¿Siempre invertidos?

Kamil Molendys, Unsplash

“Los inversores orientados a un retorno absoluto, por contraste, comprarán sólo cuando las inversiones alcancen unos estándares absolutos de valor. Elegirán estar completamente invertidos sólo cuando las oportunidades disponibles sean tanto suficiente en número como poderosas en su atractivo, prefiriendo mantenerse menos que completamente invertidos cuando ambas condiciones no se cumplan. Al invertir, hay momentos cuando lo mejor que puedes hacer es no hacer nada. Y aun así los gestores institucionales son incapaces de adoptar esta alternativa a menos que la mayoría de sus competidores lo hagan a su vez.”

Seth A. Klarman, Margin of Safety

En momentos como éstos en los que el mercado sube como la espuma- o casi- es muy complicado evadirse de la comparativa a corto plazo, mensual, trimestral…, y no hacer seguidismo de los índices y comprar lo que está subiendo en esos momentos y tratar de alcanzar el mayor porcentaje de dicha subida. Klarman opina al contrario. No es el único, claro; Buffett o Howard Marks o Bruce Berkowitz por poner tres ejemplos opinan lo mismo (y modestamente yo me sumo a su punto de vista).

Klarman no es ningún inversor de poca monta. Desde que inció su camino en 1983 su hedge fund de enfoque value, Baupost Group, ha conseguido rentabilidades anuales medias del 20%,…con un porcentaje en liquidez tremendamente alto- alrededor del 40%-, por lo que sabe lo que se dice y yo no me atrevería, sin más, a echar en saco roto sus opiniones.

Mi planteamiento personal en el Argos Capital es equivalente. En la Carta de Lanzamiento explicaba a los primeros argonautas (y así leerán los nuevos que van entrando) cómo invertiríamos únicamente cuando encontráramos suficiente margen de seguridad. En el libro El lemming que salió raro, explicaba que el palabro podría ser value timing en vez de market timing, ya que el primero se basa en analizar cuánto margen de seguridad ofrecen los títulos cotizados que podemos adquirir en ese momento y el segundo se basa, únicamente en el precio de los títulos como parámetro de todas las cosas. La diferencia es fundamental, a mi modo de ver.

Los inversores value no tratan de adivinar los movimientos del mercado, basados en los movimientos de los precios, sino que intentan encontrar suficiente margen de seguridad, suficiente discrepancia entre el valor intrínseco de una determinada compañía o de su deuda y el precio al que el mercado nos la ofrece. Eso es todo…..nada más y nada menos.

Para invertir bien- triunfar en Wall Street, decía Benjamin Graham- necesitas pensar independientemente, y ese requisito, como indica Klarman, suele estar muy constreñido por la industria; los intereses de las entidades no siempre suelen coincidir con lo que los inversores (o incluso los analistas o gestores) desearían,.. y suele decantarse la solución de conflictos a favor de la entidad. Quedarse rezagado cuando el resto del mercado, ¡y lo que es peor, la competencia! está aprovechando la subida es casi un pecado mortal. La presión al medirse trimestralmente y quedar descolgado debe ser brutal lo que lleva a muchos inversores a “fiarse” del mercado como guía y no a utilizar su billetero- que era la recomendación de Graham- y esto no suele llevar a buen puerto.

Hace unos días un argonauta me comentaba que le encantaba que me resistiera al mercado y mantuviera tanta liquidez. Le dije que ya en la Carta de Lanzamiento les había prometido que lo haría y, le recordaba, que ya en la carta del Argos de Octubre-Noviembre del año pasado les había hablado de que estábamos en tiempos de disciplina. La disciplina a la que me refería no era a que, como hasta hace un par de semanas, nosotros estuviéramos mejor que el mercado,…sino a lo contrario: que le mercado subiera fuertemente y nosotros nos quedáramos descolgados.  Aunque en el año seguimos yendo bastante bien, se ha producido este hecho y los sectores del mercado en los que, conscientemente, no estábamos invertidos se han disparado en precio y han llevado en volandas a los índices. ¡Bien por ellos!, pero como les decía a los argonautas, no me preocupa y no debería preocuparles.

No todos y cada uno de los años se va a poder batir al mercado, alguna vez éste te supera, es ley de vida. Lo que debería preocuparles sería que abandonáramos la disciplina inversora, por un determinado porcentaje extra de ganancia a corto plazo y arriesgáramos el resto del patrimonio y el largo plazo.

Cada vez más voces de grandes inversores advierten de que puede ser interesante mantener la prudencia, que los mercados se están sosteniendo en niveles muy elevado sobre unas patas muy finas y que puede darse un traspié, corrección o incluso, un crash. Yo no tengo ni idea de qué hará el mercado- también es cierto que dudo de que haya muchos que puedan saberlo-, pero sí tengo claro que no hay demasiado margen de seguridad y antes que jugar a un juego idiota en el que me vería obligado a comprar para mis argonautas activos que me parecen caros, prefiero quedarme quieto a la espera. Mientras tanto subiremos a un ritmo más lento,…no hay problema. Pero cuando realmente se produzca la oportunidad de adquirir una buena empresa a precios muy atractivos, tendremos la liquidez preparada y la escopeta dispuesta para disparar y cobrar la pieza.

Estar siempre invertidos es un lujo que no todos se pueden permitir y que otros directamente no desean asumir,…¿quién tendrá razón? Es un poco como el chiste del ateo: “Yo no creo en Dios y prefiero divertirme y hacer lo que me de la gana mientras estoy vivo….- pues yo no sé si existe Dios, pero si no existe y no he hecho cosas malas a los demás y les he ayudado, habré tenido una buena vida en la Tierra; si existe, me recompensará toda la Eternidad,….pero como viva como que no existe y luego resulte que sí, ¡ay la que me espera!”

La liquidez penaliza como coste de oportunidad en el corto plazo en un mercado alcista. Si viene uno bajista, la liquidez es un “divino tesoro”.

Un abrazo a todos y hasta el próximo artículo.