Sin plan para el Brexit, pero con un destino más claro

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Foto cedida

TRIBUNA de Stephanie Flanders, estratega jefe para Europa de J.P.Morgan AM. Comentario patrocinado por J.P.Morgan AM.

Theresa May ha dado más datos de los que se conocían hasta la fecha acerca de los objetivos de negociación del Reino Unido cuando comience su proceso de salida de la UE. Su discurso no respondió a todas las preguntas que tenía la comunidad empresarial y los socios comerciales de Gran Bretaña ni tampoco resolvió todas las dudas que existen con respecto a la futura relación del país con la UE.  Eso nunca fue probable ni práctico. Al presentar los 12 objetivos del gobierno para las futuras negociaciones, May respondió a algunas preguntas sobre el planteamiento del gobierno y prometió que las dos cámaras del parlamento votarían cualquier acuerdo sobre el Brexit. Esto parece haber tranquilizado a los inversores. La libra esterlina subió más de un 2% frente al dólar, poco después del discurso, aunque el FTSE 100 cedió terreno.

Los principales datos para los inversores son los siguientes:

El Reino Unido NO continuará siendo un miembro del mercado único tras abandonar la UE, porque no aceptará la libre circulación de inmigrantes en el país ni ningún control del Derecho británico por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

El Reino Unido pretende conseguir que sus mercancías accedan a la UE libre de aranceles, tal y como corresponde a los miembros de la unión aduanera de la UE. Sin embargo, la forma de conseguirlo está abierta a debate y el Reino Unido NO aceptará un arancel externo común ni otros límites asociados con la pertenencia de pleno derecho a la unión aduanera.

El Reino Unido pretende alcanzar acuerdos de transición para sectores concretos, una vez concluido el proceso del artículo 50, a fin de evitar que empresas y consumidores se vean al borde del precipicio. La duración de estos acuerdos dependería del sector y estaría sujeta a negociación, pero NO serían indefinidos y se producirían después de que se hubiese alcanzado un acuerdo formal sobre la salida del país de la UE. 

En lugar de permanecer en el mercado único, May afirmó que desea que el Reino Unido consiga "el mayor acceso posible al mercado único a través de un nuevo acuerdo de libre comercio integral, enérgico y ambicioso". Afirmó que podría imitar elementos de los acuerdos vigentes del mercado único en industrias como la automoción y los servicios financieros, pero insistió en que el Reino Unido no pretende mantener una pertenencia parcial a la UE tal y como algunos esperaban.

El discurso contenía otros muchos puntos de interés, en particular el compromiso de intentar mantener una zona de viaje común con la República de Irlanda y la promesa de que las competencias descentralizas de Escocia y otras naciones del Reino Unido no serían reclamadas por Westminster e incluso podrían aumentar durante el proceso de abandono de la UE.

Sin embargo, las preguntas más importantes para los inversores tienen que ver con los detalles prácticos de la propuesta de May —y con si estos serán políticamente aceptables para los demás países de la Unión—. 

El rechazo del TJUE y los comentarios en materia de inmigración resultan particularmente importantes para la comunidad empresarial.

Con respecto al TJUE, muchos implicados consideran que otros países de la UE ya no querrán que la City de Londres siga siendo el principal proveedor de determinados servicios financieros a compañías de la UE, si el Reino Unido no está dispuesto a aceptar cierta jurisdicción de la UE sobre las instituciones financieras del Reino Unido. Si esta opinión es correcta, May no podrá conseguir su objetivo propuesto de reproducir —o casi reproducir— las condiciones de las que las empresas de servicios financieros con sede en el Reino Unido disfrutan en estos momentos gracias al mercado único.

Muchas empresas británicas dependen de trabajadores inmigrantes —cualificados y no cualificados—. May sugería que el gobierno sería más benévolo con los primeros que con los trabajadores no cualificados, pero las diferencias son escasas. También afirmó que el elevado nivel de inmigración de los últimos años había hecho bajar los salarios de los trabajadores no cualificados en el Reino Unido. Este no ha sido el discurso oficial del Tesoro hasta la fecha y podría suponer un problema para las empresas que dependen de la mano de obra inmigrante barata.   

La reacción positiva del mercado al discurso sugiere que cualquier preocupación sobre su contenido ha sido compensada por el alivio de que por fin se haya producido el discurso. El proceso del Brexit plantea multitud de problemas a las empresas del Reino Unido. La primera ministra insistió en que "ningún acuerdo era mejor que un mal acuerdo" y admitió que no descartaba un buen acuerdo. Sin embargo, ahora tenemos más claro lo que el gobierno espera conseguir —y una confirmación oficial de que se alcanzarán acuerdos de transición—. Esto, unido al tono conciliador de la primera ministra con respecto al resto de la UE, probablemente también favorecerá a los activos del Reino Unido. Sin embargo, seguimos pensando que las acciones de empresas de gran capitalización del Reino Unido parecen menos vulnerables a los riesgos del Brexit y en general mantienen precios más favorables en el entorno actual que las acciones de empresas de pequeña y mediana capitalización del país o que otros muchos mercados de renta variable desarrollados.