¿Quedan segmentos infravalorados en la renta variable estadounidense? Gráficos a tener en cuenta

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frank mckenna, Unsplash

Uno de los hallazgos que ha dejado 2017 es el acrónimo FAANG, para designar al grupo de empresas compuesto por Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google. El ascenso de estas y otras tecnológicas ha sido una de las grandes historias del año pasado, hasta el punto de suponer el sector tecnológico una parte clave de la capitalización del S&P 500, y de haber superado el Nasdaq 100 los máximos registrados durante la aciaga burbuja de las puntocom en 2001. No obstante, 2017 también ha sido el año de la dispersión entre sectores, y es en esto en lo que se fijan los expertos de Capital Group.

En concreto, desde la firma americana destacan que hay dos sectores tan rezagados que, mientras las tecnológicas y valores de otros sectores – salud, consumo- han alcanzado valoraciones hasta ahora nunca vistas, estos en comparación apenas acaban de regresar a los niveles de 2007. Se trata de los sectores financiero y de la energía. Sobre el primero, los analistas de Capital Group comentan que “la crisis global financiera en general a quien más castigó fue a los valores financieros, haciendo que el sector se desplomara cerca de un 80% desde sus máximos históricos de mayo de 2007”. En este caso, dada la lenta recuperación del sector, los analistas afirman que todavía les quedaría potencial alcista, y además creen que “más subidas de tipos de la Fed podrían proporcionar otro impulso a la industria”.

En cuanto a la energía, tal y como se observa en el gráfico su recuperación fue similar a la presentada por el S&P 500 desde 2009 hasta 2014, cuando se produjo el histórico shock en el sector como consecuencia de la guerra de precios entre OPEP y los productores de petróleo de esquisto estadounidense. Desde Capital Group recuerdan que, tanto para el caso financiero como para el de la energía, siempre habrá compañías que se comporten mejor que otras, por lo que “el análisis fundamental será la clave para identificar a los potenciales ganadores”.

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Caro, pero representativo

Estos comentarios no implican necesariamente que en la firma aconsejen invertir en renta variable estadounidense con el mismo entusiasmo de años anteriores. Aunque constatan que el crecimiento de EE.UU. ha sido firme, añaden que sus tasas han sido modestas en los últimos ocho años; si bien admiten que todavía hay señales benignas, como el saludable crecimiento de los beneficios o la contención de la inflación, también vaticinan que “al estar subiendo los salarios, esperamos que la inflación salarial repunte modestamente a finales de año”. Además, hay otro factor: “Para gran parte del resto del mundo, todavía están en las primeras fases del ciclo”, observan desde la gestora (ver gráfico). Esto es particularmente cierto para Europa: según el FMI, la región podría crecer cerca de un 2% en 2018, y en Capital Group afirman que “parece haber entrado en un periodo prolongado de fortaleza”.

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Además, una comparación de las valoraciones muestra que Europa, Japón y los emergentes presentan unas valoraciones más atractivas en términos relativos, dado que el PER adelantado del mercado estadounidense ha escalado hasta las 17,9 veces, mientras que el PER de las otras regiones es inferior a las 15 veces (ver gráfico).

Por estos motivos, aunque sea cierto que una buena parte de los principales índices mundiales se hayan acercado o incluso superado sus máximos en el último año – el parqué europeo llegó a superar al estadounidense por primera vez en cinco años, con un retorno del 23%-, en la gestora afirman que “los niveles del mercado sugieren que las mejores oportunidades de inversión pueden continuar estando fuera de EE.UU.”.

Eso sí, EE.UU. sigue siendo fundamental para los inversores de renta variable, dada su representatividad en la bolsa mundial: en 2017, la renta variable estadounidense ha supuesto un 52% de la capitalización mundial, cerca de máximos históricos, mientras que la capitalización conjunta de las cotizadas estadounidenses ha llegado a equivaler al 106% del PIB del país. Además, muchas de las empresas estadounidenses son multinacionales con presencia mundial, de modo que cerca de un 40% de los beneficios corporativos del S&P 500 Composite proceden de fuera de EE.UU. En la gestora ponen a los emergentes en el otro lado de la balanza: “La proporción emergente de la capitalización global parece relativamente en relación con su contribución al PIB global. Y se espera que las economías emergentes contribuyan a la mitad del PIB global para 2021”.

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Conclusiones

A partir de estas observaciones, en Capital Group llegan a dos conclusiones. La primera, que “la expansión económica global está ganando momento, pero con las valoraciones al alza en la mayoría de clases de activos, la selección es esencial”.

La segunda gran conclusión es que “la economía estadounidense es fuerte, pero los mercados están caros”. Su recomendación es “mantener una asignación core a renta variable estadounidense, pero considerar la reasignación hacia acciones de otras regiones desarrolladas y emergentes”. En particular, aconsejan “buscar una exposición significativa a la mejora de la salud en Europa y al incremento del poder adquisitivo de los consumidores en los mercados emergentes”.