Positivos pero selectivos con los emergentes

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Foto cedida

TRIBUNA deCarla Bergareche, directora general de Schroders para España y Portugal. Comentario patrocinado por Schroders.

Los mercados emergentes fueron los claros ganadores del 2017 después de un periodo de ajustes, especialmente en 2013-2015. En Schroders hemos querido ofrecer una perspectiva más amplia de lo que nos pueden deparar los mercados emergentes en nuestro evento Mercados Emergentes: una visión 360º. De la mano de nuestros expertos, hemos analizado de forma integral estas regiones, desde su situación macroeconómica, pasando luego a la renta variable y acabando con la renta fija.

Un escenario positivo, pero con elementos a vigilar

En lo que respecta al escenario macroeconómico, muchas de las dudas relacionadas con los países emergentes se centran en el posible impacto negativo que puede tener uno de los temas más presentes en la actualidad: una guerra comercial entre China y EE.UU. Varios indicadores nos empujan a pensar que el riesgo de que se produzca una escalada de las tensiones comerciales y un efecto contagio a otros países es limitado. Creemos que la tendencia positiva de crecimiento en los mercados emergentes no se verá excesivamente afectada por las medidas que se han tomado, es más un impacto a nivel sentimiento. En este sentido, muchos países han aprendido la lección que dejó 2013 con el taper tantrum por parte de la Fed, y han acumulado reservas de liquidez para importaciones globales, situándose en una posición mucho mejor que en aquel entonces. Además, la mayoría ha reducido sus necesidades de financiación externa bruta, lo que apoya nuestra visión positiva sobre la región. No obstante, no están exentos de riesgos, y una posible revalorización del dólar podría limitar el crecimiento. La demografía también juega un papel fundamental, y es que no serán los niveles de crecimiento poblacional la clave del éxito económico en estas regiones, sino el nivel de productividad que pueda alcanzar cada país. Para ello, es importante fijar la atención en las reformas estructurales que vayan acometiendo los gobiernos en el largo plazo.

Unas economías cíclicas

Para analizar el mercado de deuda, en Schroders partimos de un análisis fundamental a nivel país que respaldamos con un modelo cuantitativo para intentar predecir los cambios cíclicos en las economías emergentes. Según este modelo, las cosas han mejorado desde 2012, pero sin alcanzar la bonanza que se vivió después de las crisis de los años 80 y 90, cuando los mercados emergentes comenzaron a ser relevantes para el conjunto global de inversores. Particularmente, en este momento creemos que algunos países emergentes se encuentran en camino hacia el comienzo de una recuperación o estabilidad después de una fase de ajuste (se genera una desaceleración profunda por causa de la devaluación de la moneda, la inflación comienza a ceder y el déficit comercial se revierte y los bancos centrales pueden comenzar a bajar tipos de interés y reactivar la economía), aunque no hay aún por parte del mercado una sensación de impulso en el ciclo virtuoso de estas regiones.

Gracias a este análisis cuantitativo, y al resultado de la combinación de los factores mencionados, vemos oportunidades en términos relativos en monedas y en deuda local, donde han tenido lugar ajustes mucho más significativos que en el componente de deuda externa. Estamos en el principio de la recuperación, y creemos que hay valor a pesar de que existen algunos riesgos potenciales a tener en cuenta, como hemos mencionado anteriormente: una apreciación del billete verde, o riesgos políticos, ya que nos encontramos en un periodo claramente electoral para países como Brasil o México. También estaremos atentos a los niveles de liquidez y los tipos de interés. Sin desmerecer estos factores, creemos que los mercados emergentes se encuentran estructuralmente en un buen momento. Las valoraciones de la deuda local son más atractivas; en concreto, estamos positivos con países como México, Brasil, Sudáfrica, Indonesia y Europa del Este.

La importancia de ser selectivos

Gracias a la debilidad del dólar, los inversores pudieron disfrutar de unas valoraciones atractivas en la renta variable emergente en términos absolutos durante el periodo 2016-2017. Creemos que muchas de las tendencias anteriormente mencionadas permanecerán, impulsando el crecimiento de los países emergentes, aunque también será un año más volátil y, por tanto, más difícil para los inversores. El ciclo de retornos se ha ralentizado, y las valoraciones ya han dejado de ser tan baratas, aunque siguen presentando descuento frente a sus homólogos desarrollados.

Parte de este atractivo se produce por el cambio de tendencia en las expectativas de ingresos. Muchas de estas compañías han aprendido la lección de años anteriores y han aplicado una mayor disciplina de capital y eficiencia financiera, aumentando las retribuciones a inversores. La recuperación cíclica a nivel global también contribuye positivamente al impulso de la renta variable emergente. En este escenario vemos oportunidades diversas tanto por países como por sectores: la clave reside en ser selectivos.

Destaca el bloque CE3, que se está viendo beneficiado por la recuperación cíclica de la actividad económica en Europa, sobre todo en Alemania. Por su parte, Rusia tras un periodo de profunda recesión debido al bajo precio del petróleo, está comenzando a repuntar gracias a los efectos positivos en las economías domésticas de unas tasas de inflación y unos tipos de interés bajos. Los títulos del sector bancario y de consumo son alternativas atractivas para capturar rentabilidad en este entorno. 

Otros países están atravesando profundas reformas, como Corea, Brasil, Grecia o Egipto, que han repercutido positivamente en sectores como la banca, las telecomunicaciones y la industria de consumo.

En lo relativo a nuestra exposición por países, estamos positivos con China e India, donde una tendencia al alza en la urbanización y la mejora de la calidad del producto local (lo que a su vez mejora las exportaciones) brinda oportunidades atractivas a través de empresas de la industria de consumo, mientras que las compañías del sector bancario tienen mejores perspectivas en India o Paquistán, donde se parte de una base baja de penetración en préstamos al consumo, y existe recorrido en términos de cuota de mercado.

Asimismo, vemos en las nuevas tecnologías aplicadas a la educación una tendencia de largo plazo que podría ofrecer rentabilidades positivas de aquí a unos años como resultado del auge de la nueva economía (evolución en los patrones de consumo y de aprendizaje, mejora de las cualificaciones y los puestos de trabajo, y proliferación de la población de clase media en gran parte de los países emergentes).