¿Quién lidera las inversiones de impacto?

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Cedida por Aberdeen Standard Investments

TRIBUNA de Álvaro Antón Luna, country head, head of Distribution Iberia, Aberdeen Standard Investments. Comentario patrocinado por Aberdeen Standard Investments.

Muchas empresas europeas comercializan tecnologías, productos y servicios que pueden propiciar un cambio positivo para la sociedad y el medio ambiente. Sin embargo, no hace mucho, una de ellas acaparó titulares en los medios de comunicación, y no por buenos motivos precisamente.

En 2015, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE. UU. descubrió que Volkswagen (VW) había falseado los resultados de las pruebas obligatorias de emisiones contaminantes. Las emisiones de óxidos de nitrógeno eran 40 veces más altas que los niveles detectados en condiciones de laboratorio. Como consecuencia, la empresa sufrió sanciones económicas, su cotización se desplomó y tuvo que realizar cambios en su equipo directivo.

Pero este episodio no afectó solo a VW. Como es lógico, este caso de mal gobierno corporativo tuvo repercusiones negativas para el medioambiente. Además, los inversores comenzaron a examinar más intensamente el impacto social y medioambiental de las actividades de las empresas europeas.

Liderazgo europeo

En 2015, la ONU aprobó su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para ayudar a los países a identificar y abordar los problemas sociales y medioambientales globales más acuciantes. Europa ha liderado los llamamientos a la acción.

La activista medioambiental sueca Greta Thunberg inspiró un movimiento juvenil internacional con su skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima). Los estudiantes que se unieron a su protesta promovieron una huelga mundial por el clima, la mayor protesta internacional por el clima jamás celebrada. Gracias a esta campaña, la revista Time nombró a Greta Thunberg persona del año. Y, aunque el presidente Trump calificó este movimiento como "una verdadera ridiculez", la respuesta frente al cambio climático en Europa ha sido más positiva.

Los gobiernos y organismos reguladores europeos están a la vanguardia del mundo en su compromiso con los ODS. La presidenta del Consejo Europeo, Ursula von der Leyen, ha convertido la sostenibilidad en una prioridad de su Agenda estratégica 2019-2024, que incluye directrices concretas para la política medioambiental y social. La más destacada es el Pacto Verde Europeo, con el que se persigue que Europa sea el primer continente climáticamente neutro para 2050.

En la Unión Europea, las empresas están obligadas por ley a revelar los principales riesgos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo a los que se enfrenta su negocio. También deben comunicar los procesos y políticas que emplean para atajar esos riesgos. Estas iniciativas están cambiando el comportamiento corporativo y mejorando las actividades empresariales.

Líderes reconocidos en sostenibilidad

Los esfuerzos europeos para cumplir con los ODS no han pasado desapercibidos. Corporate Knights realiza cada año una encuesta para identificar las 100 empresas más sostenibles del mundo(1). En la última edición, los cuatro primeros puestos los ocuparon empresas europeas, pese a que las compañías del Viejo Continente representan algo menos de la mitad de esa lista. Estas empresas presentan las siguientes características:

  • Una mayor diversidad de género
  • Un gobierno corporativo más riguroso
  • Mejores políticas de remuneración
  • Pagan más impuestos
  • El doble de productividad del carbono

Pero es que, además, invertir en las empresas más sostenibles no implica sacrificar la rentabilidad. Entre febrero de 2005 y diciembre de 2018, las 100 empresas más sostenibles del mundo generaron una rentabilidad neta de la inversión del 127%, frente al 118% del índice MSCI ACWI(2). Ahora bien, la sostenibilidad es solo el punto de partida. Algunas empresas van más allá de los riesgos e identifican posibles oportunidades de negocio.

Inversión de impacto

La asignación de capital de la inversión de impacto está encaminada a generar de forma intencionada resultados medioambientales y sociales positivos y cuantificables, además de rentabilidad financiera. Para ello, se pueden seguir distintos planteamientos, todos igualmente válidos. Sin embargo, la Agenda de la ONU y los ODS proporcionan un marco ampliamente aceptado para identificar las cuestiones medioambientales y sociales más importantes. Mientras que medir la rentabilidad financiera es relativamente sencillo, cuantificar este impacto es más complicado.

Los ODS incluyen más de 200 indicadores de resultados que se utilizan para medir los progresos de los países. Nosotros hemos optado por incorporar esos indicadores a nuestra evaluación del impacto. Por ejemplo, en nuestro informe sobre el Global Equity Impact Fund, no solo calculamos la reducción de emisiones de CO2, sino que también analizamos las repercusiones en cada país. Estos indicadores pueden ayudar a los inversores a buscar empresas que ofrezcan posibles soluciones.

Un claro impacto

Europa ofrece un gran número de candidatos. Sus empresas están a la vanguardia de la medición del impacto, lo que les permite demostrar que sus estrategias de negocio están generando beneficios que no son solo económicos.

La última Cumbre del Clima de las Naciones Unidas celebrada en Madrid, hizo especial hincapié en el reto que supone limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Sin embargo, de la cumbre salieron pocos planes concretos. Una empresa que ofrece una solución clave es el fabricante danés de turbinas eólicas Vestas. A lo largo de su vida útil, estas turbinas generan entre 30 y 50 veces más energía de la que consumen y emiten tan solo un 1% del dióxido de carbono por kWh que emite una central eléctrica de carbón. Sin duda, estas cifras se ajustan a los objetivos de energía asequible y limpia y de lucha contra el cambio climático de la ONU (ODS 7 y 13).

Sin agua no hay vida. Sin embargo, 785 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua potable y más de 2000 millones no disponen de un sistema de aguas residuales apropiado. La empresa francesa de suministros públicos Suez presta servicios de abastecimiento y tratamiento de agua en cinco continentes. Desde 1990, su actividad en países en desarrollo ha permitido llevar agua potable a 19 millones de personas y sistemas de aguas residuales a más de nueve millones. Estas actividades reducen la pobreza, proporcionan agua potable y saneamiento y ayudan a preservar la vida submarina (ODS 1, 6 y 14).

No todas las inversiones de impacto son tan evidentes como las turbinas eólicas y el tratamiento de agua. Por ejemplo, pocas personas saben que la construcción y explotación de edificios concentra más de un tercio del consumo de energía mundial y casi el 40% de las emisiones de CO2.

Kingspan, empresa irlandesa de aislamiento y materiales de construcción, ofrece productos que ayudan a conservar la energía, reducir los residuos de la construcción y luchar contra el cambio climático. Esta compañía facilita a los inversores mediciones de su impacto, que son imprescindibles para los inversores de impacto. El ahorro de energía y emisiones de CO2 que permiten los paneles aislantes que fabrica Kingspan ascienden a 193 millones de MWh y 38 millones de toneladas de CO2(3).

Otras empresas se están adaptando para sobrevivir en este nuevo entorno. La empresa de ciencias de la vida DSM nació como De Nederlandse Staatsmijnen, es decir, la compañía estatal de minas de los Países Bajos (Dutch State Mines). En 2002 vendió sus actividades petroquímicas y centró su estrategia en la creación de una sociedad saludable que funcione bien para todos, con especial énfasis en la nutrición. Una de sus actividades es el proyecto relativo a Clean Cow, un aditivo alimentario que reduce un 30% las emisiones de gas metano del ganado bovino. "Dar este producto a tan solo tres vacas tendrá el mismo efecto de sacar a un coche de la carretera", asegura el director del programa.

¿Y qué pasa con la rentabilidad?

Los inversores no deberían confundir la inversión de impacto con la filantropía. La inversión de impacto ofrece un doble beneficio, al aunar el cambio positivo en el ámbito social y medioambiental con la búsqueda de rentabilidad financiera(4).

El historial de las estrategias de impacto en los mercados cotizados no es muy largo. Sin embargo, según la Global Impact Investing Network, la mayoría de los fondos de impacto se han anotado rentabilidades similares o superiores a las expectativas financieras. Por supuesto, es preciso señalar que los fondos de impacto no ofrecen más garantías de rentabilidad que los convencionales y que la rentabilidad histórica no es indicativa de los resultados futuros.

No disponemos de un indicador sencillo que permita medir el impacto para los inversores en renta variable global. La inversión de impacto necesita recursos para llevar a cabo un análisis fundamental tanto de los indicadores tradicionales de éxito corporativo como de los riesgos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo.

Según la ONU, será necesario invertir entre cinco y siete billones de dólares anuales para alcanzar los objetivos de su Agenda para el Desarrollo Sostenible. Esto creará abundantes oportunidades de inversión atractivas para las empresas que adapten sus actividades a esta agenda. Los inversores deberían buscar empresas que estén bien posicionadas para sacar partido de esas oportunidades. Y Europa es un buen lugar para encontrarlas.

Fuentes:
(1) Sitio web corporativo (www.corporateknights.com/reports/2019-global-100/2019-global-100-results-15481153/).
(2) www.corporateknights.com/reports/2019-global-100/global-100-difference-15481154/.
(3) Informe anual de la empresa 2018.
(4) www.gresb.com/double-bottom-line/.