¿Qué opinan los gestores de bolsa ibérica sobre el impacto de la bajada de rating a Portugal?

La tensión en los mercados periféricos de la zona euro sigue palpándose, tras la última rebaja de Moody’s a Portugal (en cuatro escalones, hasta Ba2, en la categoría de “bono basura”, ante el creciente riesgo de que incumpla su reducción del déficit y tenga que pedir más ayuda,  sin descartar además  la necesidad de un segundo rescate) y con el ruido griego de fondo. Los gestores de fondos de renta variable ibérica consultados por Funds People tienen pocas posiciones de empresas lusas en cartera, con pesos que oscilan entre el 0 y el 7% y sus opiniones están divididas entre los que piensan que el impacto en las bolsas será mínimo -en la medida en que los problemas de deuda ya no pillan de sorpresa y se trasladarán con más fuerza a la renta fija- y aquellos convencidos de que no todo está descontado todavía.

 

En el primer grupo se enmarca Caja Ingenieros, con el fondo CI Iberian Equity, gestionado por Francisco Gradaille Vilar y el que más peso tiene en Portugal de los consultados. Así, tres compañías -la energética EDP, la petrolera Galp y la firma de distribución y productos de consumo Jerónimo Martins- representan el 7% de la cartera del fondo, un porcentaje que incluso podría aumentar. “Si hay más caídas debido al ruido de la deuda portuguesa aprovecharíamos la situación para tomar posiciones”, comenta el director del área de Inversiones de Caja Ingenieros Gestión, Xavier Fàbregas, explicando que los últimos acontecimientos traerán de cara al verano más volatilidad en renta fija que en renta variable y que la decisión de Moody’s afectará más en bolsa a las compañías endeudadas –que no es el caso de las que tienen en cartera-, es decir, sobre todo al sector financiero. “De alguna forma, la bajada de rating es un ejercicio de lógica que muestra el trabajo de las agencias de reflejar la actual situación de crisis de deuda”, explica Fàbregas, indicando que ya está metida en precio y que no hay nada nuevo. “Aunque la bolsa es sentimiento y puede haber contagio también a España, los números son muy distintos en nuestro país y los fundamentales no han cambiado”, apostilla, indicando que en lo único que afectará será a los bancos españoles tenedores de bonos portugueses, que ya han puesto en precio dichos problemas.

 

También Gonzalo Lardiés, gestor del BPA Acciones Ibéricas, cree que donde más se notará la decisión de Moody’s es en renta fija, pues debido a su política de inversión, muchos fondos se verán obligados a vender deuda portuguesa, ahora por debajo de grado de inversión. De hecho, en su cartera bursátil cuenta con tres compañías, la papelera Portucel, el holding Semapa -con posiciones también en la papelera-, y Portugal Telecom, que suponen en conjunto el 6% de los activos. El gestor vendió recientemente Galp, cuyas posiciones suponían otro 2%, aprovechando su subida de precio. “Lo ocurrido no debería afectar a las bolsas, porque no supone ninguna sorpresa”, afirma, esperando que el verano ofrezca una tregua a los mercados, aunque asegura que hay factores, como la subida del euro frente a la libra o el dólar o la incorporación de países a la eurozona –como Estonia el pasado enero- en un contexto de crisis, que le hacen sospechar de la gestación de otros problemas que podrían materializarse más a largo plazo.

 

Frente a estas opiniones, Antonio Hormigos, gestor del fondo de bolsa española de Venture Finanzas –ahora con la marca Mirabaud- explica que su producto es puramente de renta variable nacional, pero que en el fondo de bolsa europea de la casa  las posiciones en Portugal son menores al 2%, a través de la energética EDP. A diferencia de las anteriores opiniones, considera que el proceso de crisis de deuda es incierto y progresivo y que lo ocurrido recientemente no estaba descontado por el mercado en lo que considera “un círculo vicioso del que no conseguimos salir”, pues las soluciones que se plantean a la crisis de deuda, aunque parecieran impensables hace seis meses, siguen sin parecer suficientes a los mercados.

 

“El hecho de que los países acepten parte de las pérdidas derivadas de Grecia, lo que supone un default técnico, no parece suficiente y lo ocurrido con Portugal va en la misma dirección, pues la percepción de riesgo es alta a pesar de haber recibido ayudas”, comenta. Para Hormigos, cada vez es más evidente que no basta con poner un parche al problema de varios países por separado, sino una solución más amplia a nivel europeo y de mayor entidad que suponga un marco para dar respuesta a las situaciones problemáticas y a la solvencia de la UE. “Más que anticipar los problemas, la UE está yendo por detrás, y aportando sólo soluciones parciales y temporales, pues sus gobiernos no se sienten legitimados por su electorado para tomar decisiones de calado. La situación es complicada y no tiene visos de resolverse pronto, con lo que nos espera un verano incierto y volátil”, asegura, incidiendo en la posibilidad de extensión. “Ningún mercado está libre de contagio y además el interés de las compañías españolas es más fuerte en Portugal que en Grecia”, apostilla.

 

Sin acciones portuguesas

Hay otros gestores a los que la decisión de Moody’s ha pillado sin acciones portuguesas en cartera, como a Alfonso de Gregorio, director de gestión de Gesconsult, que hace un par de meses vendió sus posiciones en Semapa. Tampoco tiene acciones lusas Iván Martín, gestor de Aviva Investors, ni José María Iturriaga, gestor del Okabanag Delta y Kalahari Alfa, de Abante Asesores. Este último asegura que la razón es que sus fondos son de pura selección de valores y cree que hay más oportunidades en otros mercados, sobre todo en España, que considera muy penalizada por el riesgo soberano y con grandes compañías con huella internacional, algo que no encuentra en el mercado luso. El gestor considera que el problema de deuda portuguesa no es nuevo y no debería sorprender al mercado, máxime cuando está lejos de alcanzar los niveles de Grecia. “Las agencias de rating están inmersas en una carrera por ver quién es capaz de adelantarse a los acontecimientos”, comenta, indicando que la renta variable debería seguir teniendo catalizadores siempre y cuando descartemos un default unilateral o la salida del algún país de la eurozona.