“Sin una unión bancaria creíble, el euro es una divisa fragmentada y la política monetaria no puede ser eficiente”

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INSM, Flickr, Creative Commons

“La ruta en lo referente a la finalización de la inadecuada unión monetaria se dirige a través de una unión bancaria. Sin una unión creíble, el euro es una divisa fragmentada y la política monetaria no puede tener un impacto eficiente”. Con esta reflexión comienzan Thomas Rose – responsable de inversión y gestión del riesgo- y Pascal Guillet, también del departamento de inversión y riesgo, el análisis del último informe InvestiGate de UBS Global AM, que se centra en el estudio de las implicaciones de la unión bancaria y el papel del BCE y los Estados Miembro en su gestación.

Para Rose y Guillet la unión bancaria, cuya puesta en marcha está fijada para octubre de este año, sería creíble si la nueva autoridad supervisora europea, el Mecanismo Único de Supervisión – presidido por Danièle Nouy- “tiene suficiente jurisdicción”. “Sólo si una autoridad puede dar cuerda a los bancos con problemas de acuerdo con medidas estándar y la recapitalización es financiada por una hucha europea, entonces se podrá desconectar el odioso nexo entre bancos y estados”, sentencian los expertos.

Sin embargo, la unión bancaria ha afrontado problemas a lo largo de todo el proceso de su gestación, y aunque está siendo implementada, los expertos de UBS Global AM creen que el resultado será “una versión ligera”. ¿Qué significa esto? Que los estados podrán seguir actuando independientemente en los próximos años, lo que puede traer consecuencias dañinas para las economías de la periferia. Aportan un ejemplo: España seguirá teniendo la potestad para decidir si nacionaliza o no un banco, y en el caso de que este quebrara, los inversores privados serían los primeros por orden de prelación y después España tendría que rescatar el banco. En casos como este, el fondo de rescate europeo sólo acudiría en última instancia.

Los expertos apuntan a Alemania como obstaculizadora de una unión bancaria completa: “Las acciones estrechas de miras de Alemania son problemáticas respecto al historial de los últimos datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés)”. El pasado 16 de diciembre el supervisor bancario publicó un informe de transparencia que recogía datos de los 64 bancos de mayor tamaño de 21 países de la UE en el que se reflejaba que la dependencia mutua de bancos y estados está volviendo a crecer, dado que las 64 entidades poseían un 9,3% más de deuda soberana el 30 de junio de 2013 que a finales de 2011.

El dato positivo de dicho informe es que el ratio de capital de esos bancos en junio con respecto a los 18 meses anteriores se había incrementado de media desde el 10% hasta el 11,7%: mientras que mejoraron el ratio core Tier 1 en más de 80.000 millones de euros, redujeron en 817.000 millones los riesgos presentes en sus balances. “Lo preocupante es el hecho de que los incentivos para el carry trade más desastroso del siglo XXI continúan existiendo”, apostillan los expertos de UBS Global AM. 

En este contexto, las compras de deuda soberana por parte de los bancos de países periféricos constituyen el mayor riesgo actual según Rose y Guillet, en observancia del informe de la EBA: “La urgencia se vuelve visible en el ejemplo de España. Los cerca de 200.000 millones de euros en bonos soberanos españoles no se han expandido mucho, pero los retienen casi por completo los cuatro bancos españoles incluidos en la encuesta (Santander, BBVA, CaixaBank y Popular)”.

“El riesgo reside en el hecho de que una dependencia funesta se ha deslizado en la relación triangular entre estados, bancos comerciales y bancos centrales”, continúan los expertos, constatando que los bancos comerciales obtienen ingresos de la diferencia de tipos, los estados reducen sus costes de financiación y un caso de insolvencia de la banca o de los estados sería un desastre para las autoridades monetarias. “El incentivo de este carry trade, sin embargo, sólo se puede mitigar cuando las regulaciones sobre capital ya no favorezcan a la deuda gubernamental”, explican Rose y Guillet, que recuerdan que actualmente no se requiere provisionar una reserva de capital adicional para tener bonos gubernamentales. “Este deber subsidiario, como Draghi enfatiza, terminaría dentro de un debate global y con regulación, y el comité de Basilea es el foro adecuado para hacerlo”, afirman los expertos de inversión y riesgo.

Ambos continúan destacando elementos del discurso de Mario Draghi, que en múltiples ocasiones ha puesto acento sobre las diferentes condiciones de financiación de las compañías en función de su país de procedencia. En este contexto, las rebajas en los tipos de interés no han tenido impacto sobre las compañías caso por caso, y al mismo tiempo la concesión de préstamos a empresas ha continuado descendiendo (20.000 millones en 2012), por lo que la vía para obtener financiación más fácil en estos momentos para las compañías es a través de emisiones de deuda corporativa. “La política monetaria del BCE no ha funcionado óptimamente, porque los bancos de los países periféricos estuvieron y están todavía en parte infracapitalizados debido a los activos de riesgo”, denuncian Rose y Guillet.

Los expertos muestran una postura crítica con el trabajo de la banca comercial, pues consideran que es el préstamo lo que expande el volumen de dinero en circulación, y por tanto si no hay concesión de crédito, aparecen los riesgos deflacionarios. “Una política monetaria expansionaría no tiene efecto sin préstamos en buen funcionamiento. Aunque la oferta de dinero es cada vez más fuerte, lo que cuenta es la oferta monetaria que incluye depósitos bancarios”, señalan los responsables de la gestora. De ahí, resaltan, la importancia de la revisión de la calidad de los activos (AQR) que emprenderá el BCE próximamente, pues consideran que estos test – que incluyen a 130 bancos que serán regulados directamente por el banco central en el futuro- “probablemente dirijan los incentivos de los bancos hacia la dirección adecuada”.