¿Qué está empujando al inversor español a apostar por estrategias relacionadas con el agua?

Agua
Blog del Fotógrafo, Flickr, Creative Commons

Una de las temáticas que más están atrayendo al inversor es la relacionada con el agua. Actualmente hay dos fondos con más de 100 millones en el mercado español vinculados directamente con esta temática: el Pictet Water y el Parvest Aqua Fund. Ambos cuentan este año con la calificación de Blockbuster Funds People.

El primero es un fondo de renta variable global de Pictet AM que invierte la mitad de la cartera en compañías directamente relacionadas con infraestructuras vinculadas al agua, un segmento conservador y defensivo, mientras que la otra mitad está en empresas que proporcionan tecnología o componentes para infraestructuras, más cíclico y de mayor crecimiento. Esto hace que la cartera esté repartida entre distintos sectores, siendo el industrial (47%) el más importante. El 55% de la cartera está invertida en Estados Unidos.

El segundo se trata de un fondo gestionado por Impax AM, gestora global cuya actividad inversora refleja la transición hacia una economía global más sostenible. Hubert Aarts, director general de renta variable y cogestor del equipo estrategias de agua en la entidad, apuesta por cartera de 50 títulos globales diseñada para aprovechar el creciente desequilibrio entre la oferta y la demanda de agua. Al igual que el producto anterior, el sector industrial (con una ponderación en cartera del 55%) y Estados Unidos (con un 52%) son a nivel sectorial y geográfico los que más pesan en la cartera. Ambos están enfocados en empresas de mediana capitalización con estilo blend.

La pregunta es… ¿qué factores están empujando al inversor a apostar por estrategias vinculadas al agua? Según explican desde BNP Paribas AM, las razones son cinco:

1. Factores de crecimiento: población y urbanización. “La  demanda  global  de  agua  seguirá  creciendo  con  rapidez.  Aunque  las  mejoras  tecnológicas  permiten  una  gestión  más  eficiente  de  los  recursos  hídricos,  el   aumento   poblacional   pone   bajo   una   presión   considerable  a  las  reservas  de  agua  potable.  Según  la  ONU,  para  el  año  2050  se  espera  que  la  población  mundial haya crecido de los 7.000 millones actuales a unos 9.000  millones  de  personas,  de  las  cuales  unos  6.000  millones  se  concentrarán  en  zonas  urbanas. Mientras  tanto,  el  volumen  global  de  agua  potable  permanece fijo. Solo un 2,5% del total de 1400 millones de kilómetros cúbicos de agua que hay en la Tierra se considera “dulce”, y un mero 0,025% es agua superficial accesible”.

2. Nivel de vida. “La urbanización creciente y la mayor prosperidad en los países en vías de desarrollo están cambiando los hábitos  de  consumo. Un  nivel  de  vida  más  alto  se  asocia a un rápido crecimiento de la demanda de ropa y productos personales, así como a una dieta más rica en proteínas, todo lo cual aumenta la presión sobre el suministro de agua. La producción de muchos artículos que los urbanitas modernos    dan    por    hechos    requiere    grandes    cantidades  de  agua.  Por  ejemplo,  para  hacer  una  hamburguesa  se  necesitan  2090  litros  de  agua;  una  camiseta  de  algodón  requiere  2950  litros;  un  huevo,  227  litros;  y  una  taza  de  café,  1603.  Satisfacer  este  rápido crecimiento exige un desarrollo importante de la infraestructura hídrica”.

3. Infraestructura. “Se estima que durante los próximos 15 años se gastarán unos  7,5  billones  de  dólares  en  infraestructura  de  agua en todo el mundo. En los países desarrollados ha  habido  una  inversión  claramente  insuficiente  en  reparaciones  y  puestas  al  día,  en  especial  en  las  infraestructuras  urbanas,  muchas  de  las  cuales  se  construyeron  a  finales  del  siglo  XIX  y  principios  del  XX.  Se  considera  que  la  vida  útil  de  estos  sistemas  oscila entre los 60 y los 80 años. Los   escapes   de   agua   constituyen   un   problema   importante   en   muchas   ciudades.   En Estados   Unidos  se  pierde  cada  día  entre  un  15  y  un  25%  del  agua por fugas en tuberías y conducciones, mientras que Londres pierde 818 millones de litros al día debido a infraestructuras hídricas obsoletas .Las  autoridades  están  tratando  de  solucionar  este  problema.

“Por ejemplo, Thames Water (la empresa que gestiona gran parte del agua corriente en Londres) se ha propuesto como objetivo a largo plazo reducir los escapes  en  un  50%  para  el  año  2035  y  mantenerlos  a  la  altura  de  los  de  otras  ciudades  del  mundo  desarrollado.  En Estados  Unidos,  la  Agencia  de  Protección Ambiental realizó un estudio que identificó la necesidad de invertir 298.000 millones de dólares para mejorar y mantener la red de infraestructuras de aguas residuales y pluviales del país. En  São  Paulo,  la  compañía  de  aguas  (cotizada  en  bolsa) está invirtiendo 4300 millones de reales (1.300 millones de dólares) en el Programa contra la Pérdida de Agua entre 2009 y 2019. Su estrategia consiste en combatir los escapes con la sustitución y reparación de tuberías, el mantenimiento preventivo de contadores de agua y la investigación de fugas invisibles”.

4. Regulación. “Las  autoridades  públicas  y  la  normativa  influyen  en  gran  medida  en  las  pautas  de  oferta  y  demanda,  y  pueden determinar la calidad del agua, el servicio y las tarifas. Las infraestructuras hídricas, y en especial la depuración de agua, han ganado una prioridad súbita en los programas nacionales y locales durante estos últimos años, debido a la influencia de la normativa en estos aspectos de la gestión de los recursos hídricos. Las oportunidades de inversión requieren un análisis exhaustivo de la normativa y de su posible desarrollo en el futuro”.

5. Patrones climáticos cambiantes. El  cambio  climático  y  la  creciente  frecuencia  de  los  fenómenos meteorológicos extremos están acentuando la presión sobre el suministro mundial de agua dulce. “El  aumento de las temperaturas, impulsado   por   el  calentamiento  global,  acelera  la  fusión  del  hielo  glacial. El agotamiento de este recurso hídrico podría tener efectos catastróficos para los ecosistemas y el abastecimiento de agua dulce. De  cara  a  la  segunda  mitad  de  este  siglo,  se  ha  pronosticado  que  las  precipitaciones  anuales  serán  hasta  un  40%  más  bajas  respecto  a  los  niveles  actuales.  Se  estima  que  las  lluvias  estivales  serán  cada  vez  más  escasas  en  el  hemisferio  norte,  y  que  la  temperatura  subirá  durante  el  verano”.

El  Grupo  Intergubernamental  de  Expertos  sobre  el  Cambio  Climático (IPCC) avisa de que los veranos podrían ser 6º C más calientes en España y Portugal en el año 2070. Las  sequías  conllevan  un  aumento  significativo  del  uso  del  agua  subterránea,  especialmente  de  fuentes  agrícolas. En muchas regiones, las aguas freáticas se están utilizando a un ritmo alarmante respecto a su capacidad de reposición. Según la ONU, se prevé que en el año 2030 el mundo afrontará un déficit hídrico del 40% a nivel global. “Las  soluciones  en  las  que  se  están  trabajando  en  la  actualidad incluyen la inversión en infraestructuras y tecnologías de mayor eficiencia hídrica, la recuperación de más agua residual y pluvial, y la reducción del agua utilizada para las zonas verdes y el regadío”.