Strategically Aware Investing: el nuevo imperativo

MatthewKiernan
Foto cedida

En La Francaise Inflection Point (LFIP) hemos desarrollado un nuevo y, creemos que convincente, enfoque para invertir. Lo llamamos 'Strategically Aware Investing' ("Invertir estratégicamente de forma consciente"), o SAI, y pensamos que es realmente la única forma acertada de invertir en el siglo XXI. Los requisitos de SAI son al mismo tiempo bastante simples, pero también exigentes. En pocas palabras, SAI requiere que los inversores sean deliberada y sistemáticamente conscientes del mundo en constante cambio que les rodean, y de cómo estos cambios afectarán a las compañías en las que prevean invertir.

SAI se basa en cuatro propuestas sencillas:

1. El entorno competitivo de las compañías globales está cambiando a una velocidad y con una complejidad sin precedentes.

2. Este nuevo entorno requiere capacidades y aptitudes por parte de las compañías. Por nombrar sólo algunas de estas capacidades críticas: capacidad de innovación; adaptabilidad; gestión de los grupos de interés (stakeholders), y sostenibilidad medioambiental.

3. Lamentablemente, ninguna de estas importantes y novedosas capacidades pueden ser virtualmente detectadas por los inversores únicamente mediante los análisis financieros convencionales.

4. Por ello se requieren nuevos modelos y enfoques, modelos con miras más amplias y diseñados específicamente para aportar una evaluación en profundidad de la calidad de la gestión estratégica de las compañías y de su capacidad de ejecución.

Si consideramos sólo algunas de las tendencias globales más pujantes que actualmente están dando nueva forma al panorama competitivo tanto de las compañías como de los inversores, encontramos:

1. El incremento radical de la complejidad, la transparencia y la velocidad de los cambios en los entornos competitivos de las compañías, que otorga una importancia sin precedentes a la gestión estratégica y a las capacidades de innovación, así como a la adaptabilidad de las empresas al entorno y a su capacidad de respuesta.

2. El aumento sustancial de la demanda de energía, así como de agua y de otros recursos naturales críticos, alentado por una combinación del crecimiento explosivo de la población, la urbanización, la industrialización, los cambios demográficos y la creciente afluencia del consumidor y del consumo, sobre todo en los mercados emergentes, que son el nuevo "centro de gravedad" económico en el mundo.

3. Las expectativas cada vez mayores de los stakeholders de mejores resultados medioambientales y sociales tanto por parte de las compañías como de los inversores, acompañadas por una mayor transparencia de la información con la que evaluar estos resultados, y unas herramientas de comunicación más efectivas con las que difundir cualquier crítica.

4. Los crecientes obstáculos para lograr la estabilidad política y social, impulsados por las desigualdades en los ingresos, los cambios demográficos, y los principales problemas de salud pública como el HIV/SIDA, la malaria e incluso la obesidad.

5. La aparición de un nuevo paradigma fiduciario para los inversores, que requiere mucha más transparencia y dedicar una atención particular a los problemas de sostenibilidad.

Ninguna de estas tendencias principales (ni las respuestas de las compañías a éstas) puede ser captada mediante el análisis financiero tradicional de los ratios Precios/Beneficios, los balances, o las estimaciones consensuadas de futuros beneficios. Simplemente, no es posible. Encontrar las compañías ganadoras del futuro requiere análisis y modelos analíticos radicalmente nuevos, más sofisticados y con una gran amplitud de miras.

Más allá del MSG: Hacia un nuevo modelo de Sostenibilidad Corporativa

“MSG” – medio ambiente, dimensión social y gobierno corporativo- son aspectos cada vez más importantes para los inversores. Pero aunque lleguemos a comprenderlos, ello no nos aportará una visión real y global de las perspectivas competitivas de las compañías. ¿Qué más se necesita? En mi opinión, dos de los factores más importantes son la capacidad de innovación de las compañías y su adaptabilidad y capacidad de respuesta.

En el actual entorno competitivo, dominado por la alta velocidad y la cantidad de grupos e interés, las compañías que carezcan de estas dos capacidades críticas presentarán un riesgo creciente para los inversores. La sostenibilidad corporativa es MÁS que "sólo" el MSG. El modelo LFIP propiedad de LFIP basado en 5 factores establece las siguientes dimensiones:

Una nota sobre la Constitución de la Cartera

Para dejarlo perfectamente claro, aunque estos elementos directores (drivers) del riesgo y del rendimiento “no tradicionales” constituyen un factor esencial y necesario para cualquier estrategia de inversión que sea razonable en el siglo XXI, no son suficientes por sí solos. Se deben cumplir dos condiciones previas más:

1. El nuevo análisis se debe complementar, de forma integrada, con un análisis financiero tradicional. La compañía más "sostenible" del mundo no generará rendimientos atractivos para los inversores si, por ejemplo, está excesivamente valorada o si presenta un nivel muy por debajo del nivel óptimo de eficiencia de capital.

2. Esta integración debe tener lugar desde el comienzo. Lamentablemente, continúa siendo mucho más habitual hoy en día que uno de los dos pilares analíticos claves (y normalmente en la parte de la sostenibilidad) hayan sido simplemente un "complemento adosado" después de que se haya realizado el "verdadero" trabajo del análisis financiero "apropiado".

El entorno competitivo global está cambiando a una velocidad vertiginosa y requiere enfoques nuevos e innovadores. La utilización de las mismas consideraciones de inversión, los mismos modelos analíticos y las fuentes de análisis y de datos que los gestores de activos han utilizado durante diez años o más, ha dejado de ser suficientemente bueno.