Sebastián Velasco (Fidelity): “En esta crisis el inversor no está queriendo vender, sino informarse”

Sebastián Velasco (Fidelity)
FundsPeople

La adaptación del equipo de Fidelity International a las incomodidades que impone el confinamiento ha sido rápida y relativamente sencilla. La gestora tiene implantado desde hace tiempo la opción del teletrabajo. Eso significa que tecnológicamente la entidad estaba preparada para afrontar un escenario tan complejo como el que estamos viviendo. “Culturalmente, el teletrabajo es algo aceptado internamente. Incluso en algunos departamentos en Reino Unido, se recomienda que los empleados desempeñen su labor desde sus casas dos días a la semana. Esto ha hecho que, para nosotros, la transición haya sido bastante fácil. Lo que me ha sorprendido muy gratamente es ver cómo nuestros clientes también han sabido organizarse perfectamente para trabajar desde casa”, destaca Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal en una entrevista con FundsPeople.

Tal y como explica, una de las ventajas de ser una firma global, presente en 24 países, es el hecho de poder tener una visión también global de lo que está ocurriendo, lo que en la práctica les permite en muchas ocasiones adelantarse a los acontecimientos adoptando las medidas oportunas. “Primero vimos los estragos que el COVID-19 estaba provocando en China, donde contamos con 700 empleados repartidos en cuatro oficinas. Luego los cierres de colegios en Japón, el confinamiento  en Italia,… Eso nos ha dado una visión muy buena de lo que estaba pasando en distintos lugares y también de lo que puede ocurrir en el futuro. Por ejemplo, ahora estamos observando cómo en China se está retomando la normalidad, pero vinculada al distanciamiento social, al uso cotidiano de mascarillas, la medición de temperatura corporal, el trabajo por turnos en las oficinas… y con la preocupación de que se produzca un rebrote del virus”, afirma.

Dos tendencias que se van a acelerar

El mundo, tras el paso del coronavirus, será distinto. Es algo que parece bastante claro. En opinión de Velasco, algunas tendencias que estaban tomando forma se van a acelerar como consecuencia de esta crisis. “Muchas de las cosas que hacíamos offline las pasaremos a realizar online y, más específicamente, desde el teléfono móvil. Trabajaremos, veremos cine desde casa, asistiremos a clases, nos relacionaremos con familiares y amigos y haremos la compra de manera digital gracias a una conectividad que ha mejorado, que hoy es 4G y en breve será 5G. El COVID-19 será un catalizador que nos llevará a adoptar comportamientos que, si no hubiese existido el virus, hubiésemos tardado años en adoptar. Esta nueva sociedad basada en el distanciamiento social va a favorecer la conectividad a través de la tecnología”, augura el responsable de Fidelity para el mercado ibérico.

Eso en el plano social. A nivel de industria, uno de los fenómenos que Velasco considera que también se acelerará como consecuencia de esta crisis será la inversión responsable. “El interés por la ESG se va a disparar. En el reciente desplome sufrido por los mercados se ha observado cómo las compañías con estándares medioambientales, sociales y de buen gobierno más elevados se han comportado mucho mejor que las que cuentan con ratings ESG más bajos. Esto es interesante. Se ha apreciado una dispersión bastante clara entre aquellas con calificación A y las que tenían un rating E, no solo a nivel global sino también dentro de cada uno de los sectores. Esto hará que muchas empresas tomen nota y le otorguen al bienestar de los empleados, proveedores y comunidades donde operan una relevancia mucho mayor de la que se le daba hasta ahora”.

Preocupaciones cambiantes por parte de los clientes

En lo que respecta a la crisis de mercado surgida a raíz del coronavirus, el director general de Fidelity para España y Portugal ha apreciado una evolución en las preocupaciones de los clientes. “En una primera fase, cuando todo comenzó, la principal preocupación de los inversores giraba en torno a la liquidez de los fondos. Querían tener información detallada de lo que había en las carteras y que los gestores o directores de inversiones les realizasen actualizaciones frecuentes sobre su composición. Los clientes no querían vender. Querían estar informados. En una segunda etapa se interesaron por nuestros planes de contingencia. Buscaban conocer cuáles eran las políticas de cierre de fondos y saber nuestro nivel de preparación en caso de que algunos mercados pudieran cerrar o se suspendieran las cotizaciones de algunas compañías”.

Ahora, según Velasco, estamos en una tercera fase en la que no está claro todavía lo que va a ocurrir. “El posicionamiento de muchos clientes ante esta situación aún no está definido. No saben si esto es una fantástica oportunidad de compra o si podemos revisitar los mínimos de marzo. Estamos viendo una situación anómala de mercados, en la que éstos se están comportando relativamente bien teniendo en cuenta que encaramos una recesión sin precedentes. La explicación más factible es que todavía hay muchos inversores que confían en una recuperación en forma de V. Tenemos elementos para pensar que, de producirse, no sería en todos los sectores, e incluso dentro de cada sector habrá mucha diferenciación. Los clientes valoran especialmente que les aportemos información sobre las oportunidades y los riesgos que vemos, sobre lo que está sucediendo en China, en el high yield, en el sector tecnológico…”.

Con esta crisis, lo que también parece claro es que el inversor se ha vuelto más paciente. “A nivel europeo, una parte del dinero que salió en marzo ha vuelto en abril, principalmente a fondos monetarios, pero también algo a renta variable y renta fija. Esto es una buena noticia. En España muchos inversores han aprendido que la volatilidad forma parte del mercado. En la crisis anterior, la del último trimestre de 2018, aquellos que entraron en pánico y vendieron lo lamentaron mucho en 2019 y los que mantuvieron la cabeza fría y aguantaron el temporal se recuperaron en la primera mitad del año siguiente de la totalidad de las pérdidas. El inversor final empieza a tener memoria. Aquí hay que destacar el trabajo de asesores, banqueros privados, directores de oficinas… Han hecho una gran labor consiguiendo que los ahorradores inviertan con una visión de más largo plazo”, concluye.