Sector tecnológico: las lecciones de la crisis de las puntocom

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Funds People

2019 está siendo un buen año para los inversores que se han decantado por las acciones growth. Pero en el ambiente planea el fantasma de una recesión que, por ahora, se queda en desaceleración, y que podría hacer que el dinero regrese a la inversión value, normalmente ligada a sectores más defensivos. ¿Podría este contexto pasar factura a un sector de crecimiento tan en boga como el tecnológico? Gestores, analistas y directores financieros analizan este tema en un desayuno organizado por Funds People y patrocinado por DNB Asset Management.

Lo primero que hay que distinguir es entre los negocios que dependen de la tecnología y aquellos que se benefician de ella. Julio Morán, analista en Orienta Capital, pone un ejemplo, el de la burbuja puntocom de los años 90, que trajo consigo la destrucción de muchas nuevas compañías, en la mayoría de los casos porque no tenían modelos de negocio viables o por la propia competencia. Posteriormente, según explica, se produjo una consolidación del sector en empresas más grandes, entre ellas se encuentran nombres de sobra conocidos hoy en día, como Google o Apple. En esa misma época convivían compañías de elevado crecimiento, como Walmart, que supieron sacar partido de la implantación de tecnologías, por ejemplo, en la cadena de suministro o en el sistema de gestión de almacenes.

Dicho esto, Julio Morán no cree que “en el corto o medio plazo empresas como Google o Apple vayan a perder una parte significativa de su negocio, pero sí podrían hacerlo ciertas empresas pertenecientes a subsectores tecnológicos de más reciente creación, que están más especializados, como robótica o Inteligencia Artificial (IA)”. No obstante, asegura que en la parte de fondos temáticos, en el segmento más tecnológico, sí que están analizando fondos con exposición a este tipo de temática. “Por ejemplo, vamos a incluir probablemente fondos que invierten en robótica, IA o tecnología médica, pero hay que tener mucho cuidado porque muchas de estas compañías pueden acabar fallando y, sobre todo, hay otro problema: en algunos casos se está comprando a precios absurdos. Quizá no tan absurdos como lo que se podía ver en los años 90, pero aún así hay que estar atentos”.

Un bien escaso en todo el mundo

Esta es otra clave de lo que ocurre en el sector tecnológico actualmente: aunque las compañías tradicionales como Google, Apple… pueden estar bien valoradas o incluso baratas, el resto están caras. Ignacio Cantos, director de Inversiones de ATL Capital, explica que el crecimiento se ha convertido en un bien escaso en todo el mundo debido, entre otras razones, a los bajos tipos de interés. Y por eso, “lo que estamos haciendo es pagar bastante más por ese crecimiento. A lo mejor no las exageraciones que se pagaron en el año 2000 porque de todas las crisis algo se aprende, pero sí que por empresas pequeñas de los subsectores más en boga, como IA o ciberseguridad, se están volviendo a pagar otra vez cantidades desorbitadas, más teniendo en cuenta que muchas de ellas no ganan dinero”.

Ignacio Cantos también comenta que el diferencial entre valor y crecimiento se ha ampliado mucho en el último año y medio, por lo que considera que, en algún momento, tendrá que llegar un tope “porque estamos sobrepagando demasiado por ese crecimiento”. Coincide, por tanto, en que de cara a 2020 y lo que queda de año hay que ser más selectivo a la hora de invertir en este tipo de compañías growth si no queremos volver a sufrir las consecuencias del pinchazo de una burbuja. 

Desde esa burbuja de 2000 han pasado ya prácticamente dos décadas, lo que permite analizar lo ocurrido con cierta perspectiva. Íñigo Colomo, director de Inversiones de March AM, hace hincapié en que, al final, el fenómeno de las puntocom no ha sido diferente al experimentado por otras tecnologías revolucionarias. “Por ejemplo, en el caso de los teléfonos móviles muchas de las compañías que estaban ya han desaparecido. Pero eso no es un elemento diferenciador. Todos sabemos que aproximadamente dos tercios de las empresas que comienzan su actividad, lleguen o no a cotizar en bolsa, cierran a los tres años”.

El ganador se queda con todo

Además, Íñigo Colomo comenta que hay otro elemento en común con muchos otros periodos. “Es curioso como, a pesar de que todos sabíamos que Internet sería una apuesta ganadora, una gran parte de las empresas que nacieron en aquella época no fueron capaces de tener éxito o de sobrevivir en un entorno que les era tremendamente favorable”. Y hay aún una tercera dinámica común: el ganador se queda con todo. “Al final es un juego de cuatro o cinco grandes jugadores que acaparan una parte enorme del mercado, mientras que el resto queda repartido en una diáspora de participantes mucho más pequeños”. En conclusión, “dos décadas después se ve una vez más la persistencia de las dinámicas de los ciclos empresariales en las tecnologías que inicialmente son muy disruptivas. El desarrollo de nuevos sectores tecnológicos como son los de la robótica, IA, etc. son muy interesantes, pero deberíamos utilizar la experiencia adquirida en fases anteriores a la hora de analizar las oportunidades que representan y los precios a pagar por las compañías actualmente más representativas”.

Una visión parecida tiene Celso Otero, gestor de fondos de Renta 4 Gestora, pero con algunas discrepancias. Considera que hay que tener muy en cuenta la coyuntura actual de tipos de interés cero, que ha provocado que las valoraciones de las compañías sean más elevadas en todos los sectores, no solo en tecnología. Además, también llama la atención sobre la diversidad que encierra el sector tecnológico: cloud, juego online, comercio online, redes, 5G, IA, robótica... “Estamos en medio de una revolución. Anteriormente fue la industrial y ahora es la tecnológica. Todos los sectores están inmersos en la tecnología; en todos la tecnología está haciendo que sus ventas crezcan, que sus costes varíen”.

Debido a esa heterogeneidad que presenta el sector tampoco considera que se pueda afirmar de forma generalizada que la tecnología está cara: “Algunas cosas lo están debido a lo que consideramos aberraciones por la euforia del momento unido a unos tipos de interés extremadamente bajos. Pero hay otros casos en los que creemos que sí va a haber crecimiento”. Celso Otero cita el de las empresas especializadas en la nube, un segmento de negocio “en el que ya están comenzando a formarse casi oligopolios, y que traerá consigo cambios a 10, 20, 30 años vista”.

El cliente pide lo de siempre, rentabilidad

Caro o no tanto, la tecnología tiene un innegable atractivo, entre otras cosas porque se trata de un sector que forma parte de nuestro día a día. Quién más o quién menos usa las redes sociales, el teléfono, las aplicaciones…, pero ¿es algo que a los inversores les interesa, por lo que preguntan a su asesor o gestora? Todos los participantes en este debate coinciden en que interés hay, pero lo que piden los clientes al final es lo de siempre, rentabilidad. Y, en cualquier caso, debido a su omnipresencia es un sector en el que es complicado no invertir. Lo recuerda Mikko Ripatti, senior client portfolio manager para España y Portugal de DNB AM. “Hoy en día es difícil no invertir en tecnología. El 25% del MSCI es tecnología, ya sea en el sector de la alimentación, en el de la automoción con los coches autónomos... La tecnología está en todas partes, es la fuerza que provoca los cambios en diferentes sectores”.

No obstante, también coincide con el resto de ponentes en que hay que ser selectivo “porque las mayores empresas de tecnología tienen mucho peso en los diferentes índices: hay mucho dinero invertido, por ejemplo, en Apple, y no porque se trate de una empresa de tecnología sino porque tiene mucho peso en el índice, por lo que hay que ser bastante selectivo con los nombres”. Mikko Ripatti concluye que con la vista puesta en el largo plazo todavía quedan muchas cosas por acontecer en este ámbito, y advierte también que la tecnología no es inmune a las tendencias del mercado.