“Somos pacientes a la hora de buscar la mejor oportunidad que ponga el dinero a trabajar"

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Joel Filipe (Unsplash)

“El dinero se gana siendo contrario al mercado y los buenos inversores tienen una naturaleza de este tipo”. Evan S. Bauman, gestor del Legg Mason ClearBridge US Aggressive Growth Fund, tiene muy claro que el buen gestor es el que compra en momentos difíciles en los que todo el mundo se deja llevar por el pánico y vende cuando llega el momentum del activo en sí. Por eso, aprovechó la reciente crisis financiera para añadir posiciones a su cartera, incluyendo una minera de oro en 2008 que compró a precios de saldo y otros tres valores tras las caídas bursátiles de la primavera del año pasado –dos firmas biotecnológicas y una midcap de tecnología- que “incubará” durante los próximos años hasta que crezcan lo suficiente como para hacer un buen negocio con ellas. También como reacción a los últimos acontecimientos en Oriente Medio y Japón añadió a su cartera posiciones en firmas energéticas que ya había comprado hace año y medio tras el desastre del vertido de petróleo de BP en el Golfo de México, convencido de que la necesidad de petróleo y gas de los emergentes es una tendencia secular. “Compramos barato y cuando las empresas son pequeñas o medianas y esperamos a que se conviertan en firmas más poderosas y atractivas”, explica.

La paciencia es una clave de su gestión. “Somos pacientes a la hora de buscar la mejor oportunidad para poner el dinero a trabajar”, afirma, razón por la que actualmente la cartera tiene casi un 12% en cash. Y también a la hora de vender, decisión que en algunos casos lleva más de dos décadas, pues en su cartera cuenta con posiciones que tomó en 1983; y es que su perspectiva largoplacista hace que su turnover o rotación anual sea tan sólo del 10%. Bauman y Richard Freeman, el otro gestor del fondo, sólo venden cuando las posiciones suben demasiado (la idea es que las 10 mayores representen el 50% de los activos), ante un deterioro de sus balances -por ejemplo debido a un aumento alarmante de la deuda- o ante una oferta de compra, y con la liquidez obtenida buscan “un mejor lugar para el dinero”. La clave de su gestión, en la que Bauman tiene invertido su propio capital, se concentra en una selección puramente bottom-up de compañías con liquidez, gran crecimiento y una buena valoración, sin discriminar por tamaño (aunque prescindiendo de micro caps y mega caps).

Bauman considera que momentos de fuerte volatilidad y caídas bursátiles son “excitantes”, en la medida en que abren la puerta a oportunidades para obtener ganancias a largo plazo, su horizonte de inversión, mientras los momentos de calma y subidas le ponen más nervioso, razón por la que en los años 90 vendió las firmas tecnológicas y evitó el estallido de la burbuja en su portfolio. El experto considera por ello positiva la actual aversión o resistencia de los inversores a entrar en renta variable, es decir, la psicología hacia este activo. “Los dos últimos años han sido frustrantes en términos de flujos, que están empezando a repuntar pero de forma muy lenta, algo que desde mi perspectiva “contrarian” supone una buena señal”. Así, el hecho de que los inversores se estén “perdiendo muchas cosas en renta variable -debido a que aún son escépticos ante el recuerdo de una crisis dominada por el pánico y tienen su liquidez en activos con rentabilidades mucho más bajas- es una de las razones que da soporte a la continuidad del mercado alcista tras la crisis.

Fusiones y adquisiciones: el próximo catalizador

Entre los otros factores positivos está la liquidez, gracias a la salud de las empresas y también al hecho de que la Fed mantendrá una política acomodaticia con bajos tipos incluso tras la retirada del QE2, pues “está lejos de adoptar una política restrictiva y sigue motivada por apoyar las alzas en los activos de riesgo”. Una liquidez que impulsará los movimientos corporativos, uno de los catalizadores fundamentales para el mercado estadounidense en los próximos meses, sobre todo en sectores como el de biotecnología o cuidados de la salud. De ahí que la primera posición de la cartera del fondo, compuesta actualmente por 56 nombres, destaque Biogen. “Son compañías con buenos proyectos de futuro y crecimiento, con mucho cash y poca competencia que resultan atractivas adquisiciones para las grandes farmacéuticas, una tendencia que continuará”, comentará. Como ejemplo, Genzyme, que la gestora tuvo en cartera desde 1989 como accionista mayoritario y que fue adquirida hace poco por Sanofi Aventis en un acuerdo de 20.000 millones de dólares.

El tercer factor positivo que sustenta el rally bursátil son las valoraciones, atractivas pues aunque el mercado ha subido los beneficios de algunas firmas están creciendo incluso a doble dígito y el PER del S&P 500 se sitúa en torno a 30 veces. “No veo razones, ni siquiera la inflación, para que la tendencia de fuerte crecimiento se debilite, sobre teniendo en cuenta que las multinacionales estadounidenses se benefician de un dólar débil y de un fuerte crecimiento en las economías emergentes”, explica. De hecho, considera como tendencias seculares dicho crecimiento emergente -razón por la que el 40% de las ventas de las compañías de la cartera están en mercados en desarrollo- así como la innovación en sectores como el de salud y tecnología. El experto cree que el crecimiento de doble dígito de las compañías podría traducirse también en retornos de doble dígito en bolsa, pues en lo que va de año el fondo de ClearBridge Advisors, subsidiaria de Legg Mason, gana en torno al 10%.

Esos tres factores (aversión a la renta variable, liquidez y valoraciones) han hecho que desde el comienzo de la recuperación la bolsa haya subido el 100% desde los mínimos de la crisis, frente al 160% que suelen traer de subida los mercados alcistas, por lo que aún le queda recorrido.

En conjunto, Freeman y Bauman llevan a cabo un estilo libre de inversión para sus 16.000 millones de dólares en fondos y cuentas gestionadas. El Legg Mason ClearBridge US Aggressive Growth Fund en versión europea cuenta con activos cercanos a 200 millones de dólares.