Una de las temáticas que más están atrayendo al inversor es la relacionada con el agua. Actualmente hay dos fondos con más de 100 millones en el mercado español vinculados directamente con esta temática: el Pictet Water y el Parvest Aqua Fund. Ambos cuentan este año con la calificación de Blockbuster Funds People.
El primero es un fondo de renta variable global de Pictet AM que invierte la mitad de la cartera en compañías directamente relacionadas con infraestructuras vinculadas al agua, un segmento conservador y defensivo, mientras que la otra mitad está en empresas que proporcionan tecnología o componentes para infraestructuras, más cíclico y de mayor crecimiento. Esto hace que la cartera esté repartida entre distintos sectores, siendo el industrial (47%) el más importante. El 55% de la cartera está invertida en Estados Unidos.
El segundo se trata de un fondo gestionado por Impax AM, gestora global cuya actividad inversora refleja la transición hacia una economía global más sostenible. Hubert Aarts, director general de renta variable y cogestor del equipo estrategias de agua en la entidad, apuesta por cartera de 50 títulos globales diseñada para aprovechar el creciente desequilibrio entre la oferta y la demanda de agua. Al igual que el producto anterior, el sector industrial (con una ponderación en cartera del 55%) y Estados Unidos (con un 52%) son a nivel sectorial y geográfico los que más pesan en la cartera. Ambos están enfocados en empresas de mediana capitalización con estilo blend.
La pregunta es… ¿qué factores están empujando al inversor a apostar por estrategias vinculadas al agua? Según explican desde BNP Paribas AM, las razones son cinco:
1. Factores de crecimiento: población y urbanización. “La demanda global de agua seguirá creciendo con rapidez. Aunque las mejoras tecnológicas permiten una gestión más eficiente de los recursos hídricos, el aumento poblacional pone bajo una presión considerable a las reservas de agua potable. Según la ONU, para el año 2050 se espera que la población mundial haya crecido de los 7.000 millones actuales a unos 9.000 millones de personas, de las cuales unos 6.000 millones se concentrarán en zonas urbanas. Mientras tanto, el volumen global de agua potable permanece fijo. Solo un 2,5% del total de 1400 millones de kilómetros cúbicos de agua que hay en la Tierra se considera “dulce”, y un mero 0,025% es agua superficial accesible”.
2. Nivel de vida. “La urbanización creciente y la mayor prosperidad en los países en vías de desarrollo están cambiando los hábitos de consumo. Un nivel de vida más alto se asocia a un rápido crecimiento de la demanda de ropa y productos personales, así como a una dieta más rica en proteínas, todo lo cual aumenta la presión sobre el suministro de agua. La producción de muchos artículos que los urbanitas modernos dan por hechos requiere grandes cantidades de agua. Por ejemplo, para hacer una hamburguesa se necesitan 2090 litros de agua; una camiseta de algodón requiere 2950 litros; un huevo, 227 litros; y una taza de café, 1603. Satisfacer este rápido crecimiento exige un desarrollo importante de la infraestructura hídrica”.
3. Infraestructura. “Se estima que durante los próximos 15 años se gastarán unos 7,5 billones de dólares en infraestructura de agua en todo el mundo. En los países desarrollados ha habido una inversión claramente insuficiente en reparaciones y puestas al día, en especial en las infraestructuras urbanas, muchas de las cuales se construyeron a finales del siglo XIX y principios del XX. Se considera que la vida útil de estos sistemas oscila entre los 60 y los 80 años. Los escapes de agua constituyen un problema importante en muchas ciudades. En Estados Unidos se pierde cada día entre un 15 y un 25% del agua por fugas en tuberías y conducciones, mientras que Londres pierde 818 millones de litros al día debido a infraestructuras hídricas obsoletas .Las autoridades están tratando de solucionar este problema.
“Por ejemplo, Thames Water (la empresa que gestiona gran parte del agua corriente en Londres) se ha propuesto como objetivo a largo plazo reducir los escapes en un 50% para el año 2035 y mantenerlos a la altura de los de otras ciudades del mundo desarrollado. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental realizó un estudio que identificó la necesidad de invertir 298.000 millones de dólares para mejorar y mantener la red de infraestructuras de aguas residuales y pluviales del país. En São Paulo, la compañía de aguas (cotizada en bolsa) está invirtiendo 4300 millones de reales (1.300 millones de dólares) en el Programa contra la Pérdida de Agua entre 2009 y 2019. Su estrategia consiste en combatir los escapes con la sustitución y reparación de tuberías, el mantenimiento preventivo de contadores de agua y la investigación de fugas invisibles”.
4. Regulación. “Las autoridades públicas y la normativa influyen en gran medida en las pautas de oferta y demanda, y pueden determinar la calidad del agua, el servicio y las tarifas. Las infraestructuras hídricas, y en especial la depuración de agua, han ganado una prioridad súbita en los programas nacionales y locales durante estos últimos años, debido a la influencia de la normativa en estos aspectos de la gestión de los recursos hídricos. Las oportunidades de inversión requieren un análisis exhaustivo de la normativa y de su posible desarrollo en el futuro”.
5. Patrones climáticos cambiantes. El cambio climático y la creciente frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos están acentuando la presión sobre el suministro mundial de agua dulce. “El aumento de las temperaturas, impulsado por el calentamiento global, acelera la fusión del hielo glacial. El agotamiento de este recurso hídrico podría tener efectos catastróficos para los ecosistemas y el abastecimiento de agua dulce. De cara a la segunda mitad de este siglo, se ha pronosticado que las precipitaciones anuales serán hasta un 40% más bajas respecto a los niveles actuales. Se estima que las lluvias estivales serán cada vez más escasas en el hemisferio norte, y que la temperatura subirá durante el verano”.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) avisa de que los veranos podrían ser 6º C más calientes en España y Portugal en el año 2070. Las sequías conllevan un aumento significativo del uso del agua subterránea, especialmente de fuentes agrícolas. En muchas regiones, las aguas freáticas se están utilizando a un ritmo alarmante respecto a su capacidad de reposición. Según la ONU, se prevé que en el año 2030 el mundo afrontará un déficit hídrico del 40% a nivel global. “Las soluciones en las que se están trabajando en la actualidad incluyen la inversión en infraestructuras y tecnologías de mayor eficiencia hídrica, la recuperación de más agua residual y pluvial, y la reducción del agua utilizada para las zonas verdes y el regadío”.