Por qué un crecimiento salarial puede reducir la inflación estadounidense

THEMUDO
Cedida por BlackRock

TRIBUNA de Andre Themudo, responsable de distribución de BlackRock para España. Comentario patrocinado por BlackRock.

En contra de la sabiduría popular, creemos que el crecimiento salarial no necesariamente da lugar a una inflación más alta. De hecho, puede incluso lastrar la inflación a lo largo del tiempo, lo que tiene implicaciones importantes sobre la forma en que debemos valorar la política monetaria actual.

En las últimas semanas se ha producido un aumento de la volatilidad en las diferentes clases de activos e importantes ventas masivas en la mayoría de los activos de riesgo. Es imposible definir el momento exacto en el que el sentimiento del mercado empeoró, pero su inicio podría situarse en la publicación del último informe de empleo de EE.UU., que mostraba un incremento de los salarios por encima de las expectativas del mercado. Como resultado de ello, los comentarios de la Reserva Federal adquirieron un cariz más restrictivo, y algunos miembros de su Comité abogaron por una subida de tipos de mayor calado hasta un nivel muy por encima del considerado neutral.

El crecimiento salarial no genera inflación en la economía actual

En vista de los temores de los responsables de la política monetaria por la posibilidad de que el aumento salarial conduzca a una mayor inflación, el sentimiento empresarial comienza a mostrar un deterioro tras la temporada de resultados del tercer trimestre, impulsado por una creciente presión sobre los márgenes de beneficios que, en gran parte, responde al aumento de los salarios.

Teniendo en cuenta que la Fed parece no haber establecido una fecha para el final de las subidas de tipos y que las empresas señalan el posible final de la expansión de los márgenes, los activos de riesgo han experimentado una fuerte presión a la baja en muy poco tiempo.

Los mercados están expresando que el aumento de salarios está contribuyendo en gran medida a moderar el sobrecalentamiento cíclico del crecimiento y la inflación, de tal forma que el ajuste gradual de la Fed junto con el estrechamiento de los márgenes de beneficios resulta una carga demasiado pesada para el crecimiento.

Paradójicamente, el crecimiento salarial no solo no es inflacionista, sino que puede lastrar tanto el crecimiento como la inflación en la economía actual. De hecho, el aumento de los salarios puede actuar como un obstáculo orgánico para el crecimiento y la inflación en el futuro si las empresas frenan sus planes de expansión debido a los mayores costes. Lo mismo puede decirse del incremento de los tipos de interés, tanto para las empresas como para los consumidores, incluso sin una política monetaria potencialmente perjudicial.

Además de esto, es importante destacar que, si bien el nuevo poder de fijación de precios del mercado laboral puede comprimir los márgenes de beneficios empresariales y, por lo tanto, frenar ligeramente el crecimiento y la inflación, el aumento de los salarios es un acontecimiento positivo para este ciclo y no es algo que los responsables de política monetaria deban intentar atajar.

En realidad, el poder de fijación de precios de una empresa no está impulsado por la trayectoria de los salarios y la necesidad de trasladar esos costes adicionales, sino por las condiciones inherentes que afectan su negocio en general. ¿Es lógico asumir que una empresa solo subiría los precios si se le obligase a pagar salarios más altos a sus empleados? Si esto fuese cierto, implicaría que (siempre y cuando el resto de factores se mantengan intactos) las empresas hasta ahora han optado proactivamente por aceptar una menor rentabilidad sobre los fondos propios al no aumentar los precios cuando era posible: un claro incumplimiento de la responsabilidad fiduciaria de maximizar los beneficios para los accionistas. No cabe duda de que las empresas siempre tratan de maximizar los precios y los beneficios para crear un equilibrio óptimo entre cuota de mercado y márgenes.

Yendo un poco más allá, la subida de los salarios, junto con el incremento de otros costes de producción (transporte, construcción, precios de materias primas, etc.) para las empresas, comienza a lastrar los flujos de efectivo destinados a financiar la inversión en inmovilizado para impulsar el crecimiento futuro. Finalmente, el aumento de estos costes reduce la voluntad de contratar más trabajadores y, a medida que esa dinámica se generaliza, la demanda agregada disminuye, la economía se ralentiza y, en última estancia, la inflación cae. Es por ello que el equilibrio se puede reestablecer con fuerzas del libre mercado y sin la “ayuda” de los legisladores. De hecho, llegados a este punto, nosotros pensamos que los tipos de interés más altos tan solo servirán para recortar los márgenes empresariales aún más y acelerarán un recorte en gastos, concretamente en aquellos sectores más sensibles a los tipos de interés, como lo son la vivienda, coches y pequeños negocios. Exactamente de estos hemos sido testigos en los datos recientes y las valoraciones bursátiles de estos sectores. Los mercados están muy preocupados por el impacto pernicioso que esta amenaza doble pueda tener en los beneficios empresariales y lo que pueda significar para el crecimiento futuro (y la inflación).

El crecimiento salarial y la reducción de los precios de bienes básicos es una cuestión social

Más allá de las implicaciones económicas derivadas del crecimiento salarial, hay beneficios sociales muy potentes que por fin están llegando a los trabajadores estadounidenses, y que la Fed debería intentar prolongar, no abreviar. La combinación de salarios más altos y precios de consumo básico reducidos (liderados por la innovación tecnológica) están preparando el camino para un mayor ahorro familiar justo en un momento en el que las necesidades financieras de un creciente grupo de jubilados llegan a su máximo. Creemos que es muy irónico que tras años de política monetaria expansiva que ha permitido que se disparen las desigualdades sociales, los legisladores estén ahora proactivamente intentando sofocar el comienzo de un crecimiento salarial cuando los indicadores de la economía son positivos.

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