¿Puede la inversión sostenible incrementar la rentabilidad a largo plazo?

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BlackRock

TRIBUNA de Brian Deese, responsable global de inversión sostenible de BlackRock. Comentario patrocinado por BlackRock.

Una de las preguntas más frecuentes a la hora de hablar de inversión sostenible es cómo benefician los criterios ESG (por sus siglas en inglés Enviromental, Social, Governance) a las carteras de los inversores. Debido a esto, es importante destacar la relación directa que existe entre la inversión sostenible y su rentabilidad a largo plazo. Cada vez más inversores reconocen que una mejor comprensión de los criterios ESG contribuye a gestionar mejor el riesgo y a incrementar las rentabilidades a largo plazo. Como ya adelantó nuestro CEO Larry Fink en su carta anual hace unas semanas: "La capacidad de una empresa para gestionar los asuntos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo es indicativa del liderazgo y buen gobierno que resultan tan necesarios para registrar un crecimiento sostenible".

En primer lugar, ¿en qué consiste la inversión sostenible? Este tipo de inversión combina métodos tradicionales e incorpora criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, lo que ayuda a gestionar el riesgo y a aumentar la rentabilidad a largo plazo de la inversión. Por tanto, no se trata de una estrategia secundaria, sino de una que reconoce que las empresas que abordan los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad, suelen ser las que mejor posicionadas están para crecer.

Además, cada vez es más evidente que las empresas que gestionan eficazmente los aspectos relacionados con la sostenibilidad se exponen a un menor nivel de riesgo, y que la gestión de las consideraciones medioambientales fundamentales se asocia con la obtención de unos resultados superiores a lo largo del tiempo.

Tomemos el ejemplo del cambio climático. Ningún inversor puede ignorar la oleada de normas relacionadas con este tema, y el número cada vez mayor de disrupciones, tanto físicas como tecnológicas, que derivan de este reto. Gracias a la mejora de la tecnología, que nos permite recoger y analizar datos sobre los riesgos climáticos, podemos implementar de manera eficiente estrategias de inversión relacionadas con el cambio climático que nos permitan gestionar el riesgo y aumentar la rentabilidad a largo plazo. Por ejemplo, las empresas que más reducen su huella de carbono suelen mostrar un mejor comportamiento en bolsa que el resto, o que las que lo hacen en menor medida. En este caso, una mayor eficiencia en el uso del carbono puede ser una señal de la excelencia operativa de una empresa. Esta mayor eficiencia también puede proteger a estas empresas frente a riesgos normativos. 

A lo largo de la historia, la disponibilidad de los datos y su posterior análisis nos han permitido identificar aquellos factores que impulsaban la rentabilidad de las carteras. Actualmente, esta información también nos permite saber en qué momento los criterios ESG serán útiles para gestionar el riesgo y mejorar la rentabilidad a largo plazo.

En consecuencia, cada vez son más los clientes que solicitan la incorporación de los criterios ESG en sus carteras de inversión.

En este sentido, nuestro trabajo se centra principalmente en cuatro áreas:

  1. Desarrollo de capacidades. Para ser inversores sostenibles, debemos comprender el modo en que estas cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo afectan o no al riesgo y a la rentabilidad a largo plazo de nuestras inversiones. Quedan abiertos interrogantes sobre la causalidad, plazos, disponibilidad y coherencia de los datos relacionados con la sostenibilidad. Por tanto, buscamos en detalle la respuesta a estas cuestiones para ofrecer la fotografía más veraz posible a nuestros clientes.
  2. Integrar los criterios ESG en los procesos de inversión. En BlackRock aprovechamos la tecnología y nuestras sofisticadas capacidades para controlar el riesgo y analizar las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad junto a las consideraciones de inversión tradicionales. La integración de las cuestiones sostenibles en nuestros procesos de inversión que buscan la generación de alfa no es un ejercicio aislado, ya que conlleva un esfuerzo continuo para mantenernos a la vanguardia de los nuevos datos y perspectivas, lo que indudablemente nos convierte en mejores inversores.
  1. Generar soluciones sostenibles. Tenemos la oportunidad de construir soluciones sostenibles, no solo al ofrecer estos productos sino también al ayudar a nuestros clientes a comprender los riesgos y oportunidades que conlleva este modelo de inversión.
  1. Implicar a las empresas para que promuevan prácticas empresariales sostenibles.  Creemos que las empresas que adoptan prácticas sostenibles reconocidas, incluida la gestión de los aspectos medioambientales y sociales en el desarrollo de su actividad, tienen la capacidad de gestionar mejor el riesgo a largo plazo, y de ofrecer las rentabilidades superiores.

En BlackRock nos involucramos a diario con empresas presentes en índices y en carteras que buscan generar alfa, y les alentamos a adoptar prácticas empresariales en consonancia con un comportamiento sostenible a largo plazo.

Nuestro papel consiste en gestionar los activos que nuestros clientes nos confían, la mayoría de los cuales se invierten con objetivos de rentabilidad a largo plazo, como las inversiones para la jubilación.

En la actualidad, nuestros equipos ya brindan este asesoramiento a nuestros clientes, integrando estos criterios en nuestros procesos de inversión y desarrollando las herramientas necesarias que permiten evaluar si una cartera es sostenible o no. La inversión sostenible puede ser un poderoso catalizador de cambios positivos a la hora de hacer negocios, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Nuestra responsabilidad consiste en seguir ofreciendo una visión clara sobre la relación entre los criterios ESG, el riesgo y su comportamiento financiero a largo plazo, para así seguir promoviendo un futuro mejor.