¿Quién la tiene más larga? (Con perdón)

¿Quién la tiene más larga? (Con perdón)

Miguel de Juan Fernández- A bordo del ARGOS 6 Diciembre 2013

En ocasiones- desconozco si muchas o pocas- nos centramos en valorar a un fondo o a un gestor exclusivamente por si ha sido el que “más ha subido” en el año. Y a veces, si me apuráis, en el último trimestre. Esta obsesión por el resultado- el ser el que más rentabilidad ha conseguido el año pasado o en lo que va de éste- lleva consigo abandonar la obsesión por el proceso en sí, el que debería conseguirnos nuestros objetivos de rentabilidad (y no estoy hablando de un número determinado).

Por supuesto que nadie pretende “abandonar la obsesión por el proceso”, …pero lamentablemente es lo que ocurre. En alguna de las Cartas del Argos he comentado a los argonautas que si nos centramos en los próximos doce meses, será a costa de olvidar o fracasar en los objetivos a largo plazo. Que nuestro interés ha de estar concentrado en mantener la disciplina inversora, en el proceso (bueno, en este caso creo que se lo recuerdo continuamente…) ya que es más importante el objetivo de largo plazo que el de los próximos doce meses o el próximo trimestre.

Recuerdo que hace años leí un artículo en el que se comentaba que alguien, no recuerdo su nombre, decía que Buffett no era tan buen inversor, porque si hubiera comprado en los años 50-60 tal o cual compañía, su rentabilidad media anual habría sido muy superior a la que tiene. Vale, pensé yo, pero lo bueno no es decir ahora lo que tendrías que haber hecho entonces. Invertir con la ventaja del viaje al pasado sólo ocurría en Regreso al Futuro 2ª parte cuando el malo, Beef, se entrega a si mismo el Almanaque de los próximos cincuenta años viajando desde el futuro hasta el pasado original en 1955. Pero eso no nos pasa al resto de mortales, la verdad.

Cuando comentaba este hecho en el libro El lemming que salió raro decía que por supuesto a Warren Buffett la opinión del personaje en cuestión le importaba bien poco y que su objetivo nunca había sido ser el que más rentabilidad obtenía en un determinado año. Su objetivo estaba centrado en conseguir una muy decente rentabilidad a largo plazo, por encima del mercado incluyendo en éste los dividendos (algo que deja mucho que desear en las comparativas de los fondos actuales- el Argos es una excepción en este sentido),…naturalmente sobrepasó dicho objetivo, pero creo que nunca ha sido el gestor más rentable en un año determinado.

Y sin embargo, sí ha logrado ser el que mayor rentabilidad media anual ha conseguido durante más tiempo y con mayor patrimonio gestionado, algo realmente asombroso porque el tamaño perjudica seriamente la rentabilidad (si acaso os corroe la duda lo dejaremos para otro artículo). Por eso y por la forma en que lo ha conseguido y la transparencia que ha ofrecido durante más de medio siglo, …y contando.

Es cierto que el conocimiento de cómo funciona un fondo por dentro, cómo se consiguen las rentabilidades y cómo le afectan determinadas decisiones o cuándo se producen determinados eventos que afectan a las empresas que tenemos compradas suele ser bastante flojo por lo general. De hecho, si nos fijamos en los datos que aparecen en la información estándar que solicita la CNMV, los ratios que valoran según qué parámetros y otras características numéricas, podemos perdernos realmente el comportamiento del fondo y pensar que otros lo están haciendo mejor.

Es una fuerte presión la que existe por no quedarse atrás cuando el mercado está disparado (o de no caer mucho más que el mercado cuando éste se desploma), pero generalmente los gestores que son capaces de mostrar un criterio independiente y arriesgar a “salir mal en la foto” del trimestre o del año (o de varios años como saben mis argonautas por una de las últimas Cartas en las que les ponía de ejemplo la evolución plurianual de un fabulosísimo inversor) son los que suelen terminar consiguiendo sus objetivos de largo plazo y generar una decente rentabilidad a los inversores que depositaron su confianza en él.

En mi caso, humildemente, me conformo con pelearme con el mercado, en seguir los pasos de grandes inversores que navegaron esa ruta antes que yo y en “ignorar a la masa” como dice el lema de Bruce Berkowitz, de Fairholme Funds. Puede que nunca sea el gestor más rentable en doce meses,…no me preocupa, la verdad. Mi objetivo es otro y el de los argonautas también. Por eso da gusto trabajar para inversores que entienden y conocen lo que hago con su patrimonio y que desde el primer momento no han parado de mostrar su apoyo en el camino que emprendimos con mucha ilusión, total transparencia y bastante fe en que el value investing funciona y es el mejor método de invertir para el largo plazo. Plantearse la inversión y la gestión del patrimonio de los inversores como un concurso de ver quién la tiene más larga (con perdón) no tiene sentido….

Un abrazo a todos y hasta el próximo artículo.