¿Sirven todos los activos alternativos para descorrelacionar las carteras?

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Robert Ruggiero, Unsplash

Los activos alternativos se han convertido en el nuevo objeto de deseo de unos inversores que cada vez tienen más complicado obtener rentabilidades altas en unos mercados tradicionales muy influenciados por el contexto de tipos al 0% y los riesgos geopolíticos. Y ese interés no solo se ve entre los inversores más institucionales como pueden ser los planes de pensiones que ya invierten el 22%  de sus activos en este tipo de inversiones, si no también en los inversores individuales y de ahí que cada vez sean más las gestoras de fondos que lanzan fondos que invierten en activos alternativos pero con liquidez diaria e inversiones mínimas mucho más modestas que las que exigen los fondos privados.

¿Qué es lo que buscan los inversores con este tipo de estrategias? Por un lado, una mayor rentabilidad y por otro, una mayor diversificación de la cartera al elegir activos que guardan poca correlación con los mercados tradicionales. Con respecto al primer punto, lo cierto es que son varias las gestoras que colocan a este tipo de activos en los primeros puestos en lo que a rentabilidad esperada para los próximos años se refiere. Por ejemplo, BlacRock pronostica que a diez años vista el activo que presenta una mayor expectativa de rentabilidad para un inversor es euros es la inversión en préstamos directos con un rendimiento anualizado esperado del 6,4%.

En cuanto a si se consigue o no diversificar la cartera con este tipo de inversiones, la clave para conseguirlo está en la selección del tipo de activo alternativo que se quiera incluir en la cartera. De hecho, en un informe de AFI y Aberdeen Standard Investment sobre activos alternativos han recopilado la correlación que las diferentes estrategias tienen con respecto a los activos considerados tradicionales, que reproducimos desde Funds Academia.

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Como se observa en el mismo, no todos los activos muestran la misma correlación o descorrelación con respecto a los mercados más tradicionales como el de la renta fija o la variable además de con otros riesgos de mercado. Y es que, según apuntan desde AFI, “a pesar de que los activos alternativos son cada vez más comunes en las carteras de los inversores, no existe una definición consensuada y específica sobre esta tipología de activos”, al tiempo que inciden en la necesidad de hacer “un estudio más exhaustivo de sus características y su funcionamiento. Además, se ha demostrado una mayor dispersión de resultados entre gestores frente a activos tradicionales, lo que hace necesario realizar una adecuada selección de fondos de inversión”.