Previsiones macro (III): ¿Qué esperar de la economía en 2019?

Visión, perspectivas, pronósticos
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Se cierra un año complicado para el inversor, en el que economía y la geopolítica han recuperado su influencia en los mercados. Con los bancos centrales comenzando su retirada, el estado del crecimiento mundial y, por ende, de los beneficios empresariales cobra especial relevancia. Por ello, en esta serie de tres artículos, las gestoras internacionales comparten sus previsiones macroeconómicas para 2019. 

DWS

Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer:

DWS-Kreuzkamp__Stefan_85D1316_Offiziell_Auswahl_MarketingLos principales indicadores económicos se mantienen firmes y por eso es posible prever, para 2019, un crecimiento del 3,6% para la economía mundial, del 1,6% para la eurozona, del 2,4% para los EE.UU. y del 6% para la economía china.

Por otra parte, en DWS no esperamos que en 2019 finalice el ciclo de crecimiento que lleva en marcha desde hace diez años. Sin embargo, existen una serie de riesgos para que el mercado se mantenga alcista como, por ejemplo, el conflicto comercial entre EEUU y China: las recientes caídas bursátiles demuestran lo desesperados que están los mercados por una resolución a esta contienda comercial. Además, otro acontecimiento a tener en cuenta en 2019 es la incertidumbre que produce el Brexit, pues tendrán que renegociarse un total de 759 tratados entre la Unión Europea y el Reino Unido.

Natixis Investment Managers

Dave Lafferty, estratega jefe de mercados:

Lafferty_DaveEsperamos que el crecimiento estadounidense se desacelere el próximo año, pero hasta un más que aceptable 2,0-2,5%. Por el contrario, el crecimiento de la zona euro ya aminoró entre en el primer y tercer trimestre, con la consiguiente rebaja de las expectativas, a lo que hay que sumar las incertidumbres del Brexit. China podría ser la mayor sorpresa macroeconómica, ya que el gobierno va a compensar la desaceleración del crédito y las manufacturas con un amplio paquete de medidas presupuestarias y monetarias.

Creemos que la coyuntura económica mundial en 2019 se caracterizará por una desaceleración desigual liderada por EE. UU., que se aproximará de nuevo a su tasa potencial de crecimiento del PIB a largo plazo. No contemplamos que se produzca una recesión en EE. UU. o mundial durante el próximo año, ya que el consumo se sustenta en las sólidas tendencias del empleo de muchos países, pero no se puede descartar esa posibilidad. Los errores de las autoridades (de Trump, Xi, Powell o May) en esta fase tardía del ciclo podrían agravar la desaceleración y convertirla en algo peor. Ciframos en el 30% la probabilidad de recesión estadounidense o mundial el año próximo. Esta cifra es superior a la mayoría de estimaciones que encontramos, pero sigue siendo una probabilidad de menos de 1 a 3.

Siempre somos reacios a realizar predicciones, aunque reconocemos que es algo inherente a nuestro trabajo. Sin embargo, este año el entorno de mercado hace que sea aún más difícil. Tres de nuestras cuatro referencias favoritas —la trayectoria del crecimiento, el sentimiento del mercado y las valoraciones— emiten señales contradictorias. En el plano del crecimiento, el mensaje es dispar porque el PIB probablemente se desacelere en la mayoría de regiones, aunque se mantendrá en positivo. Así que la dirección (positiva) da apoyo a los activos de riesgo, pero no así la tasa de variación (en desaceleración).

Nordea Asset Management

Witold Bahrke, responsable senior de estrategia macroeconómica:

Witold_Bahrke_printLa economía estadounidense avanza a toda máquina mientras que China sigue ralentizándose, pese a los renovados estímulos fiscales y monetarios.

Las condiciones monetarias, impulsadas por una sólida economía estadounidense, se están tornando demasiado restrictivas para el conjunto de la economía mundial. Por tanto, prevemos que la desaceleración mundial seguirá su curso. En este contexto la renta variable no estaría lejos de tocar techo. 

Los activos de riesgo deberían seguir sufriendo presiones en el primer semestre de 2019, mientras que la segunda mitad del año podría traer consigo cierta tregua para los inversores, puesto que las malas noticias pasarán a ser buenas: los factores favorables para la economía estadounidense deberían desaparecer debido a la intensificación de los riesgos externos, lo que permitirá a la Fed poner en pausa sus medidas de ajuste monetario. 

Pictet Asset Management

Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM:

Luca_Paolini__estratega_jefe_Pictet_AMEn 2019 se moderará el crecimiento, con mayor inflación y peor liquidez.  La guerra comercial está teniendo impacto y el efecto del recorte de impuestos en EEUU puede suponer sólo 0,4% en 2019.  Así que, aunque los próximos meses pueden ser razonables es previsible el final del mercado alcista en 12 a 18 meses.  

La renta variable de EEUU es más vulnerable y es el mejor momento para diversificar en mercados menos cíclicos como Inglaterra o menos correlacionados, como China.  Además el periodo de subida de cíclicas, especialmente tecnología, ha terminado pero defensivas como salud y consumo básico lo pueden seguir haciendo mejor, así como determinados fondos de retorno absoluto.  

En bonos vemos valor en deuda de EE.UU., especialmente a diez años al 3,5%. Pueden ser interesantes bonos ligados a la inflación y haber oportunidades en deuda de países de riesgo político exagerado: México, Italia -tras elecciones europeas- y Turquía.

Schroders

Keith Wade, economista jefe:

Keith_Wade_1La economía mundial sigue expandiéndose, pero existen indicios de que el crecimiento ha alcanzado su punto álgido, en vista de la ralentización de las economías estadounidense, europea y asiática. Creemos que las tensiones comerciales entre EE. UU. y China se mantendrán hasta bien adentrado el próximo año, y el incremento de los aranceles creará un entorno más estanflacionista caracterizado por un menor crecimiento y una mayor inflación. De acuerdo con nuestras previsiones, el crecimiento económico global se ralentizará y se situará en un 2,9% en 2019.

A pesar de la ralentización del crecimiento económico y de la caída de los precios del petróleo, hemos aumentado nuestras previsiones de inflación global hasta el 2,9% para 2019. En cambio, en las economías desarrolladas, hemos rebajado nuestras previsiones de inflación como resultado de las revisiones a la baja para Japón y el Reino Unido.

En cuanto a las decisiones de política monetaria por parte de los bancos centrales, en nuestra opinión, la Reserva Federal estadounidense (Fed) llevará a cabo tres subidas de tipos de interés adicionales, lo que llevará a los tipos de los fondos federales a un nivel máximo del 3% en junio de 2019. Entretanto, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) ponga fin a su programa de compra de activos en enero de 2019 y suba los tipos de interés en septiembre

En lo relativo a divisas, creemos que la combinación de los máximos de los tipos estadounidenses con el inicio de un endurecimiento de las políticas monetarias en el resto de regiones se traducirá en una depreciación del dólar en 2019. Para los mercados emergentes, un dólar más débil podría resultar positivo para sus perspectivas.

UBS Asset Management

Álvaro Cabeza, responsable de desarrollo de negocio en Iberia:

IMG_5207-RETLa opinión de UBS AM es que, en conjunto, sobreponderación en renta variable, junto con posiciones de valor relativo y coberturas en las carteras, es el posicionamiento más adecuado para comenzar 2019.

Esperamos que la volatilidad continúe. Tanto la ralentización del crecimiento global, como el comienzo de políticas monetarias restrictivas y los riesgos geopolíticos, implican retos para el nuevo año, haciendo aconsejable las coberturas en las carteras.

Sin embargo, los indicadores habituales de consumo, inversión y empleo, no alertan sobre una posible recesión, por lo que permanecer invertido será fundamental. Los niveles de inflación permanecerán suficientemente reducidos como para que el ajuste monetario sea gradual, y el precio de muchos activos ya se ha ajustado para poner en precio una perspectiva más incierta.

Es necesario ser selectivo, centrándose en compañías con tendencias seculares de crecimiento, así como diversificar los riesgos entre un amplio rango de factores.

Por último, consideramos que los factores de sostenibilidad continuarán aportando valor a las carteras.