¿Sigue siendo una alternativa válida el factor investing?

Pedro Coelho (UBS ETF)
Foto cedida

TRIBUNA de Pedro Coelho, director de Ventas en España, UBS ETF. Comentario patrocinado por UBS AM.

La premisa sobre la que se asienta el factor investing radica en que las acciones con determinadas características conocidas como factores suelen tener una rentabilidad superior a la del mercado a largo plazo. Este tipo de política de inversión consiste en obtener exposición a estrategias donde los valores seleccionados cumplen determinados criterios de elegibilidad. Los factors  más habituales incluyen el valor, momento, dividendo, calidad y baja volatilidad. Dentro de los ETF son conocidos como smart beta o alternative beta, y han registrado últimamente un creciente interés entre los inversores, con una tasa de crecimiento anual acumulada a cinco años de los activos invertidos de más del 30%. A nivel total, los activos invertidos en esta clase de ETF hoy en día ascienden a 430.000 millones de dólares.

Si analizamos datos históricos, desde el año 2000, los factors han ofrecido, en general, una rentabilidad significativamente superior a la del mercado. Por ejemplo, el factor calidad ha batido al mercado en un 3% anual y el factor baja volatilidad lo ha superado en un 6%. Al mismo tiempo, todos han tenido volatilidades inferiores al índice de referencia del mercado. En otras palabras, el factor investing, en general, ha registrado un mejor comportamiento en una base ajustada al riesgo, proporcionando un argumento convincente a favor de este tipo de inversiones. Esta rentabilidad superior también se ha mantenido, en general, durante el último periodo de bajos tipos de interés (desde enero de 2009).

A nivel académico, los ETF basados en factors tienen su origen en décadas de investigación sobre los impulsores sistemáticos de los rendimientos de las acciones más allá de su exposición a un determinado factor del mercado. Un factor bien fundamentado debe cumplir varios principios. En primer lugar ha de ser razonable y ha de contar con sólidos fundamentales económicos. Además, tiene que ser consistente a lo largo del tiempo y prevalecer en todos los mercados. Por último, un factor también debe ser estable ante alternativas más específicas (por ejemplo, para el factor valor existirían diferentes proxies como el PER o el precio/valor en libros). Estos criterios aseguran que sean mucho más que el resultado meramente estadístico derivado de un proceso de datos. Un factor debería constituir un segmento propio dentro de las categorías de riesgo-retorno que esté asociado con una prima para cada factor sobre la rentabilidad de la que pueden beneficiarse los inversores.

Una vez analizado en qué consisten, la pregunta que cabría plantearse ahora es ¿por qué funcionan los factors? En este sentido podemos hablar de tres categorías. En primera instancia, la recompensa del riesgo: la prima de cada factor compensa a los inversores por los riesgos no diversificados, lo que justifica el incremento del rendimiento esperado. Por ejemplo, algunos analistas creen que el valor, el tamaño y el momento muestran una gran sensibilidad a factores macroeconómicos como el crecimiento de la inflación.

La segunda categoría es el sesgo sistemático. Según la teoría de las finanzas conductuales, los inversores cometen errores que pueden dar lugar a distintos patrones en los rendimientos de la inversión, como puede ser extrapolar incorrectamente el pasado al futuro o reaccionar exageradamente ante las noticias. En último lugar nos encontramos con las restricciones de los inversores. Algunos inversores, como los fondos de pensiones o soberanos, cuentan con ciertas limitaciones a la hora de implementar sus decisiones de inversión y determinados eventos, como una rebaja de calificación crediticia, lo que puede llevarlos a tener que liquidar sus posiciones.

Sin embargo, en términos generales, los inversores tienen la opción de seleccionar y elegir los factors que mejor encajan con su perfil. Las decisiones de inversión pueden basarse en una justificación racional sobre la persistencia de la prima de cada factor, en su evolución histórica, o reflejar un intento de timing de factors. También es necesario recordar que los rendimientos superiores de los factors muestran patrones de correlación dinámica y, por tanto, la combinación de diferentes factors puede ofrecer importantes beneficios de diversificación