Se puede evitar caer en los fraudes financieros

El fraude ha estado presente en la sociedad desde el principio de los tiempos y en todos los ámbitos. Fraude es, en un sentido amplio, un esquema creado para obtener ganancias personales a sabiendas de que se perjudica a un tercero, mediante perdidas parciales, totales, o limitando el beneficio correspondiente. Recomendar una inversión, a “sabiendas” que no es adecuada para un inversor, es un tipo de fraude. Recomendar una inversión con la mejor de las intenciones, pero sin el conocimiento necesario, es una temeridad y una falta de prudencia profesional. Recomendar una inversión con la mejor de las intenciones, con el conocimiento y experiencia necesaria, y que no salga como se esperaba, no es un fraude, sino una posibilidad cuando se invierte en los mercados.    

 

Las hipotecas basuras, en cierto modo, fueron el origen de la crisis de los mercados. La ingeniera financiera y la internacionalización ayudaron a que el riesgo se extendiera por el mundo con facilidad. Sin embargo, el asunto relevante era que se estaba vendiendo un producto inadecuado a un cliente a propósito, sólo por ganar la comisión pertinente. ¿Cómo hemos podido dejar que esta situación haya sucedido? Posiblemente varias son las respuestas, pero la educación es una de ellas. ¿Cuántas grandes escuelas de negocios y universidades enseñan ética en el mundo? ¿Un 5%? y ¿Cuántas enseñan marketing? El 100%. Por lo tanto no nos debería extrañar que existan amplios colectivos que opten por “vender como sea”, aun al precio de no ser éticos. Esto debería llevarnos a una reflexión sobre los contenidos, no sólo técnicos, sino también personales que se deben impartir en las universidades y escuelas de negocios.    

 

 

Aunque parezca una obviedad, nuestra mejor defensa ante la posibilidad de caer en un fraude financiero deber ser la posesión de una excelente formación financiera, tener conocimientos sobre todas las áreas de las inversiones, acumular experiencia profesional en la toma de decisiones de inversión y, sobre todo, ser honestos, conducirnos de forme ética y buscar la excelencia profesional. Pero desgraciadamente el conocimiento medio de la mayoría de los inversores es bajo, simplemente porque no les gusta, no les divierte, no lo han estudiado, o no le dedican tiempo a estar actualizados. En los mercados financieros las cosas pasan muy deprisa y uno se queda fácilmente obsoleto. Una opción es buscar a un profesional que nos pueda asesorar. También ésta es una tarea complicada. En España, aunque la demanda está creciendo, y es muy buena noticia, solo 500 profesionales de la inversión tienen la designación CFA (Chartered Financial Analyst), considerados los profesionales de la inversión más reputados y fiables (la revista The Economist los considera como el “pasaporte de oro” de la asesoría de inversiones). El caso Madoff fue sacado a la luz por un CFA charterholder, Harry Markopolos, CFA miembro de la Boston Security Analysts Society.

 

 

Pero quizás usted tampoco se pueda permitir tener un asesor de inversiones. Quizás sea un lujo en estos tiempos que corren. En general las personas dedican mucho tiempo a comprar un ordenador, el último smartphone, una TV 3D, unos zapatos, o un coche, y muy poco a pensar en sus inversiones, aunque estas sean diez veces más cuantiosas que el coche. Así que vamos a intentar ofrecerle unos consejos que seguro le van a ayudar. No es una receta mágica, pero sí son indicaciones generales que pueden servir de protección.    

 

Debe usted invertir en lo que entiende, y ante la duda, inclínese por lo sencillo. Siempre desconfíe, a priori, de aquellas inversiones que suenen complejas, ó que no tienen riesgo, ¡todas lo tienen! Entienda por qué alguien le ofrece un producto ó una inversión, ¿Qué gana con dicha venta? Esté prevenido con asesores y vendedores que no aparezcan registrados por la CNMV ó el Banco de España. La CNMV ha regulado recientemente la actividad de asesoramiento financiero mediante la figura de la EAFI (Entidad de Asesoramiento Financiero) y en su web podrá comprobar si su asesor está regulado. Cuando le ofrezcan rentabilidades altas, acuérdese del refrán, no hay duros a peseta. Sea siempre prudente, invierta una cantidad limitada de su patrimonio aunque parezca la inversión de sus sueños. Diversifique. Preocúpese de entender la inversión y cuáles son los riesgos inherentes. Conozca a quién lo va a gestionar y con qué recursos. Sepa dónde se va a depositar, qué gana quien se lo vende, por qué lo quiere compartir con usted. Infórmese de cómo puede rescatar su dinero, cuándo y a qué coste, y si al final de todo lo anterior le encaja, mire la rentabilidad esperada ó la histórica.    

 

 

Sí, como hemos expuesto al principio de este artículo, carece de conocimientos para analizar un producto financiero y acceso a las fuentes de información, acuda a un asesor financiero que le ayude en la tarea, pero asegúrese que esté a su servicio, protegiendo sus intereses. Recuerde que el asesor, al que paga la entidad que le está vendiendo a usted los productos, tiene sus intereses alineados con aquella.     Claramente, el consejo profesional (conocimientos, experiencia, honestidad y ética) puede ayudar enormemente a protegerse, pero no al 100%. Siempre existen posibilidades de exponerse a fraudes, incluso instituciones financieras de primer nivel mundial con enormes recursos y conocimiento han sido víctimas de ellos.

 

Borja Durán, CFA

Presidente CFA Spain