Propuesta de regulación de las gestoras de fondos alternativos: ¿más bien que mal?

Los sectores de private equity y hedge funds se han levantado en armas en respuesta a la reciente propuesta de la Comisión Europea de regulación de las gestoras de inversión alternativa. Habiendo leído las propuestas en detalle, uno no puede evitar sentir que esta reacción tiene más que ver con el modo en que se han presentado más que en las propuestas en sí, muchas de las cuales son bastante sensatas.

En Reino Unido, la mayoría de las gestoras de hedge funds y private equity han estado sujetas a regulación desde finales de los años 80, por lo que en algunos casos han estado operando en una injusta desventaja respecto a sus “primas” europeas, que no tenían que estar reguladas. Las actuales propuestas tendrán el efecto de nivelar el campo de juego y deberían, por tanto, ser bienvenidas. Aquellas que probablemente serán más duramente golpeadas serán las gestoras europeas que requerirán autorización por primera vez.

La propuesta de directiva hace un progreso real sobre el espinoso asunto de la comercialización pan europea de lo fondos no UCITS. La situación actual es que las gestoras de inversión alternativa que deseen comercializar sus fondos en Europa se enfrentan a la perspectiva de investigar los requerimientos locales en cada estado miembro en el que los fondos van a comercializarse y cumplir con ellos en cada uno de los estados. El hecho de facilitar la comercialización en el ámbito pan europeo de los fondos domiciliados en la UE, así como de los fondos de países ajenos a la UE en un plazo de tres años (dos serían mejor) supone dar un gran paso adelante.

Sin embargo, hay una serie de propuestas que necesitan suavizarse o bien ser reformadas para que encajen con las estructuras que actualmente se emplean en los fondos. En particular: El requerimiento de entidades independientes para la valoración y custodia de los activos probablemente llevará a un incremento de los costes para algunos fondos y podría terminar con el rol combinado operador/gestora que es común en Reino Unido. Las propuestas actuales relacionadas con la delegación también parecen impracticables en su forma actual y parecen desafíar la práctica establecida de que una firma de asesoramiento de la UE provea de asesoramiento a una gestora offshore que, a su vez, es la responsable de tomar las decisiones de inversión. Las propuestas del borrador de directiva relacionadas con la comunicación de los niveles de apalancamiento a inversores y reguladores son sensatas en muchos sentidos, pero van demasiado lejos en cuanto a los detalles, que deberían dejarse en manos de los reguladores locales. Las propuestas relacionadas con la adquisición de una participación de control en vehículos cotizados y no cotizados impondrá requerimientos adicionales a las firmas de private equity, pero, a pesar de tener un cierto toque socialista, no parecen ser demasiado onerosas.

La directiva tiene un largo camino por delante antes de poder ser adoptada y sin duda le serán realizados algunos cambios. Sin embargo, como punto de partida las propuestas son sensatas y podrían haber sido mucho peores. Poniéndolo en una balanza, los aspectos positivos superan a los negativos.