¿Qué es ISR y qué no? La Comisión Europea publica su informe de Taxonomía verde

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Adam Śmigielski, Unsplash

La Comisión Europea acaba de publicar la sección dedicada al clima de su Taxonomía de la UE, un sistema de clasificación dinámica que ayudará tanto a inversores como a empresas a identificar qué actividades económicas son medioambientalmente sostenibles y a cuantificar su impacto positivo. Desarrollada por el Grupo Técnico de Expertos en Finanzas Sostenibles de la Comisión, el sector financiero podrá emplear la herramienta de clasificación de la Taxonomía para dirigir el capital hacia objetivos medioambientales.

En primer lugar, se ha diseñado con el fin de potenciar el crecimiento de la economía limpia mejorando el rendimiento medioambiental de las industrias y fomentando su transición hacia una economía libre de emisiones de carbono. En segundo término, establece los criterios de análisis técnico de aquellas actividades económicas que pudieran realizar una aportación sustancial a alguno de los seis objetivos medioambientales de la UE sin perjudicar al resto.

Los objetivos son múltiples: mitigar el cambio climático; adaptarse al cambio climático; uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos; transición hacia una economía circular, prevención y reciclado de residuos; prevención y control de la contaminación y protección de los ecosistemas saludables.

Al ofrecer un marco coherente y definir un lenguaje común para los productos financieros sostenibles, esta Taxonomía garantiza una transparencia total en lo que respecta a sus objetivos y repercusión, y pretende acabar con el greenwashing, o ecopostureo. Además, permite que los participantes del mercado financiero accedan a la información necesaria para tomar decisiones informadas sobre cómo asignar y cuantificar las inversiones medioambientalmente sostenibles.

Para María Folqué, directora de Análisis de Funds People y editora del libro Inversión sostenible: Historia, desafíos y 10 casos prácticos de ISR, la publicación de la primera fase de la Taxonomía “es un paso más hacia una inversión socialmente responsable más rigurosa y objetiva. Va a venir más regulación y las gestoras tendrán que estar preparadas para adaptarse”.

Por ahora, esta iniciativa está siendo muy bien acogida en el sector. BNP Paribas AM ha sido la primera en reaccionar. Desde la entidad la consideran clave para potenciar las finanzas ecológicas. Helena Viñes Fiestas, responsable adjunta de sostenibilidad, responsable de análisis ESG en BNP Paribas AM y miembro del Grupo de Expertos de la Comisión Europa sobre Finanzas Sostenibles, asegura que “con la publicación de la primera fase de la Taxonomía, relativa al cambio climático, se proporciona transparencia y orientación para que las inversiones futuras puedan encaminarse hacia objetivos sostenibles”.

A su juicio, se trata de algo vital dado que Europa tiene que atraer unos 290.000 millones de euros al año de capital privado destinados a actividades sostenibles para tan solo cumplir con los objetivos relativos al cambio climático. “Tanto los inversores como las empresas y el sector público saldrán beneficiados, y supone todo un hito a la hora de definir los productos financieros ecológicos”, afirma la experta.

De acuerdo con Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM para Iberia y Latinoamérica, "la taxonomía creará un lenguaje común para definir qué es sostenible y qué no. Además, una propuesta de reglamento tratará de divulgar información sobre inversiones sostenibles y riesgos para la sostenibilidad, que integre consideraciones ESG en decisiones de inversión y de asesoramiento de productos financieros e informe a los clientes cómo se cumple. El reglamento delegado de MiFID II incorporará consideraciones ESG en la información precontractual y test de idoneidad", recuerda.

“Todas las instituciones quieren disponer de una oferta en soluciones de inversión ASG, lo que ayuda a reducir el riesgo reputacional. Al respecto, ESMA quiere que el test de idoneidad pregunte al inversor si quiere que se le apliquen estos criterios. Para poder hacer la pregunta la definición de la taxonomía debía de estar definida en 2019. En cualquier caso implica explicitar políticas y productos ASG disponibles y como se integran en los procesos de inversión".

La plena implantación  y el desarrollo de una oferta ASG es un proceso de largo plazo, que requiere fuertes inversiones en sistemas y tecnologías. En este sentido, Rengifo considera que la taxonomía del Green MiFID va a complicar la vida de las entidades si las gestoras tienen que preguntar a sus clientes si quieren criterios ASG en la cartera. "Ahora mismo, todas las entidades están trabajando, si bien la realidad es que hay muy pocas firmas preparadas. Aunque 90% ha firmado los principios de inversión responsable de Naciones Unidas, sólo 10% cuenta con la integración completa".

Puede acceder al informe de la Comisión Europea sobre la Taxonomía de la UE dedicada al clima a través del siguiente enlace.