Primera reunión del ImpactLab Robeco-FundsPeople (II): Los ODS en el diseño de soluciones de inversión

Impactlab
-

El segundo tema tratado en la primera reunión del ImpactLab fue el uso de los ODS como marco de referencia para diseñar soluciones de inversión.

Ana Rivero explica que en Santander AM “todos los productos que se llaman sostenibles tienen detrás el análisis ASG y el barómetro de metodología propia. Toda la cartera de sus fondos está sometida a nuestro proceso. Eso nos permite dar la garantía de que tanto las acciones, como los bonos o los fondos de terceros en los que se invierte, tienen características de sostenibilidad de acuerdo con nuestro barómetro”. Además, ofrecen soluciones más específicas. “El Santander Equality, invierte en compañías que fomentan la igualdad de género. Nuestra experiencia es que los fondos que están más dirigidos, tienen un recorrido más lento que los más genéricos, porque pueden interesar solo a quienes estén más comprometidos con ese ODS. También tenemos el Santander Sostenible Bonos que invierte exclusivamente en bonos verdes, que resultan más fáciles de entender por su papel en la ayuda en la transición ecológica”. En su opinión, la gama es muy completa “porque hay renta variable, renta fija y mixtos, que es donde prefiere estar el inversor español. Pensamos que a medida que ese mensaje vaya calando, seremos capaces de sacar productos mucho más específicos”.

María Ángeles León reitera que además del Global Social Impact, cuyo objetivo es el ODS número uno, “también vamos a lanzar un fondo para España, porque pensamos que todavía hay mucho por hacer. Estará enfocado en inmigrantes, parados de larga duración, personas en riesgo de exclusión o con discapacidad”.

GAWA Capital acaba de lanzar su cuarto fondo. “Este fondo, Huruma, tiene muchas peculiaridades. Es una muestra del ODS 17, resultado de la alianza entre muchas partes, públicas y privadas. Por una parte está GAWA como gestora de inversión de impacto, que se une al Estado, con Cofides y la Agencia de Cooperación para el Desarrollo (AECID), a la Unión Europea, a la banca privada de CaixaBank, a varias entidades de asesoramiento financiero independiente y a otros inversores institucionales, como aseguradoras europeas. Es un fondo de 120 millones de euros donde el Estado y la UE han invertido 30 millones” apunta Agustín Vitórica. “En esa estructura, 10 millones son para un tramo de primera pérdida que vienen a proteger el retorno del inversor privado. Ese tramo no recibe ninguna remuneración hasta que el inversor privado tenga en su bolsillo un 4% de TIR anual. La AECID entra con una facilidad de deuda junior pari passu, donde cede al privado todo lo que exceda un 2,75% anual. Con esos 30 millones hemos catalizado 90 millones de inversión privada. Un fondo de 120 millones ya es un fondo con escala europea”, destaca. Vitórica detalla que, “adicionalmente, la UE ha puesto por fuera del fondo ocho millones en concepto de asistencia técnica, que es básicamente dinero de donación para implementar mejoras en las empresas invertidas que incrementen el impacto social del fondo. Fue aprobado por el Comité de los Estados por unanimidad. Es un producto con verdadera capacidad transformativa”.

Bankia Fondos contaba con la experiencia de los planes de empleo, pero queríamos hacer algo distinto porque creíamos que era nuestro deber ser un poco más ambiciosos y sofisticados. Allá por 2017 lanzamos Bankia Futuro Sostenible cuando todavía los ODS no eran tan conocidos, pero decidimos apostar por ellos como referente” señala Augusto Caro. “Decidimos lanzar un fondo de activos líquidos, centrándonos en cinco objetivos claros: pobreza y desigualdad, lucha contra el hambre, cambio climático y medioambiente y agua y saneamiento, que correspondían con ocho de los 17 ODS. Nuestra ambición era no solo ofrecer un producto sostenible, sino también poder medir ese impacto, pudiendo comunicar a los partícipes en qué modo sus inversiones impactaban en esos ODS”, añade. Sobre la medición, Caro reconoce que ha supuesto un esfuerzo de aprendizaje. “Nos hemos dado cuenta de que la medición ligada a activos líquidos es más complicada, aunque cada vez las empresas hacen más esfuerzos a la hora de reportar. Eso nos ha permitido elaborar uno de los primeros informes de impacto para el partícipe. Además, nos ha permitido ganar mucha experiencia, cada vez tenemos más capacidad de análisis y por ello hemos podido ampliar la gama. Así se abre el abanico a más activos y permite acceder a un perfil de inversor más amplio. Tras tres años de experiencia con el Bankia Futuro Sostenible y con casi un año del Bankia Mixto Futuro Sostenible, los resultados están siendo buenos”, afirma.

En Arcano también invierten con filosofía de impacto en varias clases de activos. Ricardo Miró-Quesada detalla que “en la estrategia de infraestructuras sostenibles gestionamos fondos que solo hacen infraestructura sostenible como el Arcano Earth Fund mediante el cual y gracias al apoyo de instituciones financieras hemos podido captar 290 millones de euros, canalizando no solo capital institucional, sino también del inversor privado. Luego tenemos otro fondo, el de Impacto Andalucía que canaliza recursos del BEI para proyectos de desarrollo urbano sostenible”. Además, hay nuevos productos en fase de lanzamiento. “Estamos en proceso de captación para un fondo, el Arcano Impact Private Equity Fund, que pretende cubrir el espectro de otros sectores como transición ecológica, salud y bienestar y educación. El capital riesgo puede ser un agente de cambio. Intentamos cubrir distintos ODS con distintos productos. La idea es llegar a tener una gama que sea completamente sostenible”, añade.

Alberto Matellán, de Mapfre Inversión, subraya el carácter multidimensional de su enfoque en el impacto. “Para toda la inversión sostenible de Mapfre nos apoyamos en dos pilares. Por una parte, en una gestora francesa especialista cuya participación compramos hace unos años y por otra, en el apoyo académico que hemos encontrado en expertos de varias universidades, sobre todo de la de Siena”. Sobre la gama de productos, detalla que “hay varios productos, entre ellos el fondo de discapacidad, que es un fondo de renta variable pero que tiene la particularidad de invertir con una metodología específica desarrollada junto a los compañeros franceses para valorar a las compañías en función de su compromiso con la discapacidad. Otro producto ha sido el fondo que ha invertido en el bono emitido por la Comunidad de Madrid para la compra de material sanitario durante la primera parte de la pandemia. Además está el fondo que vamos a montar con Global Social Impact”.

María Ángeles León explica que “Mapfre Inversión, la gestora del grupo asegurador, y Global Social Impact Investments SGIIC (GSI) se han aliado para otorgar financiación a empresas de alto impacto social tanto en mercados frontera como emergentes. Lo harán a través de un fondo abierto de deuda privada, denominado Global Social Impact Fund (GSIF), que pondrá el foco inicialmente en modelos de negocio consolidados del África Subsahariana y se expandirá potencialmente a Latinoamérica. El vehículo pretende alcanzar los 50 millones de euros como primer objetivo, será gestionado por GSI y nace con Santa Comba y Mapfre como principales inversores. Mapfre Inversión asumirá el papel de asesor de inversiones”.

Javier García de Vinuesa, de Robeco, proporciona un dato esperanzador, ya que, “según el informe 2020 Annual Impact Investor Survey del GIIN, ya se han alcanzado los 715.000 millones de dólares en el mercado de inversión de impacto a nivel global. Esto es imparable a nivel mundial”.

García de Vinuesa recalca la importancia que para Robeco tiene colaborar con sus clientes locales en todo lo relacionado con los ODS. Entre diversas experiencias, destaca que “en Sudáfrica, donde la inversión de impacto es más crucial si cabe, llevamos tiempo trabajando con Sanlam Investments, uno de los mayores inversores institucionales del continente africano, con 40.000 millones de dólares bajo gestión y con presencia principal en África, pero también en India y Malasia. Robeco ha llegado a un acuerdo estratégico en sostenibilidad con ellos, brindándoles acceso a toda nuestra experiencia en este campo; Sanlam tiene el compromiso de construir su plataforma de sostenibilidad/impacto en Sudáfrica convirtiéndose en un gestor de activos totalmente vanguardista al poner foco a través de sus inversiones a la consecución de los ODS”, detalla.

Ana Claver, de Robeco, destaca la importancia de una herramienta fundamental para poder invertir con auténtico impacto en compañías cotizadas: “El engagement es clave. Si tienes un buen equipo y una buena conexión con las cotizadas, la influencia puede ser enorme. Por ejemplo, Robeco y la Iglesia Anglicana de Inglaterra fueron capaces de influir en las políticas que Shell aplicaba, hasta que se ha convertido en una de las mejores compañías de su sector. Ahora estamos en una acción de engagement relacionada con la diversidad, a un nivel superior a las compañías”.

Ana Rivero coincide con la importancia de “tener políticas de engagement y que se sepa” y Augusto Caro destaca la relevancia del engagement colectivo.

José Luis Ruiz de Munain, de SpainNAB, insiste en el poder transformador que debe tener la inversión de impacto. “Al final esto es un cambio sistémico en el que todos debemos estar involucrados. Para poner a la persona en el centro, tenemos que ser capaces de generar una cadena de valor que sea capaz de medir el impacto último en las personas, de ahí la importancia del ODS 17. En este sentido un producto muy interesante ha sido el bono social COVID-19 de 1.000 millones de euros emitido por CaixaBank para financiar a pymes y microempresas de las zonas más desfavorecidas de España. En este sentido, para llegar precisamente a esos colectivos más desfavorecidos, desde SpainNAB creemos que hay que tratar estrechamente con entidades sociales y pequeñas empresas presentes en el terreno. Es importante evitar el riesgo de que la inversión de impacto se fragmente”, reflexiona.

El próximo encuentro del ImpactLab se centrará en la medición del impacto.