Quedada en Marte

Nuevo post del blog de María Folqué y Montserrat Formoso de Funds People.

Al final no nos hemos apuntado a lo de ir a vivir a Marte. Es que el viaje dura ocho meses y total, cuando llegas, con tu poquito de jet lag, no hay nada más que un planeta árido, sin playas, sin pulsera del todo incluido, sin cola de buffet malo con quince formas distintas de disimular un pollo mediocre y además, ni siquiera tienen un Banco Central, ni política monetaria, ni curva de tipos. Que no. No nos vamos a ir ahora que lo fashion son los tipos negativos. Aunque la verdad, a nosotras el concepto nos deja turulatas. Lo de que te devuelvan menos de lo que pusiste, pues se puede entender, a quién no le ha pasado alguna vez, pero el resto todo son dudas ¿nos pagará el banco por nuestra hipoteca? ¿cómo se usarán los tipos negativos para hacer descuento de cash flows? ¿habrá cupones negativos? Grandes incógnitas. Mucha curiosidad. Ciudadanos suizos, daneses, suecos, cuéntennos sus experiencias allá donde la curva baja de cero, en la tundra financiera.

Lo que es innegable es que se lleva lo anti intuitivo. El otro día asistimos a la presentación del programa económico de Ciudadanos y una de las ideas es una especie de IRPF negativo que tampoco terminamos de entender muy bien. No el concepto, sino en este caso, como evitar el abuso del mismo. Total, que vivimos una etapa fascinante, como para irse a Marte, nosotras lo que viene, no nos lo perdemos. Miren si no a Europa, con ese Jean Claude Juncker entonando el mea culpa y arrepintiéndose de lo bordes que han podido ser los inspectores de la troika en Irlanda, Grecia y Portugal. Cómo ha debido ser para que Don Jean Claude se arrepienta. Qué miedo.

En definitiva, que no compensa irse a Marte y arriesgarte a morir por asfixia a los 68 días perdiéndote así el desenlace de la cosa griega, que parece estar llegando al clímax de su tensión. Esta semana Commerzbank daba una probabilidad del 50% a una salida de Grecia del euro, el doble de lo que predecía siete días antes.

Y es que la cosa no sólo es de centro-periferia o de acreedores-deudores, ahora parece que las tensiones se disparan en múltiples direcciones. Por lo visto el ministro de finanzas alemán no se puede ver con el presidente del Eurogrupo, el holandés de nombre musical Jeroen Dijsselbloem, de ahí el feo que los alemanes le hicieron tras el “recibido twittero” de la solicitud de prórroga de seis meses por parte de los griegos. “No es una solución sustancial”, señalaron desde Berlín, “y no recoge los principios de acuerdo establecidos el lunes”.

Ya saben ustedes que esta petición de los griegos es una ¿solución? al problema que se les viene encima la semana que viene cuando termine su plan de rescate y el BCE ya no esté más a su amparo. Que para eso ni febrero está de su parte. Parece que en Berlín no gustan puntos como que los griegos quieran pasan de la exigencia superávit primario del 3%, tal como se recoge en el marco de acuerdo de rescate, proponiendo un margen del 1,5% para aumentar el gasto público y darle un poco de cancha a su economía.

El gobierno heleno, como recién llegado perseguido por sus promesas, presentó esta prórroga como un no-nuevo-rescate ante sus ciudadanos. Así que quién sabe, el no de los alemanes puede estarles haciendo un favor de cara a la galería doméstica. En fin, el viernes 20 próxima cita de los mismos de siempre para llegar o no a un acuerdo. Cuando lean esto puede que todo o nada haya cambiado. 

¿Y dónde queda el BCE en todo esto? Del lado heleno sabemos que no. Su protagonismo en esta semana se ha limitado a la publicación, por primera vez, de las actas sus reuniones. Conoceremos cómo se cocinan las decisiones pero sin poner nombres a quiénes respaldan una medida u otra. Así, gracias a las actas sabemos que no hubo unanimidad a la hora de aprobar las compras de bonos el mes pasado, y gracias a twitter que los discordantes se llaman Bundesbank y vecinos.

Se trata de un modelo similar al de la Fed de quien, mira por donde, también conocimos sus respectivas actas. Pero aquí llevan tiempo a otras cosas y el debate interno está en la proyección de la palabra. “Paciencia” recogen las actas, término en con el que muchos no se encuentran muy cómodos. Y es que señores, hasta aquí ha llegado la política monetaria, generando una burbuja literaria y analítica sobre la alineación del entrecomillado con la luna de Júpiter. De ser Yellen, nosotras escribiríamos las próximas actas formando un acróstico: “pues cuando me venga en gana”. Se baraja que la gana le venga en junio. La semana que viene Janet comparecerá en el comité semestral de política monetaria, esperamos que elabore más esta idea.

"Ideas para una troika más afable"

 

Buena semana.