“Queremos captar el 80% de energía que se pierde hasta que llega al consumidor”

En las próximas dos o tres décadas viviremos en un mundo radicalmente distinto al que conocemos ahora, debido a los cambios producidos por el aumento de la población (que pasará de 6.500 millones de personas hasta 9.000 en el año 2030) y por la urbanización de los países emergentes, hechos que no sólo darán la vuelta a la estructura económica en el mundo en desarrollo y a los patrones de consumo, sino que añadirán una fuerte presión a los recursos naturales. De ahí la necesidad de fomentar la sostenibilidad energética e incentivar su seguridad “para que la energía sea más responsable, accesible y asequible para todo el mundo y en cualquier momento”, afirma Christabel Engesser-Ng, responsable de productos "Global Trends" de Vontobel AM y dedicada, a través de sus fondos (Global Trend New Power, Global Trend Future Resources y Global Trend Clean Technology), a invertir en negocios que propicien en logro de este objetivo.

Así, el fondo Global Trend New Power, el más antiguo de la gama y vigente en el mercado desde diciembre de 2001, contempla dos enfoques: el primero es el de la autonomía energética, consistente en reducir la dependencia del crudo (cuya producción se encuentra a menudo en países inestables) a través de la inversión en energías alternativas, que supone entre un 30% y un 50% de la cartera. El segundo, la eficiencia, con compañías que ocupan al menos el 50%. De hecho, el signo distintivo del fondo es este último factor. “En los procesos tradicionales, el 80% de la energía se pierde por el camino hacia el consumidor y nosotros queremos identificar las oportunidades presentes en todo el entorno (extracción de energía, generación y transmisión, transporte, conversión…) para captar ese porcentaje y aprovechar este gap”, asegura.

De ahí que el fondo, con un patrimonio de 360 millones de euros, apueste por compañías que mejoren la comunicación entre la industria y el cliente, proporcionen los equipos y redes necesarios para el análisis y la gestión de datos y para sostener las trasmisiones. En la actualidad, se trata principalmente de firmas europeas, estadounidenses, japonesas y coreanas, si bien desde Vontobel confiesan que también prestan atención a compañías con este perfil que próximamente podrían cotizar en bolsa, pues los tres fondos son de renta variable global y estrategia long-only y están compuestos entre 50 y 70 valores con un enfoque de largo plazo y seleccionados desde una perspectiva bottom-up con tres criterios: su tecnología única, su posición de mercado en relación con los competidores y su valoración. El equipo hace por separado varios análisis independientes clave para controlar los riesgos.

Un patrón de consumo definido por el cliente

Buscan firmas, en definitiva, que hagan posible un nuevo modelo de ahorro energético, en el que el cliente pueda definir su propio patrón de consumo a través de un control total tanto sobre la fuente y la compañía energética que quiere usar en cada momento (por ejemplo, dependiendo de las condiciones climáticas usando la eólica en un día ventoso y la solar en una jornada luminosa) como sobre el tiempo. Y todo, con una mejor comunicación con las eléctricas. “La Energy Act estadonidense favorece este tipo de iniciativas y da muchas pistas al respecto, pues Obama está concienciado de la necesidad de mejorar las infraestructuras y las transmisiones, sustituyendo el actual cableado por uno más seguro y promoviendo los edificios inteligentes”, asegura Engesser-Ng.

La responsable de producto de Vontobel considera que el mayor reto que afronta la industria es su sostenibilidad a largo plazo, especialmente las compañías renovables ante la inminente reducción de las ayudas, un hecho que pesará negativamente debido a los problemas de las compañías para financiarse en un contexto de tipos de interés al alza y “en que los bancos están más preocupados por sanear sus balances y hacer frente al incremento de capital que exige la nueva regulación que a conceder créditos”. “Todos los países son muy dependientes de los gobiernos en este momento porque la tecnología es muy cara y es la única forma de momento”, asegura, si bien “los gobiernos también son conscientes de que, más allá de proporcionar 870.000 millones de dólares en paquetes de ayudas a los bancos,  han de invertir en esto para crear empleo y superar la crisis, pues apostar por estas áreas es mirar al futuro”. Además, y frente a otros problemas como la disminución en 2009 de la demanda solar en Alemania, también hay signos positivos que ayudarán a compensar esta situación, como “el ligero incremento en el primer trimestre de 2010 del precio en la energía solar en ese país, que empieza a repuntar al alza gracias a su menor dependencia de la demanda interna y, sobre todo, el aumento de la demanda en EEUU y China, donde se construirán más instalaciones” según la experta. En este contexto, considera que las empresas chinas se verán beneficiadas por una estructura de costes menor gracias a los subsidios del Gobierno y los menores costes de producción.

Crisis alimentaria

El segundo fondo, el Global Trend Future Resources, está basado, entre otras perspectivas, en una futura crisis de alimentación. “Se producirá una caída de los inventarios en un momento en que aumentan los precios debido a la demanda de una creciente población y el cambio de dieta en los emergentes, cuyas clases medias empezarán a consumir más carne, lo que hará necesario más semillas para alimentar a los animales. Pero con la urbanización de estas regiones habrá menos tierras disponibles, cerrando ese círculo vicioso”, explica Engesser-Ng. Por eso el fondo se focaliza tanto en recursos sustituibles como en los que no lo son. Así, pretende identificar compañías proveedoras de tecnología y soluciones tanto para aumentar la eficiencia en el primer caso como para encontrar sustitutivos en el segundo. Por ejemplo, usar la basura y las bacterias para crear biofuel con costes reducidos en un 80% en vez de recurrir a productos orgánicos que pueden servir para alimentación, o usar carbón laminado en vez de acero en el fuselaje de los aviones, más barato y flexible que el acero.

El tercer fondo, GT Clean Technology, invierte en firmas tecnológicas que mitiguen el cambio climático, desde una visión global. “Los tres productos son únicos, por sus propuestas de inversión transparentes y han aguantado muy bien aunque los dos últimos se lanzaron en noviembre de 2008, tras la quiebra de Lehman”, un hecho que les hace pensar que, si vuelven a surgir condiciones similares, “aguantaremos igual de bien”. Entre los valores españoles en cartera en los tres fondos destacan Iberdrola, Iberdrola Renovables, Gamesa, Acciona.. “son buenas compañías con costes razonables y están desarrolladas en España, uno de los mercados con más experiencia en el desarrollo de estas energías, además de su internacionalización”, dice la experta.