Sembrar hoy para recoger mañana: oportunidades de inversión a largo plazo

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José María Díaz Vallejo y Juan Díaz-Jove, gestores del fondo de renta variable Rentamarkets Narval.

La crisis actual no tiene precedentes, pues su causa no es económica ni financiera sino sanitaria. No estamos viviendo un colapso del mercado como consecuencia de un pinchazo de una burbuja, como en el año 2000, ni una crisis de deuda, como en el año 2008. Las circunstancias son diferentes. Para invertir en este entorno debemos repensar las fórmulas que funcionaron en el pasado y adaptarlas a la nueva realidad; sólo así podemos sobrevivir, primero, y rentabilizar, después.

Por fin, el mundo empieza a reaccionar ante el coronavirus, después de un primer tiempo de parálisis financiera, política y social. Los gobiernos están tomando medidas para reducir el impacto económico de la crisis, los bancos centrales están anunciando políticas agresivas para garantizar la liquidez y el funcionamiento del sistema financiero, y los ciudadanos estamos dando muestras de solidaridad y compromiso comunitario para aliviar la tremenda carga social. Además, las noticias que llegan de China y de Corea del Sur indican que, con las medidas adecuadas, se puede frenar la pandemia. La confianza en la capacidad del ser humano para superar obstáculos ha sido, históricamente, una de las inversiones con mayor ratio de acierto y mayor generación de rentabilidad. Esta no va a ser una excepción. Detrás de la presión mediática y del pesimismo inevitable, hay cosas importantes que están cambiando a mejor.

Las pérdidas del fondo son dolorosas (19,23% frente a unas caídas de los índices europeos del 32% de media, a 20 de marzo de 2020), pero se mantienen dentro de lo recuperable sin necesidad de incrementar el nivel de riesgo de sus inversiones. Ese es, precisamente, el objetivo de nuestra estrategia de contención de riesgos, y explica el mejor comportamiento de Narval frente a los índices y frente a sus competidores. Nuestro objetivo no es defender esta ventaja, sino aprovecharla para ganar. Estamos comprando empresas de alta calidad que acumulan caídas de entre el 40% y el 60%. Así, con que estas compañías recuperen una parte de lo que han perdido, gracias a sus fundamentales y a sus valoraciones, el fondo podrá alcanzar los niveles previos a la crisis con mayor rapidez que los índices. A partir de ahí, la recuperación pondrá las bases para generar rentabilidades altas a largo plazo.

Por estos motivos la cartera de Narval va adoptando un sesgo cada vez más constructivo. Lógicamente, después de las caídas abultadas en la renta variable y de las reacciones antes señaladas, tenemos que ser más positivos que hace unos meses. No podemos olvidar que la crisis sigue viva, pero tampoco podemos ignorar que, tarde o temprano, terminará y que la vocación de Narval es ganar dinero para sus inversores a largo plazo. Tenemos que aprovechar las oportunidades de inversión que están surgiendo.

Para ello, estamos rotando posiciones de manera progresiva, reduciendo los pesos en las empresas que mejor han aguantado para incrementarlo en aquellas que más injustamente han sufrido. También hemos vendido, oportunamente, las empresas menos robustas, como Covestro y ThyssenKrupp, para introducir compañías de extrema calidad que cotizan a valoraciones no vistas en años, como Adidas o Assa Abloy. Por otro lado, estamos realizando elevadas plusvalías en coberturas como la de Renault, reinvirtiendo esos beneficios en buenas empresas como las señaladas anteriormente. Por último, mantenemos un nivel de caja suficiente que dota al fondo de flexibilidad ante cualquier imprevisto.

Hemos revisado todas nuestras tesis de inversión para comprobar dos puntos importantes: primero, que los balances de las empresas sean fuertes y capaces de aguantar una recesión severa y, segundo, que la posición competitiva de nuestras compañías salga reforzada de la crisis cuando ésta termine. Los valores que forman parte de Narval cumplen ambos requisitos.

Sembrar hoy para recoger mañana implica pensar qué pasará después del coronavirus. En primer lugar, creemos que las probabilidades de la vuelta a la inflación son mayores que nunca desde la crisis financiera de 2008. Cuando finalice el masivo encierro doméstico, la velocidad del dinero volverá a crecer y con fuerza. Por este motivo desconfiamos de la liquidez y entendemos la inversión en bolsa como la alternativa necesaria. Las regulaciones en materia de seguridad y salubridad se van a endurecer en todos los sectores y las empresas débiles que no puedan alcanzarlos desaparecerán; la ventaja será para las empresas grandes, globales y financieramente fuertes. Por último, esperamos que el consumo discrecional y la reposición de inventarios sean los principales motores de la próxima recuperación. Estamos comprando empresas multinacionales sólidas, con valoraciones atractivas, que se verán beneficiadas por estas dinámicas.