Seis gráficos para confiar en una recuperación –esta vez sí- de la renta variable europea

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cemre, Flickr, Creative Commons

Los índices europeos han registrado una rentabilidad un 30% inferior al S&P 500 durante la última década. Son muchas las razones para justificar el peor comportamiento: la crisis financiera, la crisis de la deuda soberana y la escalada del riesgo político. Sin embargo, no todo está perdido: “Al mirar nuestra propia dinámica de mercado, creemos que los fundamentos están ahí para probar que las bajas rentabilidades están llegando a su fin”, afirman Stephanie Butcher y Oliver Collin, gestores de renta variable europea del equipo de inversión de Invesco en Henley.

Los dos gestores aportan una serie de gráficos que respaldan esta afirmación. El primer de ellos refleja la mejoría de la situación macro. “La región europea se está beneficiando de unos mejores datos de los índices PMI. Los datos estadounidenses también son sólidos, pero los tipos de cambio, o la segunda derivada de mejora, favorece a Europa”, resumen.

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El segundo gráfico muestra la recuperación de la inflación. Es más evidente en el caso de la inflación general, con una tendencia ascendente desde mediados de 2016, aunque pueda atribuirse gran parte al efecto de base de la recuperación del precio del petróleo. Sin embargo, comentan que la inflación subyacente “fue razonablemente constante durante todo el periodo”.

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La recuperación europea también bebe de la recuperación mundial, “con una mejora de las expectativas del PIB por primera vez después de 5 años de previsiones a la baja”. Butcher y Collin explican que “las empresas europeas se benefician tanto de la contribución doméstica al PIB como del crecimiento internacional, ya que el Eurostoxx 600 solo tiene una exposición interna del 50%”.

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El cuarto gráfico ilustra el momento de resultados de las empresas europeas, que han mejorado sus estimaciones de beneficios corporativos desde finales de 2016. “Lo que quizás es más relevante es el aumento de empresas que esperan revisiones al alza. Esto es lógico, dado que las compañías de Europa Continental tienen el mayor apalancamiento operativo de las ventas a nivel mundial, excluyendo a Japón”, afirma el dúo de expertos.

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El quinto argumento tiene que ver con la política monetaria ejercida por el BCE. Si bien aclaran que no invierten “intentando adivinar lo que hará Mario Draghi”, constatan un cambio en las preocupaciones del mercado: “Hace 12 meses, el debate estaba más centrado en la política monetaria. Ahora la discusión es claramente sobre cuándo se normalizará esta política y cómo se reducirán las compras mensuales de la mejor forma posible”. La tesis de Butcher y Collin, haciendo un símil con la medicina, es la siguiente: “Consideramos que el BCE esté empezando a quitar los calmantes como un signo de que la economía es un paciente sano, lo que a su vez supone un mejor campo de juego para invertir".

El último argumento tiene que ver con el riesgo político. Si bien el Brexit ha supuesto un golpe traumático para el continente, el resto de comicios celebrados en el último año – elecciones generales en España y Holanda y elecciones presidenciales en Austria y Francia- han terminado con resultados “favorables al mercado y que coincidieron además con lo pronosticado por las encuestas”.

La conclusión que extraen los expertos a partir de estos datos es que “la política europea a partir de ahora puede conducir a una política fiscal y monetaria más favorable para el mercado”. Añaden que, cuando analizan los datos macro y el momento de resultado, y los contrastan con los datos de flujos europeos, entonces “nuestro optimismo se convierte en emoción”. Aportan algunos datos para comprender mejor el contexto: desde principios de 2016, los fondos de renta variable europeos han sufrido salidas por 100.000 millones de euros. Es una cifra equivalente al 10% del patrimonio en esta clase de activo, similar a los flujos vistos durante la crisis financiera mundial… salvo porque los datos económicos muestran un cuadro de recuperación al alza.

“La pregunta es, ¿seguirán los flujos tan sesgados contra la región? Creemos que no”, declaran los gestores. Es decir, que descartan que se mantenga el descuento del 30% por valor en libros de las acciones europeas respecto a las estadounidenses. “Los riesgos políticos percibidos están retrocediendo. Los flujos más recientes de la región sugieren que los flujos fuera de Europa han alcanzado un pico, e incluso pueden comenzar a mostrar señales de un cambio”, añaden. Su resumen de la situación no puede ser más alentador: “2017 parece ser el primer año desde la crisis financiera de 2007 que la política y la economía están alineados en positivo para Europa”.

¿En qué invertir?

“El hecho es que Europa es considerada actualmente un mercado de riesgo”, continúan los expertos, en referencia que, cuando aumenta la aversión al riesgo de forma general, este mercado tiende a comportarse peor que otros de renta variable. Esto explica que se haya beneficiado de más flujos el mercado de renta fija, y en la renta variable estadounidense. Desde Invesco confían en que “la prima de riesgo bajará para Europa, tanto en términos absolutos como relativos frente a otras regiones, ya que la política ha sido una fuente clave de preocupación internacional”. En su opinión, si las elecciones alemanas registran un resultado favorable al mercado, será el momento definitivo para que los inversores vuelvan a fijarse en los fundamentales.

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“Lo que estamos presenciando es un cambio en el clima de inversión. Esto tiene ramificaciones fundamentales para el tipo de activos que liderarán el mercado”, insisten los expertos. Estos se fijan en la dependencia, ahora extrema, de los valores más defensivos y con un crecimiento estable. Si se cumple la tesis de recuperación del crecimiento económico y los beneficios empresariales, tal y como defienden desde Invesco, en un contexto en el que las valoraciones aún reflejan el temor a la falta de crecimiento, el pronóstico de Butcher y Collin es el siguiente: “Debemos esperar por tanto una rotación hacia las áreas menos preferidas como son las cíclicas, financieras y esos países con riesgos políticos. En otras palabras, hacia todas las áreas que se habían hecho cada vez más baratas en los últimos años, y que hemos aumentado constantemente la asignación durante ese periodo de tiempo”.