Qué debe saber sobre la industria de gestión de activos para entender hacia dónde va el negocio en el que trabaja

Chris Willcox (JPMorgan AM)
Foto cedida

La industria de gestión de activos afronta grandes retos. A estas alturas, nadie duda de que muchos de ellos son cambios disruptivos que amenazan con transformarla por completo. La irrupción de la tecnología, el auge de la gestión pasiva, la reducción de márgenes, la mayor presión regulatoria… todos son factores que están condicionando al sector y obligando a las entidades a reaccionar. En la mayoría de las ocasiones, cada una de estas cuestiones se aborda por separado, lo que no permite analizar con claridad la complejidad que dibuja la fotografía completa. De hecho, no es frecuente ver a los máximos responsables de las gestoras analizar públicamente la situación en la que se encuentra el sector. Sin embargo, a veces surge la oportunidad. Es lo que ha ocurrido en el International Media Tour organizado por J.P.Morgan AM en Londres.

Como cada año, la gestora ha llevado a la capital británica a periodistas de todo el mundo, un evento que la firma aprovecha para explicar, a través de sus principales portavoces, su visión sobre la economía y sus perspectivas para los mercados financieros. La gran novedad en esta edición fue la presencia de Chris Willcox, consejero delegado de J.P.Morgan AM, quien por unos días abandonó su oficina en Nueva York para realizar la que quizás es una de las presentaciones más rigurosas e interesantes que se hayan podido escuchar últimamente a un máximo responsable sobre los desafíos que afronta el sector. Todo lo contado por Willcox son cosas que debe saber sobre la industria de gestión de activos para entender hacia dónde va el negocio en el que trabaja.

Su participación en el evento comenzó con una advertencia para el sector. “En fases disruptivas, lo que te ha hecho tener éxito en el pasado podría no servirte para tener éxito en el futuro”, afirma. Dicho de otro modo: las cosas en el sector están cambiando y las recetas del pasado podrían no servir, entre otros motivos porque los retos que afronta la industria son de muy diversa índole y es la conjunción de todos ellos lo que ponen en jaque el negocio futuro de las gestoras. “Todas las industrias afrontan desafíos, pero sobre todo la de gestión de activos, que se encuentra en un punto de inflexión”, subraya Willcox. Esto viene motivado por varios factores. Uno de ellos es el nuevo marco normativo y todo lo que implica para el sector.

“La presión regulatoria está siendo muy intensa. Las gestoras gastan el 5% de sus ingresos en compliance. Por ese motivo, el 83% de los consejeros delegados de las entidades están preocupados por el impacto que la regulación pueda tener en sus negocios”, revela. Según explica, durante muchos años los márgenes para la industria han sido altos pero, ahora, en un entorno de reducción de comisiones, hay espacio para que se compriman más. En la última década, el recorte de tarifas ha sido brutal. “Entre 2007 y 2017, el TER de los fondos activos de renta variable y renta fija americana ha bajado un 18%, pasando de 95 puntos básicos a 78. En la parte de gestión pasiva, ha caído un 47% en los productos de bolsa americana (de 17 puntos básicos a 9), mientras que los de renta fija un 56%, de 16 a 7. Y, en ambos casos, seguirán bajando. Los inversores demandan menos comisiones y más servicio”, indica.

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Willcox se muestra convencido de que la industria de gestión de activos es un sector de crecimiento, en el que el negocio de la gestión activa y gestión pasiva no es un juego de suma cero. “La gestión activa no va a ser reemplazada por la pasiva. Hoy, el sector mantiene un volumen de activos a nivel global por valor de 85 billones de dólares, que es más que el PIB mundial. Sin embargo, las estimaciones de PWC apuntan a que, en 2025, será de 145 billones. La demografía será el gran catalizador para la industria, con China e India a la cabeza. Si eres una gestora de activos grande pero no global no tendrás éxito en el futuro. Debes ser global, pero también contar con un negocio diversificado por clase de activo y centrarte en ofrecer unos resultados excelentes a tus clientes”, señala el consejero delegado. Ello explicaría el hecho de que grandes gestoras americanas estén abriendo oficinas en Asia y ampliando sus capacidades a categorías donde no contaban con producto.

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Para una gestora, eso trae aparejadas varias implicaciones. “Significa, por ejemplo, que debes hacer una racionalización de las aplicaciones tecnológicas. Hoy tenemos 325 apps, frente a las 625 de 2013. También que debes simplificar tu oferta de producto. Nosotros hemos reducido nuestra gama en un 23% en la primera mitad del año, al pasar de ofrecer 550 fondos a cierre de 2017 a 423 a cierre de junio. Existe una sobrecapacidad importante en la industria. Cuando esto ocurre surge una gran proliferación de productos y proliferación significa aparición de productos mediocres. Hay datos que deben hacer reflexionar al sector. Por ejemplo, en estos momentos hay en Europa 3.910 compañías cotizadas y, al mismo tiempo, se comercializan 4.458 fondos de renta variable europea, tanto activos como pasivos”.

A su juicio, en este entorno, las gestoras con escala, que ofrezcan a los inversores soluciones innovadoras, tanto de gestión activa como pasiva, serán las ganadoras. “Los que están en el medio van a sufrir. Eso lo estamos viendo ya. Entre 2012 y 2017, las diez mayores gestoras activas han ganado 0,9 puntos porcentuales de cuota de mercado con respecto al volumen total gestionado por la industria, mientras que las situadas a partir del puesto número 100 también han aumentado su market share (0,6 puntos, concretamente). Sin embargo, las situadas entre el undécimo puesto y el centésimo han perdido 1,5 puntos”, revela. Ese es uno de los principales motivos por los que el sector está inmerso en un proceso de concentración que casi con toda seguridad continuará en el futuro.

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“La gestión de activos es una industria pro-cíclica. La correlación con los mercados financieros en los que invierte es muy alta. Saber cómo ofrecer rentabilidades positivas en periodos de crisis será fundamental de cara a la evolución del negocio de las entidades. La construcción de las carteras será más dinámica y a medida del cliente. En fondos de pensiones, por ejemplo, significará no orientarse por los benchmarks, sino por las necesidades concretas del cliente”, afirma. Si todos estos retos parecen muchos, todavía queda uno más: el de incorporar la tecnología a los procesos de inversión. Y aquí el debate está servido. Hay quien piensa que la inteligencia artificial terminará por reemplazar a los gestores. No es el caso del consejero delegado de J.P.Morgan AM.

“Somos partidarios de apoyarnos en todas las ventajas que nos ofrecen los avances tecnológicos, pero teniendo en cuenta que los ordenadores no pueden hacer el trabajo por si solos. Se necesita la inteligencia humana para discernir qué inversiones son las más adecuadas en cada momento", asevera. Para explicar de la manera más clara posible su opinión al respecto, Willcox pone un ejemplo tan divertido como elocuente. "Las máquinas no son capaces de discernir entre muffins y chihuahuas. Es una industria de seres humanos”, sentencia Willcox. Es la divertida anécdota con la que el consejero delegado de J.P.Morgan AM cerró su repaso por las oportunidades y los retos que afronta el sector.

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