¿Qué es un precio razonable?

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Foto cedida

Nuestra filosofía de inversión se basa en invertir en compañías de alta calidad a un precio razonable. Ambos elementos son fundamentales para que nuestra estrategia funcione. Creemos firmemente en la correlación que existe entre beneficios de las compañías y su revalorización en bolsa en el largo plazo. Nuestra perspectiva es que a largo plazo el retorno que los accionistas obtienen de empresas de alta calidad se debe al crecimiento de los ingresos. Por el contrario, el cambio en los múltiplos de las valoraciones desempeña un papel menor. Uno de los aspectos más evidentes de nuestro estilo de inversión radica en que no nos importa pagar múltiplos que podrían parecer elevados en comparación con el mercado en general. 

Esto se traduce en invertir en compañías que creemos que serán capaces de mantener un crecimiento de los ingresos de manera consistente a lo largo de todo el ciclo económico, con negocios que proporcionen un alto nivel de predictibilidad. Pensamos que a menudo se confunde la idea de pagar más por crecimiento y que normalmente se subestima la diferencia entre crecimiento de calidad y crecimiento menos cierto.

Buscamos rentabilidad que esté originada por un crecimiento de los ingresos que sea sostenible durante muchos años, y no por el encarecimiento de los múltiplos de las valoraciones, que consideramos menos predecibles y un motor no sostenible en el largo plazo. Para nosotros el motor fundamental detrás del crecimiento de los ingresos por acción que buscamos es un ROE estable y alto y, en particular, la capacidad que tenga el equipo gestor de reinvertir ese ROE y su gestión vía crecimiento de los  recursos propios (Return on Incremental Equity). Entendemos el ROE como el combustible necesario de una compañía para el crecimiento de los ingresos. 

Existen dos aspectos del crecimiento de alta calidad relacionados con la definición sobre en qué consiste un precio sostenible que hay que tener en cuenta:

1. Certeza sobre el nivel de crecimiento. Consideramos que los precios que pagamos son conservadores. La cuestión es que un precio solo es conservador si incluye la posibilidad de que las estimaciones de crecimiento futuro de la compañía sean erróneas. Por tanto, buscamos oportunidades de inversión en las que si no hemos acertado en la previsión sobre los ingresos futuros, no nos equivoquemos por mucho.

2. ROE. Los retornos varían de una industria a otra, pero por simplificar nos centraremos solo en los beneficios después de impuestos en relación con el ROE.  En nuestra filosofía de inversión, buscamos un ROE estable o al alza a lo largo del ciclo económico como una cualidad importante de cualquier compañía en la que consideramos invertir. Lo importante aquí es que los beneficios reinvertidos, que se convierten en un incremento de los recursos propios,  también generen un ROE alto.  Esto significa que la compañía tiene aun disponibles oportunidades de las que puede beneficiarse si reinvierte sus beneficios en su propio negocio. En efecto, es la renta generada de los beneficios reinvertidos lo que permite a una empresa  producir valor a través del crecimiento de los ingresos.

Para nosotros es importante aclarar que buscamos bajos niveles de apalancamiento financiero en las empresas en las que invertimos. La deuda puede usarse para aumentar el ROE, pero en el proceso aumenta los costes fijos del negocio y hace incrementar la sensibilidad de los ingresos a cualquier cambio en las condiciones corporativas.

En cuanto a los motores de la rentabilidad, nuestra visión es que las valoraciones deberían reflejar la tasa de crecimiento, la estabilidad y la duración de ese crecimiento junto al nivel de nuestras convicciones que serán alcanzadas. Pensamos que la durabilidad y la estabilidad del crecimiento pueden implicar valor y que dicho valor suele estar infravalorado.