¿Qué va a pasar en China a partir de ahora?

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2 dogs, Flickr, Creative Commons

Dice un viejo aforismo bursátil que lo que pueda suceder en los mercados en enero puede ser una guía de cómo se comportarán el resto del año. Con independencia de si esto es cierto o no, lo que está claro es que los nuevos desplomes del mercado chino de acciones de clase A han reavivado las preocupaciones de muchos inversores con respecto al rumbo de la segunda economía mundial. 

“El reciente desplome bursátil no responde a razones económicas sino que más bien refleja el nerviosismo imperante con respecto a las medidas adoptadas por las autoridades chinas” declara Ben Luk, estratega global de mercado de J.P.Morgan AM. Se refiere a la nueva oleada de ventas después de que el regulador chino levantase la restricción de venta de participaciones superiores al 5%, junto con la aplicación del nuevo mecanismo de cortocircuito, que tiene su primer límite en caídas del 5% y el segundo límite - que provoca la suspensión de la negociación durante el resto de la sesión- en el 7%. Luk afirma que “el índice Hang Seng se verá nuevamente presionado a corto plazo si el cortocircuito continúa suspendiendo la negociación en el principal índice continental (el CSI 300), ya que los inversores se verán forzados a liquidar y cubrir sus posiciones en el mercado de acciones de clase A”.

Aunque la CNMV china optó el pasado 7 de enero por retirar el citado mecanismo de cortocircuito y revisar la prohibición a la venta de paquetes de acciones, el estratega considera que “estas medidas tendrán un impacto limitado a corto plazo, ya que la brusca depreciación del renminbi en la misma semana está creando otra ola expansiva en los mercados mundiales”. De hecho, interpreta que el contagio de los números rojos “refleja que el mercado extracontinental cree que el Banco Popular de China (BPCh) permitirá que el yuan continúe depreciándose frente al dólar a corto plazo”. El experto cree que, para evitar nuevos desplomes, las autoridades chinas deberían pulir su estrategia de comunicación: “Deberían comunicar de forma efectiva que esta modificación del régimen de tipo de cambio es necesaria para evitar una sobrevaloración de la divisa, que se ha apreciado más de un 30% frente a una cesta de divisas desde 2010”. 

¿Qué deben esperar los inversores? 

“China sigue empeñada en mantener tres políticas — liberalización de los flujos de capital, tipo de cambio fijo y política monetaria independiente— que ningún país ha logrado controlar de forma simultánea a largo plazo. Si continúa apostando por la internacionalización del renminbi y la apertura de su cuenta de capital, tendrá que escoger entre una política monetaria independiente o un tipo de cambio fijo”, afirma Luk. Teniendo en cuenta que las rondas previas de expansión monetaria no han dado los resultados esperados, y que el BPCh está usando las reservas de divisas para mantener el tipo de cambio, llega a la conclusión de que “no pasará mucho tiempo hasta que China acabe permitiendo que las fuerzas del mercado desempeñen un papel más importante en la fijación del tipo de cambio”. 

“Que la divisa se deprecie en el primer mes de 2016 indica que China se está abriendo gradualmente a estabilizar su potencial de crecimiento a largo plazo en vez de centrarse en mantener el control de la divisa a corto plazo. Aunque es probable que una nueva pérdida de valor del renminbi reduzca el apetito de los Inversores por los activos de riesgo, la divisa necesita depreciarse de forma constante y gradual frente al dólar para evitar un fuerte incremento de valor en términos ponderados por el comercio exterior”, continúa el estratega. Luk concluye su análisis con pistas sobre la profundidad de esa susodicha depreciación: “El renminbi extracontinental u offshore (CNH), que cotiza libremente, continúa señalando una depreciación mucho más acusada y el diferencial entre el CNY y el CNH ha alcanzado su nivel más amplio registrado”.

Los expertos de Groupama AM también se han fijado en las divergencias entre ambas divisas... o más bien la ausencia de ellas: "La diferencia entre el yuan offshore y el yuan onshore ha desaparecido: la liquidez en el yuan offshore se ha restringido (fuerte subida de los tipos interbancarios a corto plazo) penalizando fuertemente la especulación, lo que ha favorecido un retorno del yuan offshore CNH a niveles del onshore, que a su vez se ha estabilizado desde hace tres días en su nivel más depreciado que antes". Desde la firma consideran que "las constantes tensiones en el yuan reflejan la dificultad que existe para conciliar una relativa estabilidad y el uso de mecanismos de mercado, pero ellos no tienen impacto en el crecimiento chino".

“Esperamos que los políticos continúen caminando sobre una cuerda floja, equilibrando los suficientes estímulos fiscales y monetarios para prevenir un mayor colapso del crecimiento, mientras que proceden lentamente con reformas en la parte de la oferta para eliminar el exceso de capacidad”, corrobora Alex Wolf, economista especializado en mercados emergentes de Standard Life Investments. En la firma prevén un crecimiento del PIB del 5%. frente al 6,9% anunciado por las autoridades chinas. 

“Si el crecimiento chino decepciona, podría conducir a una volatilidad continuada en los mercados globales. El crecimiento escaso está puesto en precio en los mercados, pero un hard landing con impacto sobre la divisa, los flujos de capital, las materias primas y la estabilidad social, no”, advierte el economista. De materializarse este escenario, cree que las autoridades chinas podrían contraatacar con más medidas monetarias acomodaticias que incluirían una depreciación más profunda del yuan contra el dólar, “con implicaciones adversas para la inflación global y un golpe a los mercados emergentes que dependen de la fortaleza de la demanda china de bienes y materias primas”. 

Simon Cox, Investment Strategist APAC de BNY Mellon IM, considera por su parte que las intervenciones de Beijing en el mercado bursátil parecen "torpes y contraproducentes". Sin embargo, cree que su política monetaria es más justificable: "Para defenderla, uno solo necesita examinar las alternativas. Evitar cualquier depreciación del yuan frente a un dólar fuerte (bien subiendo los tipos de interés o vendiendo más reservas) podría endurecer las condiciones monetarias y deshacer los necesarios esfuerzos de Beijing para reavivar la demanda. Inversamente, permitir una caída abrupta y continua del yuan probablemente dañaría la confianza más de lo que ayudaría a los exportadores”. En su opinión, un punto medio sería realizar “un poco de depreciación, algo de intervención monetaria y un poco de ajuste de control de capital”.

Desde Fidelity International, el analista de crédito asiático Katsumi Ishbashi prevé que el mercado seguirá mostrando signos de fragilidad en el corto plazo, “al necesitar tiempo para digerir cómo funcionará el nuevo régimen de fijación del tipo de cambio, con probabilidad de que se calme en las próximas semanas”. El experto admite que había previsto que el yuan se dirigiera hacia el nivel de los 6,7 yuanes el dólar a lo largo de 2016, nivel al que se ha acercado rápidamente en los últimos diez días. Su opinión es que el rumbo de la divisa va a depender del comportamiento del dólar frente a una cesta de varias divisas, aunque en general espera una depreciación gradual. “Podría caer por debajo de los 6,7 yuanes por dólar, pero no creo que se colapse hasta los 7 yuanes”, concluye. 

Los expertos de Mirae Asset muestran una visión divergente: “De aquí en adelante, esperamos que el yuan se estabilice frente a una cesta de divisas y que esté moderadamente más débil que el dólar”. En concreto, prevén que el cambio dólar/yuan alcance la cota de 6,8 ó 7 yuanes el dólar para finales de este año, lo que supondría una depreciación adicional del 5%. “También esperamos que la volatilidad en este cruce de divisas siga siendo más elevada de aquella a la que se ha acostumbrado el mercado, al ir adaptándose a una cesta de divisas ponderadas”, concluyen.