausencia de un responsable adecuado en momentos de dificultades”.

El otro factor tiene que ver con las políticas presupuestarias, que ahora se están relajando. Mientras que tanto en Europa como en Estados Unidos quedó demostrado en 2012 y 2013 que el esfuerzo por reducir los déficit presupuestarios muy rápido afectaba negativamente al crecimiento, al reducir la demanda empresarial, ahora la situación ha cambiado gracias en parte a la experiencia del cierre gubernamental en Estados Unidos –y que su congreso acordase limitar los recortes al gasto- y en parte en la eurozona, gracias a las prórrogas al cumplimiento de los objetivos de déficit.

Dicho esto, Waechter señala que también los países deben realizar más ajustes específicos de forma individual. La clave es la mejora de la competitividad, a través de la reducción de los costes de producción. El economista jefe de NAM pone a España como ejemplo de cómo la recuperación de las exportaciones puede ayudar a apoyar la producción y la demanda doméstica, generando crecimiento en el largo plazo. En cambio, la mejora de la demanda doméstica en Estados Unidos y Reino Unido es el resultado de la reducción de sus desequilibrios y del incremento de la deuda de las familias. “Francia e Italia deben encontrar catalizadores que les permitan establecer un camino más virtuoso. Los propósitos hechos por el presidente Hollande, centrado en las empresas, podría ser el desencadenante de un soplo de aire fresco en la economía francesa a largo plazo”, concluye Waechter.